En un pequeño pueblo, rodeado de montañas y palmas de cera reposa “Casita”, una estructura mágica construida en piedra y tapia pisada, con tejas de barro cocido y balcones decorados con flores que transportan por diversos lugares de la geografía colombiana.
“Podrías sentir que estás en Barichara o en Salento, pero también tiene los colores de una construcción cartagenera, la cerámica de un hogar santandereano y la vegetación de uno boyacense”, dice el arquitecto Martín Anzellini refiriéndose al personaje que alberga el ‘milagro’ de la familia Madrigal en la película Encanto, de Disney.
Anzellini también es docente de la Facultad de Arquitectura de la Pontificia Universidad Javeriana y fue uno de los asesores del equipo de Disney para la creación de la película inspirada en Colombia. Junto con su papá Stefano Anzellini —también arquitecto—, le mostró al estudio animado la historia del país a partir de sus edificaciones y paisajismos.
Un castillo Disney al estilo colombiano
El arquitecto recuerda con emoción esa primera llamada telefónica cuando le comentaron la posibilidad de ser parte del Colombian Cultural Trust de Walt Disney, un grupo de expertos que asesorían a los directores y productores sobre la cultura colombiana. Sin embargo, en ese momento procuró mantener un “optimismo moderado” para no ilusionarse en caso de que el proyecto no avanzara. Luego vinieron tres entrevistas más por videollamada donde el equipo creativo les hizo diversas preguntas para “medirles el aceite”, como él mismo dice.
Finalmente, un correo y una posterior llamada les confirmó la noticia: eran parte del exclusivo conjunto de asesores culturales para Encanto. “Creo que les gustó lo que dijimos sobre los valores de la arquitectura popular”, comenta.
Aclara que su rol no fue de diseñador sino de consultor. “Solamente suministramos información. Le comunicamos nuestro conocimiento a los directores creativos, pero ellos lo interpretaron e hicieron todo el desarrollo de ese castillo de Disney tipo casa colombiana”.
Los Anzellini no solo hablaban de la casa en sí misma sino de todo lo que conforma el paisaje. “Tenía que haber muchas flores porque son protagonistas en la arquitectura colombiana. Desde el hogar más sencillo en la ruralidad antioqueña, hasta los superjardines de las casonas coloniales cartageneras tienen vegetación, así sea en un tarrito”, comenta Martín.

En ese análisis entraron detalles típicos de la cultura urbanística colombiana, como las plazas fundacionales, el uso de piedras en la construcción de caminos, las tejas de barro, la geografía montañosa del país, los ornamentos en escaleras y ventanas, las coloridas barandas típicas del Caribe, los pisos en barro cocido, las cerámicas boyacenses, los acabados coloniales, la importancia del patio central y hasta la necesidad de incluir elementos como materas y hamacas.
Este proceso inició en 2019 y solo pudieron hablar de ello hasta el 2021. “Todo fue muy hermético, Disney nos soltaba información poco a poco. De hecho no sabemos mucho de los otros integrantes, fuimos un equipo sin saberlo”, recuerda el profesor.
La arquitectura, una pasión que lo acompaña desde la infancia
“Recuerdo ir en el carro y oír a mi mamá hablando de la belleza de los muros de tapia pisada y de las casas de piedra de la sabana de Bogotá”, apunta el arquitecto que no imaginó algún día asesorar en la construcción de una casa animada con esos mismos materiales que tanto veía cuando era niño.
Esas memorias de infancia, sus conocimientos en arquitectura vernácula (de tradición regional) y los viajes que ha realizado siendo profesor —y exdirector del Departamento de Arquitectura de la Universidad Javeriana— son el bagaje que intentó transmitir para la creación de la película.
“Gracias a la facultad he estado en muchos lugares de Colombia, como Guaviare, la Sierra Nevada de Santa Marta, los pueblos palafíticos de la Ciénaga Grande, Nariño, el Pacífico, Valle, Antioquia, el Llano y Risaralda. Creo que eso sirvió mucho durante el proceso”, dice.
Técnicas ancestrales

Si ya vio Encanto (y si no, le contamos), hay una escena en la que Mirabel—la única de los Madrigal sin un don mágico— persigue a su misterioso tío Bruno por un pasadizo. En esa secuencia se puede apreciar que la casa está construida con uno de los sistemas estructurales más antiguos de la arquitectura colombiana: el bahareque. Según Anzellini, el uso de esta mezcla de agua con diferentes tipos de barro empezó en la época colonial y hasta hoy sigue siendo uno de los materiales más comunes en las zonas rurales del país.
Esta técnica ancestral fue uno de los tantos elementos que los Anzellini le mencionaron a los representantes de Disney.

¿Encanto representa o no a Colombia?
Las críticas nunca faltan, y con Encanto no fue la excepción. Aunque muchos usuarios han comentado en redes sociales que la película es una clara representación de Colombia, otros creen que al querer abarcar tantas cosas de la cultura, finalmente no dicen nada.
Anzellini no está completamente de acuerdo, ya que, para él, al ser una especie de “caricatura de la arquitectura colombiana”, no puede representar a la totalidad de la población. “El 80 % de los colombianos vivimos en ciudades y aquí estamos en una vivienda rural. Eso ya quiere decir que no es una casa colombiana regular, es una rural y con eso nos referimos a la minoría”, explica.

A pesar de que considera que el equipo creativo supo representar muy bien la cultura colombiana, dice que “sigue siendo la interpretación de un grupo que está afuera”.
Eso no significa que esté en desacuerdo con el resultado. “El momento más emocionante de todo el proceso fue ver la película en la premiere del Teatro Colón”, comenta, pues ahí, en pantalla grande, pudo disfrutar de los valores arquitectónicos tradicionales colombianos, porque a pesar de que se busca hacer parte de una universalidad, asegura que “nuestros ladrillos, colores y ornamentación intentan, a la vez, rescatar las identidades locales.
“Creo que una de las cosas más poderosas que tiene Encanto —agrega— es que muestra cómo las personas van llegando a un nuevo lugar para construir sus casas con lo que hay y así consolidar una vida estable y duradera. Para mí, la arquitectura —sobre todo la informal (hecha sin arquitectos)— nos habla de esa resiliencia que caracteriza a los colombianos. En esencia, las ciudades y las viviendas son el reflejo de nuestra cultura y eso se muestra en la película”, concluye.