Astrid Liliana Sánchez-Mejía, Vicerrectora de Investigación de la Pontificia Universidad Javeriana, reflexiona a partir de los postulados de la UNESCO sobre la necesidad de un nuevo contrato social para la educación, centrado en la justicia social y la sostenibilidad. Además, retoma las ideas del texto “La universidad en la encrucijada”, del padre Gerardo Remolina S.J., donde se subraya que la universidad del siglo XXI debe formar talento capaz de generar conocimiento e imaginar futuros posibles para transformar la sociedad.
Categoría: Editorial
La creación revela múltiples expresiones, manifestaciones y prácticas que trascienden las disciplinas artísticas y enriquecen el diálogo académico.
Con su conocimiento y trayectoria, investigadores, innovadores, emprendedores y creativos de la Pontificia Universidad Javeriana aportan a las necesidades que se sienten en todo el territorio nacional en relación con la COVID-19.
Más allá de la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y la convocatoria a la Misión Internacional de Sabios, Colombia debe tomar decisiones de fondo, como el aumento presupuestal, para generar una verdadera cultura basada en el conocimiento y la innovación científicos.
A lo largo del año 2011 la Pontificia Universidad Javeriana desarrolló, tanto en la sede central de Bogotá como en la seccional de Cali, diversas actividades en orden a la autoevaluación que habría de conducirnos a la renovación de la Acreditación Institucional de Alta Calidad.
Las discusiones filosóficas en torno a la educación son importantes y son necesarias. Pero también es verdad que en ocasiones resultan insuficientes. Son iluminadoras porque aportan luz en medio de la oscuridad conceptual de la Realpolitik, aunque no por ello lo resuelven todo.
Junto con el entusiasmo colectivo del Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010, nos llegan los mensajes del Bicentenario. Van apareciendo logos oficiales y publicaciones que de manera insistente nos lo recuerdan: hace 200 años nos independizamos de España, hay que recordarlo, hay que hablar de eso, hay que celebrarlo.
Todos compartimos un imperativo contemporáneo sobre nuestra sociedad. Aunque es impuesto de una forma global, generalmente es aceptado desde nuestra realidad local: nos corresponde constituirnos en una sociedad del conocimiento