Siempre me he preguntado, con algo de curiosidad y admiración, cómo hacen los investigadores para elegir los temas que ocupan su atención, en los cuales invierten sus recursos y a los que consagran su tiempo —incluido, en muchos casos, el tiempo de su vida privada.
Es probable que algunos digan que en realidad ellos no han elegido sus temas de investigación, sino que esos temas han sido los que los han ido persiguiendo y acosando intelectualmente hasta encontrarlos.
Otros podrán responder que su investigación en realidad no es más que la continuación, en el tiempo presente, del trabajo de otros que los han precedido, que investigar y hacer ciencia es algo así como subirse en un tren que ya está en marcha: no se elige su destino, pero hay confianza en que habrá de llegar a alguna parte.
Por muy descriptivas que sean estas respuestas, la verdad es que nunca me han dejado satisfecho. Evidentemente nadie investiga por fuera del contexto social o al margen del desarrollo científico que marca sus horizontes cognitivos.
Toda investigación se realiza dentro de un contexto social que, por supuesto, incluye los conocimientos que la misma sociedad ha producido o requiere producir. Sin embargo, ¿cuáles son los factores realmente determinantes a la hora de elegir un tema de investigación?
Algunos opinan que mientras en la llamada investigación aplicada los temas son elegidos a partir de las necesidades sociales y ambientales, es decir, desde los desafíos del desarrollo tecnológico y del perfeccionamiento de las instituciones sociales y políticas, en la investigación de punta, esa que hace avanzar el conocimiento por sí mismo y que tiene mayores pretensiones de universalidad, los temas están ahí, en la frontera siempre móvil del conocimiento, donde este último se enfrenta de manera aguerrida a la ignorancia hasta derrotarla, al menos parcialmente.
Aunque, si se presta atención al panorama nacional se percibe con preocupación que en muchos casos la posibilidad de elegir proyectos y temas de investigación pertinentes está siendo cada vez más limitada por factores totalmente ajenos a la perspectiva científica.
En Colombia, a pesar de los éxitos de la seguridad democrática, crece el número de regiones y territorios en los que cada vez es más peligroso ir a investigar, a producir conocimiento para construir un mejor país.
Se incrementan los territorios en los que hay veda investigativa por el hecho de que esta no favorece los intereses de los señores de la guerra, no le hace el juego a las prácticas de los corruptos o porque desenmascara a quienes se benefician con la contaminación y destrucción de los recursos naturales.
Grupos armados con pretensiones de dominio territorial, bandas criminales que controlan el acceso a “sus” territorios, terratenientes corruptos que no quieren ni admiten la crítica de investigadores que miran más allá de intereses particulares: todo ello está haciendo que en Colombia cada día resulte más difícil y arriesgado investigar.
El cobarde asesinato de cuatro jóvenes estudiantes universitarios en nuestra costa Caribe se suma a otros preocupantes indicios según los cuales en vastos sectores de Colombia la investigación y el conocimiento son percibidos como amenaza. Por algo será. Es triste reconocerlo, pero quizás por eso esté aumentando el número de los que, al ser interrogados sobre cómo eligen sus temas de investigación, tienen que decir que no investigan lo que quieren, sino lo que otros, con armas en las manos, les permiten investigar.
1 comentario
Por primera vez tuve el agrado de disponer y leer muy detenidamente su publicación “Pesquisa” no. 15 de marzo-mayo 2011. Me identifiqué con esta publicación de carácter científico que muestra algunas de las importantes investigaciones que adelanta la Universidad Javeriana, con su calificado personales docente, de investigadores y científicos. El lenguaje es acertado, sencillo, sin perder la profundidad del tema, claro y entendible y, especialmente, motivador para entender que la investigación no es del otro mundo, para personas especiales; que son las observaciones cotidianas, pero hechas con disciplina las que nos conducen a soluciones como las que ustedes presentan. Los felicito, ojalá no se trunque y se pueda seguir divulgando.