Colombia tiene una deuda con la financiación de la investigación. La promesa de llegar al 1% del Producto Interno Bruto no se ha hecho realidad, aunque varios gobiernos lo han prometido. Cifras del Banco Mundial evidencian que, por lo menos del presupuesto nacional, la cifra varía entre 0,2 y el 0,3% del PIB, muy por debajo del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que destinan el 2%.
De los recursos propios, el presupuesto más alto del Ministerio de Ciencias fue en 2021 con 591.000 millones de pesos. Desde entonces, ha sufrido recortes. Para 2025, el presupuesto aprobado fue apenas de $300.000 millones. El proyecto de presupuesto radicado a finales de julio como proyecto de ley por el Gobierno, propone asignar 385.000 millones para el 2026. Una vez más, el sector ciencia queda en los últimos puestos de la asignación presupuestal, solo por encima del Ministerio del Deporte y el sector de inteligencia.
La financiación internacional tampoco es muy alentadora. En los últimos años, tras decisiones de gobiernos del norte global, se han reducido aún más los recursos que podrían financiar proyectos investigativos en el país. “En este momento la financiación es complicada”, admite Esther De Vries, directora del Doctorado en Epidemiología Clínica de la Pontificia Universidad Javeriana. “Antes teníamos bastantes opciones de financiación internacional con Estados Unidos, Reino Unido, o la Unión Europea. Muchas de esas fuentes las hemos perdido”. agrega.
Este lunes 15 de septiembre comienza el XVIII Congreso La Investigación en la Pontificia Universidad Javeriana y la programación se centrará en la investigación con impacto. De Vries estará junto a otros investigadores javerianos compartiendo los aprendizajes y los desafíos de buscar financiación para investigar.
Sobrevivir en la incertidumbre
Pablo Ramos Barón, investigador del Observatorio de Territorios Étnicos y Campesinos de la Javeriana, sostiene que en su grupo de investigación han aprendido a sobrevivir durante 15 años. La estrategia ha sido diversificar las fuentes de financiación y lograr una flexibilidad para adaptarse a los contextos.
“La ciencia tiene dos particularidades”, explica. “Uno puede hacer ciencia para problemas planetarios universales y humanos, lo cual es fascinante. Pero también hay ciencia para resolver problemas estructurales, cotidianos, inmediatos, coyunturales y muy sentidos por la gente”.
Esta dualidad ha permitido a su equipo conseguir recursos de lo que él llama investigación aplicada concreta, es decir, proyectos que responden a necesidades inmediatas de las comunidades, mientras mantienen su agenda de investigación a largo plazo. Con esta visión, pueden aplicar a convocatorias más pequeñas, de menos recursos, pero que impulsan investigaciones de más largo aliento.
¿Investigación o administración?
Conseguir financiación solo es una parte del problema. Una vez obtenidos los recursos, especialmente los de convocatorias nacionales, los investigadores se enfrentan a una estructura burocrática que consume tiempo y energía. “Para lograr un proyecto de investigación con financiación nacional pública, necesitamos consultar al menos dos abogados. Esa creo que es una evidencia de lo difícil que se está volviendo”, asegura Ramos.
La profesora De Vries comparte esa frustración: “El Ministerio de Ciencias pide tanta administración que a veces me pregunto ¿qué cuesta más?, ¿la investigación o la administración para poder hacer la investigación?”. En contraste, sostiene que los financiadores internacionales operan con mayor confianza: “Si yo necesito cambiar la fecha de una reunión o un método de recolección por alguna razón del contexto, no me piden autorización. Mientras llegue el resultado final no entran a fiscalizar ese nivel de detalles”.
Estos procesos burocráticos, que deben ser asumidos por el equipo investigador, repercute en menos tiempo real para la investigación “Dedicar gran parte del tiempo de la investigación a resolver problemas administrativos y jurídicos, agota a cualquiera”, expresa el profesor Ramos. Aunque explica que la universidad tiene un equipo jurídico y administrativo que guía cada caso en particular, pero los pormenores, son asumidos por los académicos.

¿Hacia dónde va la financiación de la investigación?
Frente a un panorama tan desafiante, ambos investigadores comparten sus experiencias durante los últimos años. Una tendencia clara es buscar colaboración y proyectos multidisciplinares. “Cada vez más, la financiación internacional apoya investigaciones que involucren a varias instituciones”, apunta De Vries. La idea es, no solo lograr investigaciones más integrales, sino repartir las tareas para que cada institución pueda encargarse de lo que mejor sabe hacer.
Para la financiación internacional, también se ha convertido en una prioridad incluir a las comunidades dentro de los proyectos, ya no solo como “beneficiarios”, sino integrar su conocimiento a la planificación, ejecución y evaluación de las investigaciones que los pueden involucrar. Esto, por supuesto, requiere nuevos enfoques en la investigación y habilidades de diálogo y construcción colectiva.
El profesor Ramos rescata de la experiencia del Observatorio de Territorios Étnicos y Campesinos, que no es necesario apuntar siempre a las convocatorias más grandes. Con proyectos menos ambiciosos en presupuesto y tiempos, han logrado mantener a un equipo de al menos 40 personas. “Hay que mantener una visión con diversas formas de financiación y reconocer que no todas las preguntas de investigación requieren grandes cantidades de dinero”, afirma.
De Vries también mantiene un cierto optimismo para el futuro y resalta el papel fundamental de la ciencia en nuestra sociedad. “Donde estamos hoy, es por los avances en la ciencia. La investigación no es un lujo académico, sino una necesidad para poder encontrar soluciones a problemas en todas las áreas”, dice. “Nos negamos a estar demasiado negativos. Creemos que este es un valle, pero que volveremos a tiempos mejores”, finaliza.
Si quiere ver el diálogo entre los dos investigadores y conocer cómo han afrontado estos desafíos, puede asistir gratuitamente al Congreso La Investigación en la Pontificia Universidad Javeriana, inscribiéndose aquí. Si no puede asistir, aquí puede seguir la trasmisión en vivo.