Cuidar. Cuidar nace del alma. Cuidamos y necesitamos que nos cuiden. Ese verbo tan común es definido por la psicóloga e investigadora Cecilia de Santacruz como una función humana, tanto para hombres como para mujeres, que está presente en cualquier ámbito de nuestras vidas y en todo momento. No necesitamos tener a alguien enfermo para ejercer esta función. Cuidamos todo el día… cuando cruzamos la calle, cuando salimos de paseo, cuando estamos en una reunión de trabajo, cuando cocinamos o hacemos deporte.
Es un concepto en el que el respeto por el otro, la conciencia sobre la importancia de cuidarlo y la de cuidarnos son la clave. Es construir la salud mental del ciudadano desde que somos niños. Para que de adultos entendamos la palabra ‘cuidar’.
Y a partir de ese verbo tan sencillo, un programa que ejecutó la Pontificia Universidad Javeriana con el Hospital Universitario San Ignacio (HUSI), apoyado por Colciencias, dio lugar a 46 proyectos de investigación enmarcados en la atención primaria en salud mental (APS), buscando reducir el impacto de los trastornos mentales en quienes los sufren ―los pacientes, su familia, el entorno cercano y la sociedad que con frecuencia los estigmatiza y excluye―, pero también para promocionar la salud mental en su sentido más llano.
“Para nosotros, los problemas de la salud mental no son las enfermedades”, afirma, categórica, la profesora Santacruz, quien actuó como gerente del gran proyecto, “las enfermedades son los trastornos mentales. Los problemas de salud mental son las relaciones que no son cuidadosas, que son de explotación, violentas, que no facilitan las condiciones de vida para todos. Esos son los problemas de salud mental”.
Con esa mirada, y muchos años de experiencia investigando, se reunieron psiquiatras, psicólogos, geriatras, pedagogos y comunicadores, entre otros profesionales, para definir diferentes estrategias de actuación que abarcaran todo el campo de la salud mental, concebido en su definición más amplia, que incluye la salud, los problemas, los trastornos, las resistencias y las acomodaciones, todo ello resumido en cinco áreas de trabajo (ver infografía).

Desde lo preconcebido hasta lo novedoso
Tanto para las personas de la tercera edad, aquellas con alguna discapacidad, las que padecen un trastorno mental o bien aquellas que experimentan un sufrimiento provocado por un accidente de trabajo, los investigadores diseñaron intervenciones y herramientas clínicas, algunas a partir de sofisticadas técnicas ―clínicas, neurocognoscitivas y genéticas―, pero que se pueden utilizar en cualquier nivel de atención del sistema de salud. En esta línea, han avanzado en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de las demencias, como es el caso de la enfermedad de Alzhéimer, el trastorno afectivo bipolar, las secuelas neuropsiquiátricas del trauma craneoencefálico o la demencia frontotemporal.
También estructuraron o evaluaron modalidades de intervención, entre ellas, atención domiciliaria de psicogeriatría, modelo de apoyo a personas de la tercera edad que viven solas, y contemplaron dentro de sus estudios los comportamientos de conductores de automóviles y motocicletas, relacionados con el consumo de alcohol.
Con la misma dedicación trabajaron junto a quienes están al lado de las personas con trastornos mentales: los cuidadores. Porque con esta categoría el espectro se amplía a 360 grados, ya que generalmente se trata de los miembros de la familia, casi siempre una mujer, y lo que se busca es que se conformen ‘redes de apoyo’ entre vecinos, amigos o compañeros de trabajo, el personal de salud. El mensaje del programa, casi su lema, ha sido hacer un esfuerzo por modificar la concepción de cuidado, para que no se entienda como una sobrecarga asociada con el papel femenino, pues de ese modo quienes cuidan, a su vez, se enferman psicológica y físicamente.
Para estos cuidadores, los diferentes estudios recopilaron información sobre los recursos legales, de salud y de conocimiento que pueden facilitar su tarea. Esa información forma parte de un conjunto de talleres que los investigadores han diseñado bajo la modalidad ‘intervenir investigando’, en la que ‘todos ponen’ ―como en la pirinola― de una manera muy horizontal y democrática, tanto talleristas como participantes. Estos espacios dieron lugar a un diplomado en Cuidado abierto a cualquier persona porque aborda el ‘cuidado’ desde todas las dimensiones.
También crearon otros programas de formación dirigidos a distintos grupos profesionales, entre ellos un diplomado para docentes y orientadores de las instituciones educativas que dio origen a la Maestría en Salud Mental Escolar, cuya aprobación está en trámite, y un diplomado sobre demencias para profesionales de la salud, todos ellos virtuales. Además, un Doctorado en Neurociencias, que ofrecerá la Facultad de Medicina próximamente, con un planteamiento original centrado en la interacción del cerebro y la conducta con respecto al entorno y al grupo social, vinculando las neurociencias con otras disciplinas, como la filosofía o la teoría de la mente. Con este énfasis, cualquier profesional podrá cursarlo.

Cuando el mensaje llega…
Los investigadores han participado en diferentes actividades de socialización y promoción de esta novedosa manera de asumir la salud mental, a través de programas de radio, blogs, videos, boletines y varios documentos de apoyo, como la “Agenda cuidadores”, o folletos explicativos, como “¿Qué es un accidente de trabajo?”. Además, tienen página en Facebook y un portal en la red, en el que el navegante puede encontrar información sobre salud mental, incluyendo una línea de tiempo que da cuenta de la historia de este campo de estudio en el país, así como el listado de las instituciones en salud mental de todos los departamentos.
Ese concepto de salud mental, reflejado en todos los productos comunicativos que han implementado, hace énfasis en lo ético. Es el resultado de muchos años de trabajo, lo que se demuestra en los contenidos que están centrados en la vida diaria, señala Santacruz, “la vida buena en términos de hacer cosas para que la vida sea mejor para todos”, como por ejemplo, continúa, “el papá que cuida al bebé; no es que esté ayudando; simplemente está ejerciendo la paternidad”. Y eso es un cambio de mentalidad, lo que en últimas busca el programa, el cual, aunque haya terminado su ciclo con Colciencias, continúa en el quehacer diario de los investigadores. Además, es una iniciativa con sello javeriano, por su énfasis en la proyección social: “se trabaja por los otros”.
Claro, todos tienen que ‘poner’. La salud mental requiere que haya cumplimiento de derechos, que haya posibilidades para la vida colectiva, especialmente para quienes han sido maltratados, excluidos o violentados. “Creo que la gente hace muchas cosas, crea, construye, pero también requiere”. Nos tenemos que cuidar. Entre todos.
Para leer más:
TÍTULO DE LA INVESTIGACIÓN: Programa de intervenciones en salud mental orientadas por APS y reducción de la carga de trastornos mentales generadores de mayor cronicidad y discapacidad. Fase 2
INVESTIGADORES PRINCIPALES: Carlos Cano G., Carlos Gómez R., Diana Lucía Matallana E., Pablo Reyes G., Claudia Irene Giraldo y Martha Inés Solano
GERENTE E INVESTIGADORA: Cecilia Escudero de Santacruz
Unión Temporal Pontificia Universidad Javeriana y Hospital Universitario San Ignacio
Con el apoyo de Colciencias y diferentes instituciones públicas y privadas.
PERIODO DE LA INVESTIGACIÓN: 2015-2017