Desde su misión orientada al bien común, la Pontificia Universidad Javeriana entiende que su aporte a la sociedad va más allá de formar profesionales o producir un conocimiento abstracto. Su verdadero impacto emerge cuando el saber académico entra en diálogo con el Estado, las empresas y las comunidades. Solo en ese encuentro, la investigación universitaria deja de ser un ejercicio endogámico para convertirse en un agente que interviene activamente en las urgencias más profundas del país.
Bajo esa convicción, la universidad trabaja por fortalecer los vínculos entre sectores que operan con lógicas distintas, pero que comparten una misma meta: construir un país más justo y sostenible. El reto consiste en traducir la ciencia en acción creando lenguajes comunes y generando confianza entre actores que históricamente han estado no solo separados sino muchas veces contrapuestos.
Como lo explica Fanny Almario, directora de Innovación de la Javeriana: “Para lograr ese proceso de transferencia y apropiación, se requiere que aquellos que tienen necesidades conozcan lo que genera la academia y puedan utilizar ese conocimiento para generar soluciones y oportunidades, un proceso complejo, pero vital”.
El reto para la universidad es sostener ese puente. Un desafío que, en la Javeriana, asume la Vicerrectoría de Investigación a través de su Dirección de Innovación, desde donde se diseñan estrategias para dar movimiento a la triple hélice —Universidad, Estado y empresa—. Su labor consiste en crear espacios donde se identifiquen problemáticas comunes, se exploren alianzas y los resultados de la investigación se transformen en herramientas que fortalezcan el bienestar colectivo.
Andrea García, profesional de Innovación Social de la Dirección de Innovación, lo ejemplifica así: “Nuestro papel es acompañar y fortalecer la tecnología a lo largo de toda la ruta de transferencia. Eso implica apoyar el desarrollo del modelo de negocio, acompañar los procesos de propiedad intelectual, proteger la tecnología mediante el mecanismo más adecuado y asegurar que todo esto se cumpla. También, buscamos aliados estratégicos, fortalecemos la relación con ellos y exploramos fuentes de financiamiento que impulsen el proceso”.
La innovación como lenguaje común

Las alianzas entre la universidad, la empresa y el Estado no nacen de un día para otro. Se tejen con paciencia, a partir de la confianza, del reconocimiento de las diferencias y de la búsqueda de propósitos compartidos. Cada sector habla su propio idioma, la academia, el de la evidencia; la empresa, el de la eficiencia; el Estado, el de la gestión pública. Pero cuando logran escucharse, surge un nuevo lenguaje: el de la innovación.
Para las empresas, la universidad es un socio confiable que aporta conocimiento especializado; para las instituciones públicas, una fuente de evidencia que respalda la formulación de políticas, y para los investigadores, un espacio en el que se materializa la relevancia de su trabajo. La colaboración entre estos actores configura una red dinámica que impulsa la competitividad, la sostenibilidad y el desarrollo.
Así resume Almario la tarea desde la academia: “tenemos una gran responsabilidad con su gente, con sus empresas, con las organizaciones del Estado y con las comunidades. Una forma de abordarla es generando conocimiento de alto valor agregado, en el que se confía porque proviene de la rigurosidad académica”.
Ecosistemas que aprenden y cooperan
Como se ha mencionado anteriormente, el trabajo de la Dirección de Innovación no se limita a acompañar proyectos individuales, sino que construye ecosistemas de aprendizaje y cooperación. Uno de los pilares son los espacios de encuentro y formación, como el Día P, dedicado a la divulgación y valoración de la propiedad intelectual dentro y fuera de la academia. Este evento sensibiliza a los investigadores sobre la importancia de proteger y transferir los resultados de su trabajo, al tiempo que conecta a la comunidad universitaria con actores del ecosistema nacional de innovación.

A estos esfuerzos se suman convocatorias como Desafíos Compartidos Universidad-Empresa, orientada a promover alianzas entre empresas del sector productivo y profesores de planta de la Universidad para resolver retos o necesidades sociales y empresariales; y Prueba de Concepto, que financia el desarrollo de prototipos o productos mínimos viables. Estas iniciativas permiten madurar tecnologías en distintas etapas y de esa manera, fortalecer su llegada al mercado o a las comunidades. “Siempre estamos atentos a los profesores que tengan resultados de investigación con potencial de transferencia o interés fuera de la academia, ya sea en la sociedad o en el mercado”, afirma García.
Sumado a lo anterior, desde la Dirección de Innovación se organizan ruedas de negocio o espacios de diálogo como EncuentraTech evento en el cual se presentaron capacidades de laboratorios, tecnologías en desarrollo y servicios especializados, mientras empresas y ONG compartieron retos en salud, educación, ambiente y gestión pública. En tanto, en el Open Innovation & Investor Summit constituyó una plataforma de talla continental para vincular emprendimientos, tecnologías universitarias, empresas e inversores con miras al escalamiento, cofinanciación y comercialización de desarrollos innovadores.
Cada proyecto representa una oportunidad para que el conocimiento académico dialogue con los desafíos del país. Como concluye Almario, “Tenemos una gran responsabilidad con Colombia. Desde la academia generamos conocimiento riguroso y lo ponemos al servicio de soluciones colectivas. Somos una universidad en salida, abierta a colaborar con todo tipo de empresas para identificar necesidades y contribuir al desarrollo del país”. En esta visión, la Universidad Javeriana reafirma su compromiso con el país, al hacer del conocimiento una herramienta para construir futuro compartido.



