Esta nota titulada Efectos del covid-19 en el corazón fue publicada originalmente el 7 de marzo de 2022.
El virus del SARS-CoV-2 ha demostrado ser un patógeno particularmente agresivo. En estos dos años de pandemia algunas investigaciones indican afectaciones en diversos órganos y se siguen estudiando los efectos a mediano y largo plazo.
Si bien es un patógeno respiratorio, llama la atención de los científicos el alto impacto que también tiene en el corazón. “En general, el que más se compromete es el pulmón, pero el corazón se afecta en un 30 % o 40 %”, afirma Ángel García, cardiólogo especialista en insuficiencia cardiaca y trasplante cardíaco, y jefe de la Unidad de Cardiología del Hospital Universitario San Ignacio.
García explica que ese compromiso puede ir desde una fase asintomática donde el paciente no siente nada, pero su corazón presenta inflamación de las células cardiacas, hasta casos más severos en los que podrían presentarse arritmias, disfunción ventricular, derrame pericárdico (acumulación de líquido en la bolsa que cubre el corazón) u otras situaciones que pueden amenazar considerablemente la vida de los pacientes.
“Esas complicaciones usualmente son más frecuentes en personas con mayores factores de riesgo, de mayor edad, con más comorbilidades. Sabemos que el tratamiento que reciben los pacientes para intentar ‘aliviar o reducir’ ese proceso inflamatorio está basado en esquemas que utilizan esteroides y algunos antivirales que tienen buenos resultados desde el punto de vista cardiaco”, expone.
Efectos del coronavirus en el corazón
Para este experto las afectaciones cardiacas de la enfermedad se presentan en tres escenarios. El primero de ellos es el agudo, cuando la infección está activa. En este escenario se genera un proceso inflamatorio en el corazón y se manifiesta con dolor de pecho, fatiga, arritmia cardiaca y derrame pericárdico (mencionadas anteriormente) así como posibles alteraciones en la función de contracción del músculo cardiaco.
El segundo escenario es cuando los pacientes logran superar la fase aguda de la infección y quedan con algún tipo de secuela que puede ser transitoria. Existe la posibilidad de experimentar sensación de fatiga y en ocasiones, afectación del funcionamiento cardiaco porque existen fallas en la contracción, hay líquido alrededor del corazón o porque hay alteraciones de la conducción eléctrica del corazón.
“En general, aquí se recibe tratamiento, seguimiento y los pacientes llegan a mejorar con el tiempo, hasta donde tenemos conocimiento”, cardiólogo
Ángel García
El tercer escenario se da tras la vacuna contra covid-19. “Este es el más infrecuente pero el que más ha sonado en redes sociales y medios de comunicación. Se presenta hasta en 1 de cada 50 a 100 mil pacientes vacunados y puede generar un cuadro similar a una miocarditis, que es una inflamación del corazón”, añade.
El cardiólogo es enfático en afirmar que sí es posible presentar efectos secundarios por la vacuna, pero que son muy poco frecuentes y son muy similares a los que producen otras vacunas como influenza, gripe, fiebre amarilla o hepatitis. En ningún momento es una justificación para no considerar las vacunas como la mejor opción para disminuir el riesgo de infección y complicaciones por covid-19.
El corazón en la cancha
El fútbol es uno de los deportes que más pasiones despierta en sus seguidores y durante los últimos meses ha ocurrido una situación con repercusión en los medios de comunicación: jugadores que en medio del partido se llevan su mano al pecho, les falta el aire y se desploman en el suelo, así que deben ser llevados de urgencia al hospital.
Eso le ocurrió a Christian Eriksen, jugador danés en el partido Dinamarca-Finlandia, y también a Víctor Lindelof, del Manchester United (Inglaterra), Piotr Zielinski, del Nápoles (Italia), Alphonso Davies, del Bayern de Múnich (Alemania) y Adama Traoré, del Sheriff de Moldavia. Todos presentaron síntomas similares.
Jugadores de otras disciplinas deportivas pasaron por lo mismo pero con otro resultado. El basquetbolista Michael Ojo y el rugbista Archie Bruce fallecieron por complicaciones cardiacas. La reacción de algunas personas en redes sociales fue señalar a las vacunas contra la covid-19 como las responsables de estos episodios.
Sin embargo, casos como estos ocurren desde hace mucho tiempo, incluso antes de la aparición de la covid-19 y sus vacunas.
La Federación Internacional de Fútbol Aficionado – FIFA–, máximo rector del fútbol, declaró en un comunicado que las cifras demuestran que no hay más muertes de futbolistas por infarto que antes de la pandemia.
Entre 2014 y 2018 se reportaron 617 casos de muerte súbita de jugadores de 67 países, según un estudio de la Universidad de Saarbrücken, Alemania, de los cuales, 142 sobrevivieron tras atención médica.
Además, varios de los casos reportados sucedieron antes de que los jugadores fueran vacunados, por lo que se trataría de efectos secundarios de la enfermedad, no de la vacuna.
El cardiólogo García explica que, en general, los deportistas no sufren tanto frente a la infección por SARS-CoV-2 porque son personas sanas, sin enfermedades de base y con muchos controles médicos. “Esto no quiere decir que no se mueran o que no se compliquen, pero en general les va bastante bien”, dice. Pero entonces, ¿cómo explicar tantos eventos que antes parecían no ser tan comunes?
El experto también aclara que, como un efecto de la enfermedad es inflamar el corazón, actividades de alto rendimiento o alto impacto pueden comprometer y afectar el funcionamiento de este órgano, sobre todo durante las primeras fases luego de la infección.
Efectos del covid-19 en el corazón: estudios
La profesora de la Pontificia Universidad Javeriana, Zulma Cucunubá le explicó a Pesquisa Javeriana que, en el desarrollo de esta pandemia, la ciencia actúa en tiempo real, así que hay investigaciones en curso, pero llevará tiempo tener resultados definitivos.
Uno de los estudios fue publicado en diciembre de 2021 por la Clínica Cleveland y revela que el 41 % de los estadounidenses ha reportado problemas cardiacos desde el inicio de la pandemia. La pesquisa relaciona estas afectaciones con el sedentarismo que trajeron los confinamientos y otras restricciones.
Además, solo el 60 % de encuestados manifestó hacer ejercicio, cuando antes de la pandemia lo hacía el 72 %. Por otro lado, el 83 % afirmó que antes de 2019 caminaba a diario, cifra que se redujo hasta el 74 % en el último año.
El director del Centro Vascular y del Corazón de la Clínica Cleveland, José Navia, afirmó a la agencia EFE que por las restricciones durante la emergencia sanitaria, muchos pacientes cardiacos dejaron de hacerse chequeos médicos. Recomendó que quienes hayan tenido covid-19, se realicen exámenes de control para descartar cualquier anomalía.
Un reciente estudio publicado en febrero de 2022 en la revista Nature reveló que las personas de edades avanzadas que se contagiaron de covid-19 tendrían mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares tras un año de su recuperación.
En este estudio, investigadores de la Universidad de Washington revisaron los datos de atención médica de exmilitares del Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos. Allí utilizaron información de un grupo de control de más de cinco millones de personas y de 153.000 veteranos que superaron la infección por covid-19.
Dice esta investigación que las personas que se contagiaron tenían un 52 % más de probabilidades de experimentar un derrame cerebral, 63 % más probabilidades de ataque cardiaco y hasta un 72 % más de sufrir de las arterias coronarias. Determinó también que incluso personas que no tenían antecedentes cardíacos desarrollaron este tipo de afectaciones en los doce meses siguientes a la infección.
Hay que aclarar que si bien el documento no discrimina los resultados por edades, el promedio es de 65 años. La información analizada fue recolectada hasta enero de 2021, por lo que muy pocos participantes estaban vacunados. No incluye datos de las variantes delta ni ómicron, que empezaron a circular meses más tarde. Por lo tanto, se desconocen los efectos de las vacunas en este tipo de anomalías.
Para Ángel García, aún se requiere más tiempo y estudios para tener datos certeros sobre los efectos de la enfermedad en el corazón a mediano y largo plazo. Frente a las vacunas aclara que sí pueden producir efectos secundarios, pero que en ningún momento superan todos los potenciales beneficios que ofrecen.
“Dado lo masivo que fue esta vacunación, podemos encontrar efectos adversos, que son muy infrecuentes, pero que los logramos capturar en la data científica dado el número de vacunas que pusimos”, afirma. “En ningún momento, desde el punto de vista histórico, habíamos vacunado a tanta gente en tan poco tiempo”, concluye.
