“La nostalgia es la fuente de toda literatura y de toda poesía”.
Gabriel García Márquez
La música, más que inspiración, es disciplina. Es tomar la experiencia, las vivencias, las emociones y otros elementos de la cotidianidad para que, basados en técnicas musicales, se pueda escribir una obra. Así lo explica Carolina Noguera Palau, coordinadora del Área de Composición del Departamento de Música de la Pontificia Universidad Javeriana y segunda ganadora del Premio Bienal a la Creación Artística Javeriana, entregado en 2016. Hoy, dos años después, este galardón está en proceso de selección para definir quién recibirá en septiembre la tercera estatuilla y un reconocimiento por $15.000.000 en el marco del III Encuentro Javeriano de Arte y Creatividad.
Carolina Noguera tiene más de 15 años de experiencia profesional en el campo musical. Estudió en la Javeriana su pregrado y viajó a Inglaterra a realizar su máster y doctorado en composición musical en el Royal Birmingham Conservatoire (adscrito a la Birmingham City University) como becaria de ORSAS (Overseas Research Students Awards Scheme) del Reino Unido, Colfuturo y el Banco de la República de Colombia. Fueron cinco años en Europa para encontrarse con lo más profundo de su interior, para hacerle caso a sus intuiciones, a su melancolía y así crear historias a través de la música. En últimas, para romper con su propuesta de creación, con la que se había hecho merecedora, hasta entonces, de algunos reconocimientos como el Premio Nacional de Composición de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá en 2006, la beca de creación del Ministerio de Cultura en 2005 o como finalista del VII Premio Nacional de Composición de la Secretaría de Cultura de Bogotá en 2003.
La racionalidad la ha acompañado siempre. Le iba bien con las matemáticas en el colegio, estudió filosofía y uno de sus maestros, Guillermo Gaviria, le ayudó a fortalecer ese “impulso racional”, como ella lo llama, para crear música; sin embargo, en 2006 exploró otras búsquedas, ya no solo quería partir desde esa perspectiva. Llegar a Inglaterra fue un quiebre: “No más, hago lo que quiero sin importar si hay una justificación racional”, decía. Sus mentores en el doctorado, Richard Causton, compositor y profesor inglés, y Lamberto Coccioli, profesor italiano de música y tecnología, la acompañaron con esta sentencia: “Su música está muy ordenada, desordénela un poco”. A eso se dedicó hasta 2011 cuando regresó a Colombia.
Desde Inglaterra, Noguera le dio importancia a la nostalgia de los sonidos de la infancia, alejándose de “la onda más modernista” para recurrir a un lenguaje más abstracto. Es solo escuchar, por ejemplo, Cuarteto palenquero, una mezcla de instrumentos rasgados y voces sobrepuestas, para sentir el uso de elementos sonoros que evocan un espacio cálido y de antaño. Otra pieza que quedó de su doctorado fue Elegía errante, basada en elementos musicales mexicanos del huapango y la raspa. Esta composición fue estrenada por Garth Knox, uno de los violistas más importantes a nivel global y la grabó David Merchán, violista colombiano radicado en Berlín que ha tocado con los mejores del mundo.
Y… ¿cómo se compone?
“Trato de construir texturas donde le doy peso a la distorsión. Algunas veces genero dislocaciones de las melodías que estoy recordando, es decir, un pedazo acá, otro allá y juego a armar un rompecabezas mal hecho. Algo así como la memoria de las personas que recuerdan por fragmentos. La textura es nebulosa, ya que me apoyo de lo visual y trato de traducirlo en el lenguaje musical”, explica Noguera.

Agrega, además, que “componer es responder a una urgencia vital. Quizás no se gana un peso. Uno podría terminar como Schubert muriendo a los 31 años en un tumulto espantoso, sin fama, sin plata, sin nadie que lo aplauda, pero si se tiene la necesidad de escribir, pues hay que hacerlo y no pensar más”. Durante los años en Londres se preguntó: ¿por qué no apelar a la emotividad? ¿Por qué contrariarse con esta posibilidad que da la vida? Incluso, eran cuestiones sin resolver desde años atrás cuando era pianista.
Del doctorado, además de las inquietudes internas, quedaron piezas musicales interpretadas por ensambles europeos del Conservatorio, como Furias. Esta obra para violín y piano está basada en un pasillo y fue con la que ganó el Premio Bienal a la Creación Artística Javeriana. Noguera explica que “alude a las furias que a veces siento y a momentos contemplativos asociados a recuerdos de infancia”.
Esta composición fue estrenada en Inglaterra por Mary Dullea y Darragh Morgan durante la temporada ‘Frontiers Series’ en el Royal Birmingham Conservatoire en 2011. Su título está basado en las deidades mitológicas de venganza o las personificaciones sobrenaturales de la ira de la muerte; en la obra, se hace referencia a la energía frenética que puede ser semejante a la ira.
Esta pieza musical se ha interpretado en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, en el Auditorio Pablo VI de la Javeriana, en el Festival de la Imagen de Manizales y en el Festival de las Américas en Greenwich House Music, en Nueva York. Ha sido interpretada un gran número de veces por el dueto sueco-brasilero conformado por Karin Hellqvist (violín) y Heloisa Amaral (piano) en la Sala Teresa Cuervo Borda del Museo Nacional de Colombia, y por la violinista Angélica Gámez y la pianista María José de Bustos.
Furias está publicada en el Catálogo de Obras Artísticas de la Javeriana.
Nota: Los invitamos al III Encuentro Javeriano de Arte y Creatividad, del 10 al 14 de septiembre próximos. La asistencia no tiene costo y está abierta a cualquier persona interesada en la creación artística. Puede inscribirse en www.javeriana.edu.co/arteycreatividad