Pocas experiencias son tan desafiantes y satisfactorias en la vida de una persona como tener a su cargo la crianza y el bienestar de un niño o una niña. La mayoría de las veces, el asombro frente al desborde de creatividad, curiosidad y energía que se encuentran condensados en esos pequeños seres contrasta con el sentimiento constante y creciente de desconcierto y de miedo frente a todo lo que se ignora sobre la mejor manera de criarlos.
De repente, actividades tan cotidianas como la alimentación, la limpieza de la casa, los paseos, las salidas al parque o, incluso, el mercado de la semana se convierten en retos constantes en los que no basta con tener buenas intenciones y, en cambio, parece que cada decisión adquiere un carácter trascendente.
Sin embargo, entre todas las cosas importantes y determinantes durante los primeros años de la vida de una persona, una de las más relevantes es garantizarle una correcta alimentación. De hecho, se ha comprobado que el rango entre los tres y los cinco años de edad es particularmente importante para su crecimiento y desarrollo, ya que en este periodo los niños se encuentran influenciados en gran medida por factores genéticos y ambientales, en los que la nutrición juega una función primordial.
Esto quiere decir que las decisiones que se tomen y la educación que se le dé al niño durante este periodo de su vida tendrán repercusiones insospechadas en su conducta, en sus modos de consumo y en su desarrollo físico y mental a corto y largo plazos.
No obstante, los adultos que deseen aprender acerca de los alimentos y las porciones adecuadas para el buen desarrollo de los niños que estén en este rango de edad se encuentran, por lo general, frente a información demasiado especializada, a datos desactualizados o, sencillamente, a manuales que están adaptados para otros contextos y que se valen de alimentos que no son fáciles de conseguir.
Con el objetivo de cubrir esta brecha y de contribuir con la buena alimentación de niños y niñas entre los tres y los cinco años, las investigadoras javerianas Gilma Olaya Herrera y María Fernanda Buitrago Rodríguez elaboraron una guía de alimentos adaptada al contexto colombiano, que es al mismo tiempo precisa, ilustrativa, clara, versátil y amigable para los padres, cuidadores y profesionales de la salud que se interesen por este tema.
El libro se titula Porciones de alimentos recomendados para niños de tres a cinco años de edad, y fue publicado por la Editorial Pontifica Universidad Javeriana. En él sus autoras buscan promover una alimentación balanceada que tenga en cuenta los requisitos de energía y nutrientes necesarios (proteína, grasa, carbohidratos, vitaminas y minerales) que exigen el crecimiento, la actividad física, el desarrollo motor y cognitivo, así como el desarrollo del sistema inmune de los infantes para tener condiciones óptimas de salud.
A lo largo de siete capítulos, divididos, para mayor claridad, por grupos alimenticios, se da forma a una obra que, además de poseer un alto valor informativo, cuenta con ilustraciones llenas de guayabas, lulos, auyamas, zapallos, huevos en todas sus presentaciones, lentejas, garbanzos, pan de maíz, papas de todos los tipos y una lista extensa y variopinta de alimentos que son en sí mismos un reflejo de la riqueza de nuestro territorio.
Así, este libro mezcla la teoría con la práctica, mediante la recomendación de porciones de alimentos disponibles en plazas y mercados locales, y que pueden ser incluidos en las diversas comidas del día, dependiendo de las necesidades de cada menor y de los tiempos de alimentación.
Más que un manual de consulta para especialistas, esta obra recuerda a esos libros de las abuelas, llenos de comidas apetitosas, recetas exóticas y buenos momentos. Y, como ellos, también es la excusa perfecta para que la alimentación de los niños y niñas pase de ser un momento de angustias y dudas a convertirse en una experiencia que permita crear nuevas memorias y que sirva para compartir, aprender, enseñar y disfrutar saludablemente.