Seguramente a usted, como a muchas personas, le resulte poco común pasar una tarde familiar con sus padres, tíos, abuelos, hijos e hijas, cada uno con pensamientos distintos, hablando de sexualidad, diversidad, sexo y género.
Tampoco era un tema sencillo para Juan Pablo Guzmán: “Yo tenía dificultades de comunicación con mi familia respecto a lo relacionado con la educación sexual. Nunca se abordó el tema de manera profunda, salvo en algunas ocasiones en las que la mayor preocupación de mis padres se concentraba en que no fuera a dejar embarazada a una mujer porque ‘hasta ahí llegaría mi futuro’”, recuerda.
Por eso, este joven comunicador social, junto con la profesora javeriana Linda Teresa Orcasita, crearon en 2017 Consexuados, un juego dirigido a los adolescentes mayores de 13 años y sus familias orientado a generar conversaciones y aprendizajes sobre sexualidad basado en los conocimientos, actitudes y prácticas.
Desde entonces, el material sigue impactando en una sociedad que, a pesar de los avances, aún se mantiene reticente a ahondar en estos temas que merecen una orientación de calidad.
El impacto de Consexuados
Con la motivación de seguir haciendo de Consexuados una herramienta con beneficio directo en la comunidad y mejorar la comunicación de las familias alrededor de la sexualidad, el Grupo de Investigación Bienestar, Trabajo, Cultura y Sociedad de la Universidad Javeriana Cali, liderado por la psicóloga e investigadora Orcasita, se presentó a la convocatoria nacional “Familias: espacios de cuidado y bienestar”, desarrollada por la Organización Fondo Lunaria y la Plataforma Familias Ahora, quienes de 300 recibidas a nivel nacional, seleccionaron once, entre ellas, Consexuados.
La primera versión de intervención familiar con el juego se desarrolló con 40 familias de Cali, Medellín, Bogotá y Barranquilla. En la segunda participaron 21 familias con entornos de mayor vulnerabilidad socioeconómica en las comunas 18 y 54 de Cali.
Para lograrlo realizaron talleres con las familias en los que también participaron madres comunitarias del ICBF y lideresas del territorio, quienes aprendieron y acompañaron el proceso. “Lo que hicimos estuvo basado en una estrategia de IEC (información, educación y comunicación). Tocamos el tema de sexualidad, prácticas de autocuidado, diversidad sexual y de género y trabajamos comunicación familiar a partir de estos ejes, mientras jugábamos”, explica Orcasita.

¿Cómo se juega Consexuados?
Los participantes giran una ruleta que contiene tres categorías: qué sabemos (conocimientos sobre sexualidad), ¿qué hacemos? (actitudes frente a la sexualidad) y qué hablamos (prácticas comunicativas). Dependiendo de la casilla en la que caiga, se selecciona una de las 150 tarjetas o cartas que se dividen en dos (para adultos y para jóvenes).
Si la persona que tiene el turno desempeña el rol de joven, un adulto toma la carta, lee la pregunta en voz alta y viceversa. Dependiendo de la categoría, quien tenga el turno debe responderla, hacer una representación (dibujo), cumplir un reto o hablar desde su experiencia personal.
Después de resolver la tarjeta y responder correctamente, el jugador obtiene entre uno y tres puntos, dependiendo del consenso de los demás participantes. El juego continúa con quien está a la derecha del jugador que inició y gana el que primero complete diez puntos.
Marta, madre comunitaria y quien jugó Consexuados, señala la importancia de la familia para hablar de temas de sexualidad y la necesidad de estos procesos formativos: “Es desde la casa donde brindamos esos valores y tenemos que darles a los hijos la confianza y, en caso de que nosotros no sepamos cómo abordar eso, buscar ayuda para poder orientarlos. Por ejemplo, ya a esta edad que yo tengo (47 años), y yo pensaba que sexualidad solo era tener relaciones sexuales con la pareja. Pero no, ya tengo más claridad y entiendo que tiene que ver con todo; desde una mirada, una caricia”.
El estudio realizado por Orcasita y su equipo logró determinar que la mayoría de participantes pide ayuda a su familia (82.9 %), luego busca este apoyo en centros de salud (5,7 %) y, por último, recurre a instituciones educativas (2.9 %).
Sobre este tema, Tatiana, otra de las participantes, asegura que “el mejor consejero de uno es la mamá o el papá, porque ellos no van a querer el mal para uno, nos van a corregir y guiar por el mejor camino”. No obstante, para las familias sigue siendo difícil ahondar en ciertos temas.
Los más ‘espinosos’ y a los que suelen buscarles un atajo son los relacionados con el placer (erotismo, sensualidad, búsqueda de sensaciones, zonas erógenas, etc.); las diversas prácticas sexuales; pornografía, masturbación y sustancias psicoactivas (alcohol, marihuana, cocaína, éxtasis u otros), lo que supone la necesidad de un trabajo más intenso en el desarrollo de habilidades para comunicar la sexualidad en todos sus ámbitos.
Pero Orcasita es enfática en decir que no es falta de interés de las familias por abordar estos temas, más bien se trata de falta de herramientas para hacerlo. “Nos decían: esta información era la que necesitábamos, solo que nadie lo hace de una forma amena y cercana como ustedes lo hicieron”.
Por otro lado, en la investigación encontraron que los temas más tratados tienen que ver con cambios físicos, psicológicos y sociales vividos durante la adolescencia, así como el autocuidado, prevención del abuso sexual y las relaciones de pareja.
“Parte de nuestro trabajo es que el abordaje de temas de género y diversidad se toque con las familias, porque es allí donde hay más resistencia” y lo anterior repercute en el bienestar emocional de sus integrantes, dice Orcasita.

Luis*, uno de los hijos de las familias que participaron en el juego confiesa que “tenía pensamientos muy diferentes sobre la sexualidad, pero asistiendo a los talleres me di cuenta de que abarca mucho más de lo que pensaba. Ahora tengo más conocimiento y, si me preguntan algo, puedo estar más seguro de responder y no desinformar”.
Los testimonios recogidos en la investigación demuestran lo prioritario que resulta generar espacios de educación colectiva, así como de encuentro donde se favorezca la comunicación asertiva.
“Sería importante implementar este proyecto con todas las familias de la comuna porque aquí, en este entorno, se ve mucho la discriminación, ‘que esa muchacha se volvió lesbiana’ o ‘que este se puso ese arete entonces ya se volvió gay’; también se ve que hay mucha niña que no ha terminado ni la primaria y ya están embarazadas, es un proyecto al que vale la pena invertirle porque hay mucho desconocimiento y esto nos ayuda a combatirlo”, reconoce Rocío*, una de las madres comunitarias que también se atrevió a jugar para educar.
El equipo del Semillero ConverSex de Javeriana Cali continúa en procesos de construcción de herramientas participativas para las familias basados en la evidencia científica y la validación comunitaria. Por ello, ahora se construyó otro juego denominado ConverSex para abordar derechos sexuales y derechos reproductivos, y su sueño es poder visibilizar estas estrategias de apropiación social del conocimiento a nivel de Latinoamérica.
Si desea conocer más detalles acerca del juego, puede contactarse con la investigadora principal, Linda Orcasita, en este correo electrónico: ltorcasita@javerianacali.edu.co
Para consultar más publicaciones puede hacer clic en los siguientes enlaces:
https://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1900-23862010000200007
https://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1900-23862010000200007
https://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-54692018000100041