¿Por qué hay ingenieros en el banco de ropa más grande del país?
Ingenieros javerianos, industriales y de sistemas, aceptaron el reto de mejorar los procesos del Banco de Ropa de la Corporación Organización ‘El Minuto de Dios’, e impulsarlos a ayudar a aún más personas.
POR: MARIANA DÍAZ SANJUÁN / INFOGRAFÍA: CAMILA DUQUE-JAMAICA
¿Alguna vez has hecho un détox de closet? Yo sí. Es una tradición familiar desde hace años. Un día de diciembre la cama se camufla bajo una gran pila de ropa que espera ser juzgada: En un rincón va la ropa que seguiré usando, en otro la que está manchada, agujereada o ajada, en una bolsa negra se arruman las piezas para hacer trueques textiles, y en una bolsa blanca la ropa para donar. Cuando cada miembro de la familia tiene sus bolsas blancas listas, mi mamá las lleva a un lugar famoso en Bogotá: El Banco de Ropa del Minuto de Dios.
Esta iniciativa de economía circular recoge donaciones de todo tipo: ropa, juguetes, electrodomésticos, libros, útiles escolares. Las procesa y envía a todos los rincones del país, ya sea a misiones humanitarias que atienden desastres naturales y situaciones de orden público, o roperos, pequeños espacios donde se ofrecen los artículos con un valor simbólico muy bajo, destinado a continuar apoyando los programas sociales de esta entidad sin ánimo de lucro. Al imaginar el lugar, lo primero que viene a la cabeza es un personal compuesto por trabajadores sociales, personal religioso, sastres, pero no ingenieros. ¿Qué podrían hacer allí?
Pues bien, los ingenieros son mucho más importantes para las iniciativas benéficas que lo que se podría sospechar. La operación del Banco de Ropa, enorme y compleja, logra suplir el 70% de la demanda de sus roperos y de las misiones humanitarias asociadas al Minuto de Dios. “Las organizaciones que quieren ayudar se organizan orgánicamente para prestar esa ayuda. Sin embargo, carecen de métodos y herramientas para que esa organización, que implica diseñar, ejecutar y controlar procesos, sea eficiente. Ahí es donde entran los ingenieros” explica Clara Mabel Solano, profesora del departamento de Ingeniería Industrial de la Pontificia Universidad Javeriana.
Ayudar, la acción más contundente contra el fast fashion
“Yo siempre he estado a cargo de materias sociales”, asegura Solano. “Hace un año y medio identifiqué el fast fashion como una problemática social interesante, así que comencé a plantear el tema a estudiantes de práctica social y trabajo de grado para crear una línea de investigación” continúa. El Banco de Ropa del Minuto de Dios fue su primera conexión con esta problemática.
El fast fashion, o moda rápida, es un sistema en el que grandes empresas fabrican cantidades gigantes de ropa, cambiando de colección con mucha rapidez y ofreciendo precios tan bajos que es imposible que otros esquemas productivos los igualen. Pero si esta ropa es tan barata, alguien más está pagando el precio. El fast fashion es capaz de mantener sus dinámicas gracias a condiciones laborales deplorables, el uso de materia prima de muy baja calidad y los bajos estándares ambientales de producción. También involucra al último eslabón de la cadena, el consumidor, que acelera sus procesos de compra de ropa.
Esta moda, que implica producir y comprar prendas que serán usadas una única vez para luego desecharlas tiene un desenlace poco glamuroso y costoso a nivel ambiental. En lugares como el desierto de Atacama, la arena de las dunas ha sido reemplazada por montes de ropa que, en muchas ocasiones, podría seguir siendo usada. La crisis también ha llegado a Colombia, pues tan solo en el 2021 se desecharon 1.470 toneladas de textiles en el relleno sanitario Doña Juana, según estimaciones del propio Banco de Ropa. La operación del Banco logró recircular toneladas de material textil y otras donaciones en el 2024. Todo este material no paró en botaderos de basura, sino en las manos de quienes más lo necesitan.
¿A dónde llega la ropa que donas? Un tour por el Banco de Ropa del Minuto de Dios
En Colombia, muchas personas no acceden fácilmente a ropa por razones económicas, de orden público o desastres naturales. Ese blazer que ya no usas puede significar empleo, abrigo o alegría. La ropa es más que necesidad: es dignidad.
¿Qué puedes donar?

Ropa
Libros
Bolsos
Zapatos
Muñecos o juguetes
Coches de bebés
Electrodomésticos usados
Útiles escolares
Mercado no perecedero
¿A dónde llevar
tu donación?

Puedes llevar máximo 2 bolsas al día al Servientrega más cercano. Ellos se encargan de enviarlo al Banco de Ropa del Minuto de Dios directamente.

El Banco de Ropa del Minuto de Dios recibe directamente tu donación de lunes a sábado de 9:00 am a 3:45 pm
Aunque llegan 180 toneladas de material textil cada año, hay una gran necesidad de ropa para hombres, niños y niñas.


60%
de las donaciones llegan en mal estado, así que se redirigen para ser usadas por otras industrias
40%
de las donaciones llegan en óptimas condiciones

Una vez entran al Banco de Ropa

Se lavan y desinfectan todas las prendas. Top Terra les dona todo el detergente con el que lavan las prendas del banco de ropa.

Un equipo de costureras repara cualquier imperfección

Algunas piezas con telas en buen estado y con diseños atractivos se usan para confección de piezas de colección. Diseñadores del SENA se encargan de crear prendas únicas: chaquetas, bolsos, pantalones y faldas.
Los artículos son embalados y se distribuyen a diferentes puntos en toda Colombia
1

Misiones humanitarias: Se atienden situaciones de orden público, como la del Catatumbo, o desastres naturales, como inundaciones, y avalanchas.
2

Fundaciones: Se contactan con el Banco de Ropa para solicitar las prendas que necesiten
3

Roperos del minuto de Dios: Almacenes donde se vende ropa a un precio que va desde los $5.000 a los $30.000, los cuales ayudan a sostener los costos de nómina y transporte del Banco de Ropa. Actualmente existen 16 roperos a nivel nacional.
4

Ferias de ropa de segunda mano: Recientemente se está gestando la posibilidad de participar con colecciones exclusivas realizadas por estudiantes del SENA.
Ingeniería más beneficencia, igual a mayor cobertura
El proyecto liderado por Solano se concretó a través de trabajos de grado de estudiantes de la Facultad de Ingeniería. Fue así como contó, por un lado, con ingenieros industriales que entraron a mejorar la eficiencia de este centro. Y, por otro lado, con ingenieros de sistemas encargados de desarrollar una aplicación adaptativa que permitiera mejorar la comunicación entre el Banco de Ropa, los roperos y las misiones humanitarias.
“Como ingenieros industriales, identificamos cuáles procesos íbamos a atacar, o sea, los que se iban a transformar”,
comenta Juan Andrés Moreno Daza, quien hizo de este proyecto su trabajo de grado junto a Juan Manuel Moreno, Santiago Parra y Natalia Jiménez.
Su propuesta pretende mejorar nueve momentos clave: recepción, pesaje, procesamiento de los productos que no son ropa, clasificación, lavandería, refacción y alistamiento de donaciones y alistamiento de roperos. El análisis encontró, entre otras cosas, que el despacho de una sola orden puede implicar hasta siete kilómetros de desplazamiento. Además, muchas estaciones de trabajo no tienen ni las posturas, ni la iluminación adecuada.
“Lo que pasa con la iluminación insuficiente es que tú no te das cuenta de que una prenda está manchada, la pasas como buena, se lava, y realmente no se puede despachar así, manchada” señala Moreno Daza, quien está a punto de graduarse de Ingeniería Industrial. Cada mal procesamiento de una prenda implica un gran gasto de agua, energía y tiempo, que se ve traducido en menos ayuda para quienes más lo necesitan.
Para formular la propuesta de mejora de eficiencia, los investigadores modelaron la operación en softwares como FlexSim y AutoCAD, lo cual fue útil para diseñar una mejor distribución de la planta del Banco de Ropa. Según el modelamiento, con mejorías en la iluminación, ergonomía y distribución espacial, se podría suplir hasta el 82% de la demanda de roperos y misiones humanitarias. Una mejora del 12%.
Un sistema para comunicarlos a todos
Lo que pasa una vez las donaciones salen del Banco de Ropa es una historia igual de compleja. Los 16 roperos, distribuidos por todo el país, deben llevar un riguroso registro de su operación, que históricamente se ha hecho de forma manual. Las ventas se registran en libretas físicas, que eran contrastadas. “Cuando tú compras en los roperos se te da un vale, otro soporte físico se queda con nosotros. Entonces los roperos nos mandan esas valeras pegadas al informe mensual en hojas carta. Todo es físico” explica Arnaldo Sandoval, coordinador del Banco de Ropa y los roperos.
“Nuestro proyecto fue hacer una página web que facilitara la comunicación entre el Banco de Ropa y los roperos”,
explica Gianluca Gramegna, otro estudiante y miembro del equipo de ingenieros de sistemas, dirigido por la profesora Ángela Carrillo.
“La página apoya diferentes gestiones, como revisar todos los roperos, los inventarios, las ventas, las donaciones y el stock en bodegas, pero todo a través de la aplicación y no de archivos de Excel, que a veces pueden ser desordenados y no tan fieles a la realidad” destaca. La plataforma, que está próxima a ser implementada, no solo tiene la capacidad de unificar inventarios y ventas. También registra a los clientes, los clasifica según las compras que han realizado, les asigna puntos por cada compra y les notifica eventos especiales y la llegada de ropa de su interés al ropero. Además, todos los envíos humanitarios a fundaciones y misiones también pueden ser registrados.
“Los estudiantes nos van a donar ese programa fuente, prontamente será la entrega oficial”, destaca Sandoval. Y añade: “Va a tener un beneficio operativo inmenso para nosotros, nos va a hacer más ágiles”.
Actualmente ambos proyectos de ingeniería están a la espera de ser implementados. En poco tiempo el Banco de Ropa cambiará de sede, y, según Sandoval, aprovecharán la ocasión para implementar las propuestas de los estudiantes que, para entonces, ya serán ingenieros industriales graduados. Asimismo, la aplicación web será puesta en uso próximamente.
El proyecto liderado por Solano tiene mucho más camino por recorrer. En la actualidad, estudiantes de la Facultad de Ingeniería realizan sus prácticas trabajando en la implementación de las propuestas planteadas por sus predecesores. A futuro, el plan es encontrar más bancos de ropa e iniciativas que luchan contra el fast fasion, para que los ingenieros javerianos en formación puedan impulsar su misión de ayudar.