El psicoanálisis, una técnica terapéutica que, desde finales del siglo XIX ha causado todo tipo de debates científicos, es la gran pasión de Andrea Escobar, profesora e investigadora de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana. En conversación con la profesora Claudia Rivera, en este nuevo capítulo de Desde Ático, el video podcast del Centro Ático, Escobar recordó hizo un recorrido por algunas de sus investigaciones y cómo ha encontrado en el psicoanálisis una forma de impactar no solo en individuos, sino en colectivos.
Para ella, el psicoanálisis es fundamentalmente un método sobre “el arte de conversar”. En sus palabras, “es un método de conversación en donde todo lo que uno es, está al servicio de escuchar al otro ser humano. En esa cooperación entre dos personas, se podría encontrar el sentido del sufrimiento de alguien”, explicó.
Aclaró también que esa conversación no es lineal. El psicoanálisis otorga un lugar importante a contenidos que parecen ilógicos o aleatorios, como las ocurrencias, los chistes, los lapsus o los sueños. “Aunque estos elementos parecieran ser irracionales, están llenos de sentido cuando se encadenan con la historia de vida”, sostuvo la investigadora.
El psicoanálisis de un archivo de Marineros
Aunque su trayectoria se centró inicialmente en el sufrimiento y la vulnerabilidad humana, desde hace unos años está investigando sobre la creación y las imágenes. Esto a partir de una experiencia personal. Su padre fue marinero y tenía un amplio archivo de fotos. Sin embargo, se llevó una sorpresa al revisarlo a fondo, pues las imágenes de los marineros rara vez se enfocaban en el océano. En su lugar, documentaban la vida a bordo, lo que pasaba adentro del barco, en el puerto, la mercancía y de las reuniones de amigos.
Para la profesora Escobar, esta narrativa significó un reto inicial de interpretación, ya que eran fotos tomadas por personas ya fallecidas, y los marcos teóricos que ofrecía la psicología, eran “muy rígidos”. Por ello, ha propuesto un enfoque lúdico y experimental en el que busca conexiones que parecen invisibles. “Mi objetivo no es interpretar, porque ellos ya se narraron mucho mejor de lo que yo podría describirlos. Lo que intento es encontrar otro tipo de conexiones a través de las historias que sucedían en el entorno en que se tomaron esas fotos”, explica.
Telepsicología, una alternativa cada vez más cercana.
La pandemia por COVID-19 significó un reto para la atención psicológica. Las barreras en la presencialidad y la imposibilidad de encuentro llevaron a repensar su práctica y enseñanza. La profesora Escobar relató cómo entre las facultades de Psicología y la de Medicina de la Javeriana, tuvieron que trasladar sus servicios y la formación de estudiantes a canales virtuales.
Lejos de ser un obstáculo, esto amplificó las posibilidades. “Personas que nunca habían ido presencialmente a un psicólogo, ahora lo podían hacer. Adultos mayores sin acompañamiento o personas que no podían salir de casa, accedieron a la atención psicológica por medios virtuales, telefónicos o por chat”, contó de una de las investigaciones en conjunto que hicieron en esa época. Esos primeros meses de aislamiento confirmaron algo que estaba proyectado en la literatura, pero que por lo menos en Colombia, no se había explorado mucho: el vínculo terapéutico era susceptible de llevarse a cabo por estos medios.
“Una de las responsabilidades de atención en salud mental, es salir del consultorio”, dijo sobre las enseñanzas que dejaron esos años. Resaltó el papel de las comunidades en las que los padres de familia, profesores y acompañantes de jóvenes crearon estrategias para la atención oportuna. Celulares de uso comunitario, espacios privados y una motivación constante, permitieron conectar a estudiantes de psicología javerianos con jóvenes del país y que no interrumpieron sus sesiones de terapia. Todo esto sucedió mientras Escobar era directora de la carrera de Psicología, por lo cual, comprobó de primera mano que tanto pacientes como profesionales, se adaptaron a las necesidades de aquella coyuntura.
La Investigación como compromiso social
En la conversación con la profesora Rivera, debatieron sobre la objetividad científica. Rivera, quien es microbióloga e investiga con las metodologías de la ciencia básica, sostuvo que, en su trabajo, sí hay una pretensión de objetividad, pues los datos, mediciones y resultados, están postulados desde los datos e información recolectada.
En contraste, la profesora Escobar puso en cuestión la división estricta entre lo objetivo y lo subjetivo. Argumenta que toda investigación está situada y tiene un tinte subjetivo relacionados con el contexto. “Hacer investigación en un país que no sea del norte global, tener cierta cantidad y calidad de recursos, estar situada en determinado tipo de familia, tener ciertos compañeros de trabajo, hacen que las preguntas de investigación estén relacionadas con las coordenadas del investigador”, aseguró.
Por ello, su trabajo como docente está enfocado en que la universidad impacte socialmente y que sus estudiantes tengan herramientas para hacer lecturas situadas en contexto. Esto, afirmó, les permite intervenir en comunidades con proyectos de relevancia social.
Este capítulo de Desde Ático finalizó con la invitación de Escobar a experimentar más en las ciencias sociales y humanas. Para ella, es fundamental que los profesores compartan sus pasiones y que nunca pierda la capacidad de asombro. “El mundo tiene que seguir sorprendiéndose y arriesgándose para vivir mejor”, apuntó al despedirse.
Para conocer los detalles de la conversación y de sus investigaciones, vea aquí el capítulo completo: