Las palabras se quedan cortas, pero imagínenlo así: en un escenario con una iluminación tenue hay objetos diferentes. Acá hay un barril de metal, por allá una bolsa blanca grande de reciclaje, por este lado una taza grande de aluminio. También hay pacas de heno, varias; una lámina de acrílico con papel tornasol que refleja la luz; un tronco de madera grande y grueso; y unas tiras de fique, como una especie de pelo. Encontramos muchos más elementos y, por si fuera poco, hay nueve personas en escena, entre músicos con sus instrumentos y performers, con una única intención: cambiar sus códigos para entrar a relacionarse de manera diferente con esos objetos.
Estas personas están intentando crear otro tipo de danza ―y otro tipo de estética―, para lograr este fin parten de la improvisación a través de prácticas somáticas, como las propuestas por la técnica Alexander y el Body Mind Centering, que exploran el movimiento y la conciencia de los patrones neurocelulares, los fluidos y los impulsos del cuerpo. Alrededor, dándoles pautas y motivaciones, está Jenny Ocampo, profesora del Departamento de Artes Escénicas de la Pontificia Universidad Javeriana, con más de dos décadas de experiencia como coreógrafa y directora artística, y con una maestría en Estudios Críticos de la Danza, que obtuvo en Alemania.
“Esto no es una obra”, dice la profesora Ocampo. Desde que empezó a materializar Mundear/Prácticas para ser-mundo, en 2023, lo planeó como un proyecto interdisciplinar de investigación+creación constante que explora los conceptos filosóficos que ella conoció durante su investigación académica, pero a los que ya venía acercándose desde la práctica de la improvisación en danza.
La configuración de mundos: danza y filosofía
En Alemania, mientras practicaba la improvisación, Jenny Ocampo quiso explorar nuevas posibilidades, pero sobre todo salir de esa idea de la danza en la que el ser humano es el centro de todo. “Me parecía muy interesante descentralizar el foco”, explica, y pone como ejemplo una bolsa plástica de reciclaje: “¿Qué tal si el foco ahora está en esto? No solo dejándola existir sola allí, escénicamente, sino también yo relacionándome con la bolsa y desviando la atención hacia ella”.
Pero fue durante sus estudios en la Universidad Libre de Berlín que descubrió los conceptos que explicaban lo que ella estaba explorando. El eje que sostiene todo es el término worlding ―analizado por la filósofa y teórica cultural Erin Manning y por la también filósofa y bióloga Donna Haraway―, que se traduce al español como configuración de mundos y que promueve la alianza entre lo humano y lo no humano para intentar nuevas formas de supervivencia.

Ocampo recuerda que se fue identificando con toda esta filosofía y empezó un proceso al que llama tentacular, con el fin de recoger otros conceptos que la ayudaran a pensar “en un cuerpo que se descoloca, se descentra, para confrontar su postura antropocéntrica, hegemónica y capitalista sobre el mundo”.
Tiempo después, en 2023, y como profesora en la Pontificia Universidad Javeriana, Ocampo empezó a planear un proyecto que sirviera como laboratorio para mezclar aquellos conceptos filosóficos con prácticas de improvisación en la danza, la música, el performance y las artes visuales. Así fue como el proyecto multidisciplinar Mundear/Prácticas para ser-mundo ganó la Convocatoria 010 de apoyo a proyectos de creación e investigación+creación de la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad. Además, obtuvo una beca de coproducción de Iberescena y otra de coproducción con el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo.
La construcción de Mundear/Prácticas para ser-mundo
El 13 de junio de 2024 empezaron los ensayos. Jenny Ocampo escogió performers que tuvieran experiencia en improvisación. “Soy una coreógrafa que prefiere no contar ‘cinco, seis, siete, ocho’, sino que, a partir de pautas, motivaciones o impulsos que yo les doy es que ellos también crean. Así voy componiendo y afinando cosas”.
Entre las personas que participaban estaba Sara Idárraga, bailarina, coreógrafa, gestora cultural y también profesora, con más de veinte años de experiencia. Cuando supo de Mundear, aceptó unirse. A lo largo de los dos meses que ensayaron durante cinco horas diarias, Idárraga recuerda que aplicaron “muchas pautas facilitadas por Jenny para que el movimiento surgiera de la consciencia del esqueleto y sus estructuras, también del líquido cefalorraquídeo y de la sangre. Intentábamos generar la relación con el espacio, con los otros y lo otro”
“Somos muy individuales, muy antropocentristas. Queremos que la atención siempre esté en nosotros y nos cuesta desaparecer, nos cuesta aquietarnos. Nos cuesta descentrarnos”.
Jenny Ocampo
Los objetos que se encuentran en la escena no figuraban allí al principio. Ni siquiera la coreógrafa los tenía tan claros desde el primer momento. Fue gracias al artista plástico Mateo López que aparecieron. Jenny Ocampo recuerda que llegó a su taller a buscarlos en medio de las piezas geométricas y limpias que elabora López, “pero yo buscaba algo mucho más salvaje, y entonces empecé a encontrar esa expresión en objetos que él tenía por ahí arrinconados, quizás para almacenar, y que no eran para nada en lo que él pensó”, asegura Ocampo.
Pero luego López, con su trabajo sensible, fino y sostenible, añadió otras piezas al proyecto: un tubo gigante de metal en forma de arco, una tela de lona como carpa para poner en una esquina, una vara larga de bambú, entre otras. Ocampo dice que la propuesta del artista visual fue muy acertada para lo que significa Mundear, porque, a su modo de ver, “develó el ánima de cada uno de los objetos y materiales con los que trabaja”.

Lo que (no) encontró
Con una duración de poco más de una hora, Mundear se presentó al público por primera vez en agosto de 2024 en el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo. Luego, estuvo en la Universidad de las Artes de Guayaquil, en Ecuador, y en la Pontificia Universidad Javeriana, sede Central. Según Ocampo, Mundear no logró el propósito de encontrar una nueva forma de relacionamiento: “Lo que reafirmó el proyecto”, insiste, “fue la idea de que somos muy individuales, muy antropocentristas. Queremos que la atención siempre esté en nosotros y nos cuesta desaparecer, nos cuesta aquietarnos. Nos cuesta descentrarnos”.
Pero, aunque en algunos momentos fue frustrante, Ocampo siente que cumplió con el reto de hacer algo con esas características dentro de su carrera artística en Colombia. Siempre vuelve a lo que mencionó al principio: que esto no es una obra, es un proyecto en el que sigue insistiendo.
Mundear, según explica, es un pico en la búsqueda creativa de la relación con lo no humano. Y, al mismo tiempo, es un pico que va a empezar a desparramarse: “Ya llegamos a este punto y ahora uno puede escoger muchos caminos a partir de los hallazgos”. Pronto, Ocampo empezará un doctorado en investigación en España, y su idea es seguir desarrollando Mundear hasta el final de ese estudio. “Es desafiante, pero es un reto que me atrae”, dice.
Para ver más:
Ocampo, J. (2024). Mundear/Prácticas para ser-mundo.
Título de la investigación: Mundear/Prácticas Para Ser-mundo
Investigadora principal: Jenny Ocampo
Coinvestigadores: Sara Regina Fonseca García, Santiago Botero Rodríguez Departamento de Artes Escénicas Facultad de Artes Pontificia Universidad Javeriana
Periodo de la investigación: 2023 – 2024
