La biodiversidad, o diversidad biológica, es la abundancia de distintas formas de vida (desde los genes, pasando por las especies, hasta los ecosistemas) que, en sus complejas pero armoniosas interacciones, permiten que cada especie, incluido el hombre, satisfaga sus necesidades básicas y logre sobrevivir en la Tierra. Con respecto a este asunto, nuestro país goza de una posición privilegiada. Según Conservación Internacional, Colombia es el tercer país con mayor biodiversidad en el mundo, después de Brasil e Indonesia, y el país con mayor número de especies de aves y anfibios.
Sin embargo, la biodiversidad está disminuyendo, sin que los científicos hayan tenido la oportunidad de conocer muchos de los diferentes tipos de especies de flora y fauna que albergan nuestras selvas, ni podido estudiar aquellas plantas exuberantes que posiblemente albergan el secreto de la cura para gran cantidad de enfermedades.
Y no sólo está en crisis la diversidad biológica,también lo está la diversidad étnica.
Debido a su escasa población, a las dificultades de comunicación por la diferencia de lenguas, a la fragilidad de sus actividades económicas y a su aislamiento, las comunidades que habitan nuestras selvas, aquellas que poseen un conocimiento ancestral sobre el cuidado y aprovechamiento de su delicado y valioso hábitat, se encuentran en una situación muy vulnerable.
Durante los años 2002 a 2006,un grupo de investigadores del Departamento de Biología de la Universidad Javeriana, desarrolló varios estudios con una comunidad indígena y su entorno, en el curso de la investigación “Comparación de la artropofauna y vegetación asociada a tres unidades de paisaje de la comunidad Monilla Amena, haciendo énfasis en el análisis de mariposas, coleópteros coprófagos y hormigas”.
Ganancia de parte y parte
Por medio de uno de estos estudios, “Plantas útiles para la elaboración de artesanías de la comunidad Monifue Amena”, Camilo Cadena y sus colaboradores evidenciaron una utilización racional de la flora por parte de los indígenas. Por ejemplo, existe una palma con cuyas hojas fabrican techos, pero que no deben cortarse sino hasta que la planta tenga la edad adecuada, de lo contrario terminaría por extinguirse. Esto lo conocen y respetan todos los nativos, infortunadamente no ocurre lo mismo con los mestizos. Los investigadores hicieron un inventario detallado de las plantas y del uso que se les da, encontrando que la mayoría están relacionadas con actividades culturales y de subsistencia. “El trabajo aporta el inventario inicial para cualquier labor de aprovechamiento adecuado”, explicó a Pesquisa Giovanny Fagua, principal investigador del estudio. Así, uno de sus resultados son las recomendaciones a la comunidad para que controle de manera sostenible el aprovechamiento de los recursos a fin de evitar su sobreexplotación.
Y es que tal como lo resume Fagua, “el trabajo en la comunidad ha sido un diálogo de saberes donde de parte y parte hay ganancia”. Y agrega, “más importante aun que inventariar los seres que habitan un sitio, o reconocer los tipos de vegetación de un área, lo que impulsa al investigador es el deseo de interpretar lo que cuentan las plantas y animales de la riqueza potencial de un área o de su historia en el tiempo y, sobretodo, conocer la principal de nuestras riquezas: nuestra gente, y nuestras múltiples culturas”.
La comunidad Monifue Amena se encuentra en el resguardo Ticuna-Huitoto, junto con otras comunidades indígenas, a 13 kilómetros de la ciudad de Leticia, Amazonas. Está conformada por un centenar de personas y, aunque ocupa alrededor de 712 hectáreas, corre el peligro permanente de perder su tierra si el grupo se reduce. Desde un punto de vista político, a la hora de tomar decisiones, menos personas representan menos votos frente a las otras comunidades del resguardo y del municipio.
El grupo de investigadores logró el levantamiento de un mapa georeferenciado y detallado de los linderos de la comunidad, algo supremamente valioso ya que es una herramienta legal para defender sus predios y para obtener ayudas gubernamentales. Apoyados en parte por ese mapa, obtuvieron fondos para adecuar una carretera, pero una comunidad vecina terminó por apoderarse del proyecto mediante maniobras políticas y argumentando su mayor tamaño.
El proyecto de la Universidad Javeriana fue inscrito ante Corpoamazonia y aprobado como actividad investigativa mediante una resolución vigente hasta 2005.
Durante este periodo, se definió con la comunidad el trabajo cooperativo en tres campos:
La exploración y comparación de la artropofauna y vegetación del área de la comunidad, la creación de un programa para que allí los estudiantes de la carrera de Biología realicen pasantías o trabajos de grado, y la realización de proyectos conjuntos para el aprovechamiento adecuado de sus recursos naturales.
Como resultado de las prácticas, comenta Fagua, se han escrito, a la fecha, cuatro artículos científicos consagrados al área, que han sido publicados en revistas nacionales e internacionales. Adicionalmente, el material biológico, obtenido y conservado en las colecciones biológicas del Museo Javeriano de Historia Natural, ha servido para evidenciar nuevos registros de fauna en el país y para describir otras especies de artrópodos (bichos con cubierta externa dura, como arañas, ciempiés e insectos).
Este trabajo exploratorio ha puesto en evidencia la enorme riqueza biológica del área de la comunidad Monifue Amena, el segundo sitio con mayor número de especies de hormigas en el mundo. Y dado que las hormigas son un referente de la biodiversidad, podemos suponer que esta abundancia es extensiva a toda la flora y fauna del lugar, agrega Fagua.
Los Monifue Amena basan su sustento en la actividad agrícola, la caza y el etnoecoturismo, incluida la venta de artesanías. Otro de los proyectos propuestos fue la creación de un mariposario que favoreciera el atractivo de la reserva como foco turístico. Los investigadores hicieron un inventario de las mariposas existentes y mostraron cuáles se podían aprovechar, enseñándole a la comunidad cómo cultivar larvas para reducir la mortalidad natural.
Desafortunadamente, al igual que con el proyecto del mariposario, otros estudios y planes quedaron apenas iniciados debido a la finalización de la vigencia del permiso de investigación —entre ellos, el cultivo específico de algunos frutales muy particulares del área y con gran potencial de mercado, la realización de un libro-cartilla que recogiese, en Huitoto, los mitos que maneja la comunidad, y la venta en Bogotá, sin intermediarios, de sus productos artesanales.
Tal como comentó Fagua a Pesquisa, el permiso no fue renovado y Corpoamazonia solicitó iniciar nuevamente su trámite. “Dado que el primero demoró más de dos años en ser aprobado, esta respuesta equivalía a que simplemente debíamos terminar nuestras actividades”.
De esta forma se rompe una relación prodigiosa entre investigadores y comunidades con la cual los propósitos de trabajo se plantean como fruto del acopio del conocimiento obtenido por la exploración biológica, y el acumulado que tienen los habitantes de su ambiente, de su entorno, de sus especies y de la manera de utilizarlas sin destruirlas.
Para leer más…
+Cadena Vargas, C; Díazgranados Cadelo, M.; Bernal Malagón, H. (2007). “Plantas útiles para la elaboración de artesanías de la comunidad indígena Monifue Amena (Amazonas, Colombia)”. En revista Universitas Scientiarum. Edición especial, vol. 12, enero-junio 2007, págs. 97-116.+Noriega, Jorge Ari; Botero, Juan Pablo; Viola, Marcelo; Fagua, Giovanny. (2007). “Dinámica estacional de la estructura trófica de un ensamblaje de Coleóptera en la Amazonia Colombiana”. En Revista Colombiana de Entomología 33 (2): 157-164.