¿Cómo diseñar e implementar rutas de reparación y atención psicosocial a víctimas que no hacen parte del registro oficial debido a la dificultad para reconocerlas y que ellas mismas se autorreconozcan?
Esta pregunta ha acompañado por años a Tatiana Sánchez – investigadora del grupo de investigación del Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar de la Pontificia Universidad Javeriana–. Y, en ese contexto, ha especificado su mirada académica en la situación de los niños y niñas que nacieron como resultado de violencias sexuales en el marco del conflicto armado; incluso, fue el tema de su tesis doctoral que realizó en Universidad de Essex, Inglaterra.
En su recorrido por el Instituto Pensar, Sánchez ha desarrollado diferentes proyectos de investigación con comunidades del norte del Cauca que han servido como insumos valiosos para alimentar la política pública y la gestión gubernamental de atención a este tipo de víctimas.
Sus trabajos académicos contribuyen a la superación del limbo en el que se pueden encontrar estas víctimas que no se nombran ni identifican para que pasen a un autorreconocimiento y de allí exijan la ruta de atención especializada para afrontar sus situaciones particulares de vulneración de derechos.
“Aunque Colombia fue el primer país en el mundo en reconocer a estas personas como víctimas de la guerra — con la Ley de Víctimas en 2011—, más de diez años después no ha sido posible avanzar mucho en términos de su acceso efectivo a la reparación. Solo hay alrededor de 900 personas incluidas en el Registro Único de Víctimas y, de esas, tan solo sesenta han recibido una medida de compensación”, contrasta Sánchez.
A la fecha se reconocen alrededor de 35.429 víctimas del conflicto armado colombiano por causa de las violencias sexuales.
Debido al desconocimiento que se tiene sobre esta población, ha sido difícil la respuesta del Sistema de Justicia Transicional.
La investigadora también ha explorado rutas que el Estado puede tomar para atender adecuadamente a esta población. En este marco se encuentra la iniciativa de consolidar un acuerdo de trabajo colaborativo con la Unidad para la Atención y la Reparación Integral a las Víctimas – UARIV —que permita trazar escenarios de confianza entre las comunidades, las investigadoras y el Estado para reparar las huellas con las que habitan luego del conflicto armado. En eso se ha avanzado en las comunidades con las que ha trabajado Sánchez.
Un acuerdo para atender el problema
Desde abril de 2022, la Universidad Javeriana suscribió un convenio —a través de una carta de entendimiento —con la UARIV con el propósito de colaborar en el diseño e implementación de medidas para la reparación de niños y niñas que han nacido como resultado de violencias sexuales cometidas en el marco del conflicto armado en Colombia.
El objetivo es promover, en primer lugar, la posibilidad de compartir información entre las instituciones respetando y salvaguardando la integridad y seguridad de las participantes del proyecto. De otro lado, la construcción colaborativa de metodologías y generación de conocimiento — no solo de estas dos entidades — sino con las comunidades con las que se trabaja. Por último, sumar esfuerzos para lograr una difusión amplificada que facilite dar a conocer las rutas de atención a este grupo de víctimas del conflicto armado.
Entre las acciones adelantadas, y en el marco del proyecto Memorias invisibles del conflicto armado: niños y niñas nacidas como resultado de violencias sexuales en el marco del conflicto en Colombia, financiado por la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad Javeriana, desarrollan —junto con la UARIV —encuentros con mujeres del norte del Cauca, cuyos hijos e hijas nacieron como resultado de las violencias que han vivido.
Estos espacios, que se realizan a puerta cerrada para generar mayor confianza y proteger la seguridad de las mujeres y de sus hijos e hijas, busca identificar los diferentes momentos en que se encuentran cada uno de los casos en términos del acceso a la reparación y, también, para generar conversaciones que promuevan el diseño de lineamientos de atención psicosocial que más adelante pueda implementar de manera asertiva la UARIV.
En la actualidad, este acuerdo ha llevado a la visita de ambas instituciones a diferentes regiones del país para dialogar con las comunidades afectadas y explorar rutas de atención que promuevan su reparación de manera diferencial y efectiva.