Aspirar vapor con aromas suaves, fuertes, frutales o ácidos a través de vapeadores o cigarrillos electrónicos. La nueva faceta de las personas fumadoras, en principio considerada como inofensiva para la salud y una posibilidad para dejar de fumar, ha sido centro del debate, pues expertos desmienten estas afirmaciones y manifiestan estar en contra de su uso por sus efectos en el organismo. Es hora de implementar una regulación integral.
Carlos Gómez Restrepo, decano de la facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana, respalda esta posición. En el encuentro Vapeadores y cigarrillos: diferentes productos, mismos riesgos, organizado por el Semillero de Investigación Epigenética y Cáncer Pulmonar de la Javeriana, en conmemoración del día mundial sin tabaco, dijo que la publicidad engañosa ha generado un gran daño, pues son vendidos como inofensivos, pero algunos tienen nicotina a pesar de que no lo digan y su uso parece ir en aumento.
Según confirma la encuesta del DANE (2019), el 5 % de las personas entre 12 y 65 años del país asegura haber consumido alguna vez en su vida cigarrillos electrónicos o vapeadores con nicotina.
Respecto al neurodesarrollo, el decano Gómez señaló que “estos dispositivos además de los problemas neuronales y cardiacos que ya evidencian, también desarrollan problemas cerebrales graves, que pueden desencadenar en problemas mentales y neurológicos como tal”. Gómez invita a seguir mostrando datos de evidencia que pueden llevar a cambiar políticas que existen al respecto.
Asimismo, en un foro virtual de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el médico cirujano Alfonso Ávila, representante de la Sociedad Colombiana de Medicina Familiar, dijo que “estos productos no solo tienen nicotina, sino también más de 22 sustancias cancerígenas como pulegona, arsénico, formaldehído y nitrosaminas; su uso baja la respuesta inmune, aumenta síntomas de asma y hasta en cinco veces la posibilidad de desarrollar casos graves de COVID-19”.

Evidencia confiable
Ante la controversia detrás de la incursión al mercado de estos dispositivos y el aumento en su uso, Pesquisa Javeriana le ha seguido el rastro científico al cigarrillo electrónico y lo ha puesto al desnudo. Conozca aquí algunos de los hallazgos.
Cigarrillo electrónico, el enemigo oculto (ir a la nota completa)
No por inhalar un cigarrillo electrónico el fumador debe estar tranquilo. Así lo demostró la investigación realizada por el Semillero de Investigación Epigenética y Cáncer Pulmonar de la Pontificia Universidad Javeriana, luego de revisar más de 90 artículos científicos sobre los posibles efectos de este dispositivo, con lo que lograron concluir que estos cigarrillos pueden generar efectos adversos a la salud de quien los consumen.
Más exactamente, los investigadores del proyecto dicen que “el uso de cigarrillos electrónicos continúa siendo una fuente de exposición a sustancias con potencial carcinogénico […], promueve daños en las células, afecta la respuesta inmune normal y, en altas dosis, el desarrollo normal de los fetos”.
A su vez, Carlos Castro, Director de la Liga Colombiana contra elCáncer dice que la industria vende nuevos dispositivos, pero sigue entregando nicotina, sustancia que, asegura, es más adictiva que la cocaína. Por ello reclama a la industria decir las cosas como son, “porque estamos viendo cada vez más jóvenes vapeando”.
La idea para producir este tipo de cigarrillos viene desde la década de los años sesenta. Pero solo fue hasta 2003 cuando Hon Lik, médico farmacéutico chino, fumador él desde su infancia y con el firme deseo de dejar de hacerlo, convirtió ese sueño en una realidad y comercializó el producto. Desde entonces ha habido al menos cuatro generaciones de dispositivos con tecnologías cada vez más refinadas. Sin embargo, la solución resultó poco efectiva.
Por el contrario, tal como señalaron algunos de los expositores de Vapeadores y cigarrillos: diferentes productos, mismos riesgos, síntomas asociados a estos dispositivos como dificultad para respirar, tos, tos con sangre, respiración rápida, boca seca, náuseas, vómito, diarrea, hipertensión, dependencia, ansiedad, dificultades en el sueño, dermatitis y más, se suma a los daños ya ocasionados por el cigarrillo convencional como lo es el daño pulmonar y el cáncer de pulmón.

Cáncer de pulmón, una aterradora realidad (ir a la nota completa)
Solo en Colombia esta enfermedad cobra la vida de más de cuatro mil personas al año. Al ahondar entre los factores que contribuyen a esta tragedia, en primer lugar aparece el tabaquismo. La Organización Mundial de la Salud afirma que el cigarrillo mata al año a siete millones de personas, de las cuales poco más de seis millones son fumadores activos y alrededor de 890.000, pasivos.
Si bien Colombia ha sido reconocida como un país modelo por sus medidas legales y, sobre todo tributarias para desincentivar el consumo del tabaco, el Gobierno reconoce que el trabajo por hacer es bastante, en especial cuando el tabaquismo cobra al año la vida de más de 20.000 personas e induce al 10,4% de los jóvenes a fumar.
Ante este panorama, por demás aterrador, la Pontificia Universidad Javeriana, a través de su Semillero de Investigación Epigenética y Cáncer Pulmonar se ha propuesto, entre otros objetivos, despertar la conciencia de fumadores activos y pasivos ante el avance de esta enfermedad. Sus recomendaciones: llevar una vida sana, proteger los ambientes libres de humo y, ante todo, no consumir cigarrillo.
Consejos que, a primera vista, pueden parecer obvios, pero que, en el fondo, ayudan a prevenir contra una enfermedad crónica, angustiante y mortal. A esto se le suman otras circunstancias como el SARS-CoV-2, virus que por alguna razón escogió al pulmón como su órgano objetivo y, “no hay que ser un genio para darse cuenta de que el tabaco y el virus pueden ser una combinación letal para cualquier persona”, asegura el oncólogo Carlos Castro, también exviceministro de Salud.
El tabaco en tiempos de covid-19 (ir a la nota completa)
Investigadores javerianos como Alejandra Cañas, neumóloga y especialista en enfermedades avanzadas del pulmón, afirma que “la exposición al tabaco se puede convertir en un factor de riesgo para que la severidad por la covid-19 sea mayor”. Según la experta, esto se debe a la manipulación mano-boca y mano-saliva.
Cañas confirma que estudios recientes prueban que las personas que fuman cuando padecen de la infección por el SARS-CoV-2, requieren más hospitalización, hacen neumonías más graves y tienen una mayor mortalidad en comparación con el resto de la población.
Y, dentro de las razones encuentra como causa los daños que genera el cigarrillo en el sistema respiratorio, tales como la dificultad que tiene el pulmón para crear mecanismos de defensa ante infecciones por virus y bacterias.
¿Dejar de fumar? Guía para los adultos y jóvenes del país (ir a la nota completa)
Basados en guías de práctica clínica para dejar de fumar desarrolladas en diferentes países, investigadores javerianos formularon una propuesta adaptada para los adultos fumadores colombianos. Quizá, si usted es uno de ellos, este artículo le sirva para iniciar este proceso.
De acuerdo con la investigación elaboradaentre el Instituto Nacional de Cancerología y la Universidad Javeriana, la mayor respuesta en los adultos fumadores es la que producen las políticas públicas y medidas como prohibir fumar en espacios cerrados o frente a no fumadores, subir el precio de los cigarrillos, impedir la venta al detal e imprimir en las cajetillas fotos grandes y sugestivas sobre sus efectos nocivos. Pero, el caso omiso es evidente, entonces, ¿cuál es el camino para dejar de fumar?

No es fácil, pero sí es posible, concluyen los investigadores que adelantaron el estudio para proponer la guía, en la cual sugieren al personal de la salud, dentro de otras cosas adoptar el modelo de las ‘cinco Aes’: Averiguar por el uso del tabaco, Aconsejar que se deje de fumar, Analizar la disposición para dejar de fumar en el corto plazo, Apoyar al paciente en su intento y Acordar el seguimiento. O el de las ‘cinco eRes’, si la persona aún no está motivada: Razones para parar, Riesgos de continuar fumando, Recompensas por dejar de hacerlo, Reparos o barreras para suspender y Repetición del mensaje de cesación.
Todo el personal de salud está en la obligación de dar esta consejería breve, pero cuando es el médico mismo el que la ofrece, tiene más efecto en el paciente.
Una segunda terapia es la consejería intensiva, en la que el apoyo social, la entrevista motivacional, la terapia aversiva, etc., según concluye la pesquisa, es una mejor estrategia pues se le entrena al fumador para identificar las situaciones que incrementan su probabilidad de consumo y le permite desarrollar habilidades para hacerle frente.
Por si quedaba alguna duda acerca del daño que los cigarrillos electrónicos despierta en la salud, la evidencia demuestra que “el cigarrillo electrónico es igual o más dañino que el cigarrillo convencional, tiene los mismos componentes que están mezclados con otros más tóxicos”, afirma Alejandra Cañas, directora del Departamento de Medicina Interna del Hospital Universitario San Ignacio, quien como otros expertos resalta la necesidad de una regulación de estas “tecnologías” ya que sus mayores consumidores son los jóvenes y adolescentes.
Ante esto concluyen que ni la sociedad civil ni las instituciones educativas tienen un conocimiento amplio sobre los riesgos del uso de estos dispositivos y que se necesita avanzar en estudios e iniciativas para desarrollar políticas públicas que regulen la distribución y consumo.