Las enfermedades no transmisibles —como algunos tipos de diabetes o el cáncer—son la principal causa de muerte en el mundo y más del 85% de estas muertes ocurren en países de ingresos bajos y medios, según datos de la Organización Panamericana de Salud. En Colombia, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte, según el DANE. Una de las estrategias clave para prevenir estas enfermedades es mejorar los hábitos alimentarios, y para ello es fundamental que las personas comprendan qué comen.
En ese contexto, herramientas como el etiquetado nutricional claro, veraz y accesible, no pueden pasar desapercibidas ni limitarse a ser parte del diseño en los empaques de los alimentos, sino instrumentos esenciales de salud pública. Conscientes de esta necesidad, investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana, seccional Cali, crearon el primer manual de consulta para que las personas puedan interpretar esta información y tomar decisiones informadas, tanto en Colombia como en otros países.
El etiquetado debe incluir información clave sobre el alimento, como el tamaño de la porción, las calorías, el contenido de nutrientes críticos que en exceso afectan la salud: azúcar, sodio, grasa saturadas y trans; además de la presencia de los edulcorantes. En varios países entre esos Colombia, se deben incluir advertencias frontales si estos componentes superan ciertos límites establecidos por la regulación. Cuando esta información es poco clara o se gestiona de forma ambigua, se corre el riesgo de inducir al consumidor a tomar decisiones alimentarias poco saludables.
Los investigadores javerianos, entonces, notaron que era necesario elaborar un manual dirigido a estudiantes, profesores, profesionales y tomadores de decisiones, y buscan que se convierta en un referente sobre cómo comunicar con responsabilidad lo que comemos para lograr un entorno alimentario más consciente. Aportando, de esta forma, a las estrategias integrales de información, comunicación y educación alimentaria y nutricional (ICEAN).

El libro “Manual etiquetado nutricional y frontal de alimentos envasados o empacados para consumo humano” es una iniciativa de las profesoras María Patricia López-Ramírez y Erika Evelia Celis-Rozo del Departamento de Alimentación y Nutrición de Javeriana Cali. Otros investigadores aportaron en su consolidación desde una co-autoría contextualizada en temas de regulación, vigilancia, educación, investigación, innovación y desarrollo de alimentos en diferentes campos de actuación profesional.
Una metodología transdisciplinar para un etiquetado responsable
La principal motivación de la profesora María Patricia López-Ramírez para consolidar el manual fue que, “en el mundo no existe un manual para profesionales y estudiantes. Esa fue la necesidad que identificamos: documentar el proceso para que las personas sepan cómo se debe hacer un etiquetado completo y responsable. Nuestra propuesta es apostarle a una metodología transdisciplinar”.
El equipo de expertos que aportaron en la elaboración de este manual viene de áreas tan diversas como la nutrición, salud y políticas públicas, ingenierías, mercadeo, comunicación, diseño y derecho. Es ese abordaje desde distintas disciplinas lo que lo hace tan valioso para los profesionales en la industria de alimentos.
El equipo de expertos de reconocidas instituciones académicas, nacionales e internacionales que aportaron en la elaboración de este manual viene de una amplia gama de disciplinas que incluyen nutrición, salud y políticas públicas, ingenierías, educación, psicología, comunicación y derecho. Es ese abordaje integral, lo que lo hace tan valioso para los profesionales en la industria de alimentos.
“A lo largo de este manual, se pretende visibilizar de manera transversal y articulada los componentes que se requieren para integrar la alimentación y la nutrición con la salud y comprender lo que sucede alrededor del etiquetado de un alimento, como un sistema complejo con varios actores en múltiples componentes interactuando simultáneamente”, señala el prefacio del Manual.
El etiquetado nutricional como proceso metódico
El etiquetado nutricional va “más allá del dato”, asegura la profesora María Patricia López. Es decir, aunque hay unos cálculos matemáticos que arrojan los datos del etiquetado, el ejercicio es mucho más complejo. Involucra toda una ciencia, normativa de salud pública, elementos de comunicación y diseño gráfico y la educación de cómo transmitir toda esa información. El etiquetado nutricional de un solo producto puede involucrar a más de diez personas de diferentes disciplinas.
“La idea fue trabajar con personas que tienen toda la experiencia, que han investigado los diferentes componentes, de manera que pudiéramos unir esos conocimientos y hacer un recorrido para que quien use nuestro manual no encuentre un único dato, sino que pueda saber por qué lo necesita”
María Patricia López-Ramírez
El proceso de etiquetado lo presentan en diferentes etapas, descrito por la profesora como, “un antes, durante y un después”. El antes consiste en la investigación del producto alimenticio: a quién va dirigido, los análisis en laboratorios certificados y comparativos, cuál es el estado de salud de ese grupo poblacional, qué necesitan, qué les gusta, cuáles son sus tendencias, entre otros que se encuentran en el manual a fin de lograr un adecuado perfil nutricional.
El durante, es construir desde la evidencia técnica y científica, cumpliendo con la normativa el etiquetado frontal y de información nutricional para la toma de decisiones claves como validar, reformular o incluso no lanzar el alimento al mercado
Y, finalmente, en el después se revisa minuciosamente la trazabilidad de todos los procesos articulados que permitirán llegar al mercado con la promesa de valor fundamentada en los gusto y necesidades de los consumidores.
Dos publicaciones, dos alcances
Las editoras del proyecto y su equipo llevan más de dos años trabajando en esta iniciativa. Tienen dos productos, el “Manual etiquetado nutricional y frontal de alimentos envasados o empacados para consumo humano” publicado por el Sello Editorial Javeriano y “A Practical Guide for Interpreting and Constructing Nutritional Labeling” que será publicado por Elsevier próximamente. El primer libro es el ‘proyecto Colombia’, mientras el segundo tiene un abordaje más global, que para la profesora López-Ramírez es importante, pues, “creemos que debemos hablar lenguajes comunes para poder comercializar alimentos internacionalmente, de modo que se establezcan relaciones entre las normativas que se conectan y se encaminan hacia modelos más homólogos”.
“El sueño de ambos manuales de etiquetado, el nacional y el internacional, es convertirse en referentes y en herramientas de consulta y estudio.”
María Patricia López-Ramírez
Los malos hábitos alimenticios sí se transmiten
Aunque las enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión, el cáncer y ciertas diabetes no se transmiten, los hábitos y las malas prácticas que pueden llevar al desarrollo de las mismas enfermedades sí. Las autoras principales del libro sostienen que un etiquetado nutricional completo y responsable puede aportar a la prevención de enfermedades no transmisibles, en el sentido de educar a la población para que tomen decisiones informadas sobre los alimentos que comen.
En este sentido, el etiquetado nutricional es una forma en la que se manifiesta la salud pública. El Ministerio de Salud y Protección Social establece la normativa que la industria debe cumplir. Los profesionales deben velar por la rigurosidad de la formulación de los alimentos y su correcto etiquetado para que los ingredientes que los conforman sean beneficiosos para la salud de los consumidores.
Este manual llega en un momento en el que Colombia enfrenta muchos desafíos sobre la reglamentación del etiquetado nutricional. Los investigadores aseguran que la industria y la normativa se están conversando, pero todavía hay un camino por recorrer hacia una implementación coherente entre lo que exige la ley y lo que aplica la industria.
Además del Estado y la industria, en Colombia, la lucha por una información clara en los productos alimenticios ha tenido a otros sectores como protagonistas: la academia y la sociedad civil. De un lado, desde las universidades se ha investigado el etiquetado nutricional y su normatividad y ya hay hallazgos sobre el impacto de estas etiquetas. De otro lado, “la sociedad civil se moviliza a través de muchos voceros, uno de los más importantes ha sido Red Papaz”, asegura la profesora López-Ramírez, refiriéndose a una organización que ha liderado campaña ‘No comas más mentiras’, que alerta a los padres sobre la publicidad de los alimentos con alto contenido en azúcares, grasas y sodio, promueve una alimentación saludable y exige información clara y veraz en los alimentos con alto grado de procesamiento.

Una apuesta formativa integral
El manual busca que los estudiantes y profesionales que lo lean creen consciencia de su rol en la construcción de un etiquetado responsable “más allá del dato”, enfocado en el impacto de los alimentos en la salud de las personas. A través de sus capítulos, guía al lector desde los antecedentes históricos y la evolución de las políticas públicas, hasta los aspectos técnicos, normativos y educativos del etiquetado frontal y de nutricional de alimentos. También incluye la percepción del consumidor y experiencias internacionales que aportan a modelos más globalizados.
En el prólogo del libro próximamente publicado Elsevier, la docente e investigadora de la Universidad de Columbia, Isobel R. Contento, destaca cómo el libro, “proporciona un marco transdisciplinar amplio, refrescante, innovador y acogedor para ampliar las perspectivas de las personas sobre la interpretación de los sistemas de etiquetado nutricional”. Y añade: “La exploración, profundamente detallada, de las cuestiones fundamentales también aporta importantes ideas sobre cómo construir y supervisar estos sistemas para que sean responsables, motivadores, procesables y eficaces para promover la salud de las personas, las comunidades y el planeta”.
La profesora López-Ramírez explica que aún estamos en fases iniciales de la implementación de un etiquetado nutricional en Colombia y que, “el reto es continuar perfeccionando, trabajando y testeándolo con consumidores”. Su impacto seguramente tendrá efectos observables en la salud de las personas en un país donde las enfermedades cardiovasculares siguen cobrando miles de vidas.