En La Mojana, convivir con el agua ha sido parte de la vida cotidiana: crecientes, inundaciones periódicas y tiempos secos. Sin embargo, desde que el 27 de agosto de 2021 cuando se dio la ruptura del dique conocido como Caregato, la situación cambió radicalmente. Cuatro años después, las comunidades siguen con el agua hasta el cuello, enfrentando inundaciones que ya no son temporales ni predecibles, sino constantes y difíciles de manejar.
Más que Caregato: muchas Mojanas
En La Mojana el agua no tiene un solo camino y se entrelaza en arroyos y canales que se convierten en una red interconectada sobre el territorio. Ubicada en el norte de Colombia y abarca partes de Sucre, Bolívar, Córdoba y Antioquía, llegando a cubrir unos 5000 kilometros cuadrados que forman parte de la depresión Momposina. Es esta diversidad de comunidades, historias y tradiciones la que se cruza con la ruptura del boquete de Caregato y pone en riesgo la vida de más de 155 mil personas.
“La dinámica del agua en La Mojana es muy compleja. No basta con hablar de Caregato: hay muchas mojanas, y necesitamos entender todas esas complejidades”, explica Jorge Escobar, profesor e investigador de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana que ha dedicado los últimos cinco años a estudiar el comportamiento del río Cauca en la región.
Escobar trabaja para entender la intrincada dinámica del agua y sedimentos que llegan a la ecorregión de La Mojana. Su trabajo consiste en monitorear la interacción de los ríos San Jorge, Cauca y Magdalena para ver cómo sus caudales y niveles de agua moldean el paisaje de ciénagas y caños. La ruptura de Caregato ha alterado el flujo de llenado y vaciado de estos humedales, que es fundamental para la formación natural de terreno aprovechable en la región.

Desde el sistema hidráulico prehispánico de los Zenúes se logró construir una simbiosis con el entorno acuático que permitió la actividad humana en La Mojana al establecer una relación estable entre humanos, agua y sedimentos.
Cada caño y cada ciénaga responde de manera distinta a la entrada de agua y sedimentos. Según cálculos del equipo de investigación, por Caregato ingresan 1.500 toneladas de agua por segundo y de esas hasta 10 toneladas son sedimentos. Esos materiales se acumulan en caños y ciénagas, elevan los lechos y reducen su capacidad natural de almacenamiento, provocando que se inunden territorios que antes permanecían secos.
Una decisión polémica
Para enfrentar esta situación, la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo (UNGRD) optó por ampliar el Canal de la Esperanza. Ubicado cerca al boquete de Caregato, esta iniciativa que nació de la comunidad mojanera creó inicialmente un canal pequeño que el flujo del agua fue aumentando y que la UNGRD decidió seguir ampliando para cortar el flujo del agua del río Cauca. La decisión ha sido cuestionada por comunidades y académicos, quienes consideran que no ataca el problema de fondo: el cierre de Caregato y la necesidad de mitigar el flujo de agua hacia La Mojana.
La medida no resuelve la raíz del problema porque no tiene en cuenta la dinámica sedimentaria de la región, explica el profesor Escobar. Desde la academia se insiste en que las soluciones requieren conocimiento técnico y comprensión territorial.
Ciencia y monitoreo para tomar decisiones informadas
En junio de este año, Pesquisa Javeriana acompañó al profesor Escobar en una jornada de monitoreo en el Caño Rabón y la Ciénaga de La Hormiga, dos de los puntos más afectados por la sedimentación. Con equipos como la ecosonda se midió la profundidad del agua y se registró el estado del fondo de los caños. El objetivo con este monitoreo que se sigue realizando es crear una línea base que permita comparar los cambios con el paso del tiempo y comprender cómo evoluciona la sedimentación en la región.
“Tenemos una responsabilidad social. En este caso, acompañar a las comunidades mojaneras con datos y evidencias que sirvan para fundamentar mejores decisiones”, concluye Escobar.
Cuatro años después de la ruptura de Caregato, La Mojana sigue siendo una región con mucha incertidumbre. La investigación de la Universidad Javeriana, liderada por Jorge Escobar, busca ofrecer evidencia técnica que permita enfrentar un problema histórico. Porque son muchas ‘Mojanas’. Y solo entendiendo esa complejidad será posible tomar decisiones que le devuelvan la estabilidad a miles de personas.