Las luces bailan en el escenario siguiendo el ritmo que una joven marca con sus manos. Sus dedos se mueven con delicadeza sobre un instrumento blanco con una larga antena: el theremín.
No hace falta que la mujer lo toque —porque suena gracias a ondas electromagnéticas— para que este curioso artefacto emita una serie de sonidos sintéticos que parecen los de naves espaciales atravesando el universo en una película de ciencia ficción. Y aunque pareciera que viene del futuro, lo cierto es que fue creado por el físico ruso León Theremin en los años 20, convirtiéndose en el primer instrumento musical electrónico.
La joven de la escena descrita anteriormente es María Marulanda (Mache), una cantante y diseñadora industrial que, junto al arquitecto Leo González (Vj Leo), componen el dúo musical Nueve Voltios, quienes cerrarán el V Encuentro Javeriano de Arte y Creatividad, el próximo 15 de septiembre en el auditorio Pablo VI de la Universidad Javeriana, a las 5:00 p.m. (Regístrese acá para asistir)
Con su apuesta musical y visual, esta pareja ha intentado derribar los límites entre la ciencia, la tecnología y el arte. Un ejemplo es la forma en la que se prepararon para su espectáculo El sonido de los planetas, que presentaron en múltiples escenarios entre ellos el Planetario de Bogotá y el Planetario Ibirapuera, en Sao Paulo, Brasil.
Mache explica que recurrieron a un arduo proceso investigativo en el que revisaron el banco sonoro de las sondas espaciales que se envían para capturar imágenes del universo. “Vimos que los investigadores se dieron cuenta de que la información que traían se podía traducir en sonido, es decir, ¡Las ondas electromagnéticas de los cuerpos celestes emiten sonidos! Así que empezamos a coleccionarlos”, asegura.

Pesquisa Javeriana habló con Nueve Voltios sobre su trayectoria, sus procesos creativos, su presentación en el V Encuentro Javeriano de Arte y Creatividad y la relación que tienen con el theremín, un instrumento infaltable en sus presentaciones.
¿Qué hacen los coleccionistas de sonidos planetarios?
Mache: Muchos de los sonidos que hemos recolectado durante nuestra investigación no tienen sentido musical, pero nosotros encontramos cosas que nos sirven como punto de partida para construir sonidos nuevos. En este proceso no puede faltar el theremín, que es el instrumento que utilizo, ya que funciona traduciendo los datos electromagnéticos del cuerpo al sonido.
Entonces el theremín hace parte de la esencia de Nueve Voltios… ¿Cuál es su magia?
Leo: Estos sonidos hacen parte del ADN de la ciencia ficción porque se puede decir que es un sonido desconocido. Tanto que, como es un instrumento que no se toca físicamente, sino que suena por ondas electromagnéticas, muchas personas le tenían miedo y pensaban que era espiritista.
Además, la historia de ese aparato es muy interesante porque su inventor, al igual que Nikola Tesla, era alguien muy avanzado para su época, hasta el punto en que ni siquiera estaba pensando en apretar botones sino en interpretar ondas electromagnéticas. Entonces, en ese sentido, se volvió místico, pero también una herramienta científica, pues tiene una fuerte relación entre el arte y la tecnología.
Por eso es uno de los pilares de Nueve Voltios, porque es una antena que, de cierto modo, representa este universo y viene del pasado. Para mí es como un instrumento inventado en el año 2500, pero que con una máquina del tiempo fue transportado a 1900 y ahora lo usamos en el 2022.
Cuando preparan un espectáculo o crean una pieza musical, ¿sienten que la creación artística se aleja de la investigación?
Leo: No. Nuestro proceso se caracteriza porque empieza desde la emoción que nos generan algunas cosas. A partir de ahí comenzamos a investigar hasta dejar pelado el huesito que tiene toda la información. Por ejemplo, Mache logra hacer de algo técnico, como los sonidos de los planetas, una poesía. Transformar algo que no es música en una poesía es una invención humana, es creatividad y va de la mano de la ciencia y de la tecnología.
¿Cómo ha sido esa exploración de la identidad de Nueve Voltios?
Mache: Para hablarte de ese proceso tendríamos que empezar desde el comienzo de nuestra trayectoria. Leo es arquitecto, yo soy diseñadora industrial. Cuando nos conocimos en la Javeriana hicimos un match enseguida y nos dimos cuenta de que teníamos las mismas inquietudes con respecto a la manera en la que abordamos nuestra disciplina.
En el caso de Leo, él no se vio interesado por la arquitectura convencional, sino por una efímera que viene desde la experiencia visual, como de lo holográfico, lo que está viajando en el tiempo y en el espacio. Y en mi caso, desde el diseño industrial, me interesaba encontrar esa poética dentro de los objetos, pensar en que esos elementos fueron imaginados por alguien más y que, por ende, tienen una esencia humana.
Todo esto está conectado con nosotros y se hace evidente cuando hacemos música y construimos historias pensando en estas experiencias.
Leo: Nuestras puestas en escena tienen mucho que ver con la arquitectura y el diseño, pero también nos interesa la tecnología antigua, las creaciones humanas de hace mucho tiempo y lo musical. Es una experiencia surreal que apela un poco a la ilusión y esa ha sido la esencia que hemos perseguido.
¿De ahí que se llamen Nueve Voltios?
Mache: Nueve Voltios significa el alma dentro de la máquina, pues para que esta encienda necesita que se le ponga una pila.
Hace poco estuvieron de gira por algunos países de Latinoamérica, entre ellos Brasil, donde tienen una exposición en el Museo del Mañana, en Río de Janeiro, ¿cómo fue esa experiencia?
Mache: Es una instalación muy interesante porque le da vida a televisores y computadores de los años 70, 80 y 90 que llevaban mucho tiempo sin ser encendidos. Como estas pantallas son de las “gorditas de antes”, tienen una particularidad y es que poseen un flúor que les permite proyectar desde adentro. Lo que hicimos fue activarlas, pero en reversa, como una manera de jugar con los elementos en el espacio para darles un nuevo significado y para que el público también los pueda experimentar de otra manera.
Comentan que ninguno de los espectáculos de Nueve Voltios es igual porque cambia según la relación que tengan con el espacio, ¿de qué depende?
Leo: Para nosotros no solo es la creación musical o visual, sino una interacción con el espacio. Nos gusta leer los lugares a los que vamos, desde el montaje hasta la puesta en escena, y proponer diversas lecturas que nos permitan reconstruir o reinventar lo que estamos haciendo para diseñar espectáculos donde se encuentren la ciencia, el arte y la tecnología en una poesía celestial gigante que se traduce en una escena musical visual.
Aunque algunas de sus muestras artísticas son para públicos más específicos, también se han encargado de diseñar eventos masivos…
Leo: Nuestro público es muy cercano a la música, la arquitectura y el arte, por lo que entiende algunos elementos que están codificados ahí, pero también queremos llegar a todas las almas. Por ejemplo, diseñamos algunos conciertos de Fonseca y somos directores de video de Estéreo Picnic. Nos gusta experimentar todo el tiempo porque creemos que al interactuar con espacios tan diferentes empiezan a aparecer cosas muy chéveres que inspiran.
Me llama la atención la cantidad de objetos que tienen en su estudio, ¿hay alguno con una historia particular que quieran destacar?
Leo: Todos tienen una carga histórica específica, con nuestra estructura familiar y nuestro ADN. Tenemos la primera radio que tuvo mi abuela, las primeras enciclopedias de fotografía que coleccionó mi tío en los años ochenta, el fax de toda la vida del papá de Mache y muchos otros elementos que son una puerta dimensional, no solo a nuestras memorias o a las memorias de nuestra familia, sino también a nuestras propias fantasías.
Mache: Esto es algo que nos conecta también con la ciencia ficción, que de cierta manera es como un trampolín a la ciencia misma porque a través de esta nos preguntamos qué tan posible es hacer algo. Nos gusta mucho pensar en las cosas que pueden llegar a ser posibles en el futuro y vivirlas.
¿Qué van a encontrar los asistentes a la clausura del V Encuentro Javeriano de Arte y Creatividad?
Leo: Siempre trabajamos el espacio de una forma transversal y va a ser un reencuentro bien interesante porque ambos hemos habitado la Javeriana y sabemos que el edificio Pablo VI es icónico en la universidad, con un lenguaje propio, por eso preparamos un espectáculo muy especial para que el público tenga una experiencia multisensorial.