El cansancio, los dolores de cabeza, la boca seca en las mañanas, despertarse en medio de la noche en un sobresalto, jadeando y sin aliento. Si ha experimentado estos síntomas, puede que sea uno de los casi mil millones de personas a nivel mundial que sufren de apnea obstructiva del sueño.
Aunque algunas de sus señales sean evidentes y atormenten las noches de quienes la padecen, esta condición puede estar teniendo un efecto silencioso sobre los incontables microorganismos que viven en sus bocas.
Mayra Téllez, bacterióloga y doctora en Ciencias Biológicas e Innovación Tecnológica de la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), en Brasil, lideró una investigación que analizó la población de microorganismos, o microbiota oral, de pacientes con apnea obstructiva del sueño, para evaluar relaciones entre este trastorno y la periodontitis, una infección de las encías que puede causar la pérdida de dientes y el deterioro de los huesos de la mandíbula.
¿Cómo se relaciona la apnea del sueño con la salud oral?

Los seres humanos estamos completamente cubiertos de microorganismos. Nuestra piel, intestinos y nuestra boca tienen una flora diversa que puede cumplir funciones esenciales o convivir inofensivamente con nosotros.
La periodontitis ocurre cuando organismos dañinos se apoderan de la microbiota en las encías, causando una cascada de síntomas. “Aquellos microorganismos capaces de causar una infección dañan los tejidos de la encía. Esto hace que reaccione con una respuesta inmunológica, que también contribuye a la degradación de la encía y el hueso, que sostiene los dientes”, explica Téllez.
Por otro lado, la apnea obstructiva bloquea las vías respiratorias del paciente mientras duerme, desde 10 veces por hora en los casos leves, hasta 30 veces en los más severos. Al quedarse sin aire, los niveles de oxígeno decaen y, en consecuencia, el cuerpo se llena de dióxido de carbono. Esto, junto a la resequedad de usar la boca para respirar durante toda la noche, crean un medio de cultivo perfecto para microorganismos dañinos.
La investigación de Téllez halló que, efectivamente, las bacterias que causan periodontitis se encuentran más en pacientes con apnea, pero también encontraron un hongo, Candida albicans, cuya presencia en conjunto con estas bacterias podría estar aumentando la severidad de la infección. “Esas dos premisas nos hacen pensar que el tener apnea obstructiva del sueño podría estar influenciando de alguna forma esos microorganismos que favorecen la periodontitis”, afirma.
Asimismo, encontraron que, entre los pacientes con apnea del sueño severa, la periodontitis en su etapa 3, la más avanzada, afectaba al 75 % de ellos, siendo más común en hombres. La diversidad de microorganismos también cambiaba, incrementando en pacientes con ambas condiciones.
¿Cómo lo hicieron?

La investigación fue un trabajo interdisciplinario que se realizó con profesionales de distintas áreas, como Liliana Otero, odontóloga, exdirectora del Centro de Investigaciones Odontológicas (CIO) de la Javeriana y experta en Apnea Obstructiva del Sueño; Nelly Roa, odontóloga especialista en inmunología y actual directora del CIO; Claudia Parra-Giraldo, experta en identificación de hongos; y María Esperanza Cortés, profesora de la Facultad de Odontología de la UFMG, todas tutoras de la tesis de Téllez. Por otro lado, las periodoncistas Francina Escobar y Catalina Latorre estuvieron encargadas de detectar la infección en los pacientes.
El estudio contó con 93 participantes, los cuales eran diagnosticados con periodontitis en la clínica de la Facultad de Odontología de la Universidad y luego remitidos a la clínica del sueño del Hospital Universitario San Ignacio, donde se evaluaba la severidad de su apnea obstructiva, si la padecían.
Después, se dividieron en cuatro grupos: los pacientes saludables, aquellos que sufrían una u otra condición y los que tenían tanto apnea como periodontitis.
Se tomaron muestras de la saliva, placa dental y de los espacios entre las encías y los dientes de cada paciente, donde usualmente se esconden los microorganismos que causan la enfermedad. Estos se cultivaron e identificaron. “El trabajo fue muy bonito porque pudimos incluir no solo a estudiantes de posgrado, sino de pregrado de bacteriología. Ellos fueron cruciales para entender la microbiota de los pacientes”, expresa Téllez.
Posibilidades de la investigación

La bacterióloga ha investigado también sobre la respuesta inmunológica y, como parte de su doctorado, propuso un sistema de tratamiento para regular la microbiota alterada de quienes viven con apnea y periodontitis.
“Después de que yo determiné ese perfil microbiológico, lo que hice fue tomar los microorganismos y replicar esa biopelícula mala, o disbiótica, de forma in vitro para probar unas sustancias antimicrobianas a partir de unos sistemas de liberación controlada de fármacos llamados nanofibras”, explica.
“Los pacientes tienen un perfil microbiano muy específico, donde participa un hongo que los odontólogos no suelen tener en cuenta en infecciones diferentes a las micosis (infecciones con hongos) orales. Entonces se propone el uso de un antifúngico con un péptido antimicrobiano a partir de estos sistemas”, describe.
Téllez le apunta a publicar esta investigación a principios del 2024, y espera poder incorporar su tratamiento a un dispositivo oral desarrollado por la doctora Liliana Otero para afrontar la apnea del sueño.
“La idea es poder adaptar este tipo de sistemas de liberación controlada de fármacos al dispositivo y así tratar las dos condiciones, tanto la periodontitis como la apnea con un dispositivo, y que nos sirva como controlador del crecimiento de este tipo de microbiota disbiótica”, comenta Téllez.
Además, la caracterización de estos microorganismos llevó a Téllez y sus colaboradores a detectar bacterias que no deberían estar presentes en la boca, lo que ella denominó microbiota críptica.
“Encontramos una bacteria en estos pacientes que se llama Cutibacterium sp., que han encontrado en cerebros de pacientes con Alzheimer. Eso nos pareció bien interesante, porque empieza a completarse una red de interacciones entre dos condiciones básicas que empiezan a abrirse en todo un árbol de otro tipo de trastornos”.
La apnea del sueño va mucho más allá de la falta de aire, las malas noches y los ronquidos. En el cuerpo, todo está conectado, y un desbalance en lo más pequeño puede tener ramificaciones inesperadas. Sin embargo, trabajos como este demuestran que en la unión está la fuerza.
“Ha sido un proceso arduo, pero ir de la mano con todas las coautoras ayudó muchísimo. Es un proyecto en el que trabajamos con neumólogas, periodoncistas, una inmunóloga, una micóloga, una matemática… Abarcamos esas dudas que teníamos en cuanto a la relación de las dos condiciones desde la parte microbiológica e inmunológica y lo que viene es poder proponer soluciones”, concluye.
Desde la publicación del primer artículo, Téllez ha continuado explorando las conexiones entre la microbiota y estas dos condiciones. Ya ha participado en otros tres proyectos relacionados, lo que le ha permitido hacer parte de congresos internacionales y ser una de las siete científicas colombianas en ganar la convocatoria “Por las mujeres en la ciencia” de Minciencias, ICETEX, la UNESCO y L’Oréal en 2021.