En Semana Santa es habitual que tanto creyentes como ateos aprovechen la pausa que nos presta el calendario para reflexionar en torno a diferentes aspectos de la espiritualidad. Pero un enfoque del que se habla poco y que recientemente ha venido ganando fuerza es el de releer el papel de las mujeres en la religión, tanto en los textos sagrados como en el mundo eclesial contemporáneo. Hablamos con la profesora del Departamento de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, Paula García Arenas, acerca de la importancia de pensar en la religión a través de una mirada femenina muchas veces ignorada.
“La Biblia viene de un contexto judío patriarcal”, dice la docente, “el sistema patriarcal tiene que ver con que el varón es la cabeza de la sociedad y por ende de la familia, y en ese sentido las mujeres pasan a un segundo plano”. Esto se hace evidente cuando vemos que la Biblia está escrita por hombres y que, a menudo, las mujeres aparecen como personajes que los rodean, como esposas, hermanas o hijas.
Sin embargo, García asegura que, en esta exclusión femenina del escenario principal, se abre una gama de espacios íntimos en los que las mujeres ganan otro tipo de protagonismo gracias a su valentía, su fuerza interior y su fe. “Leer la Biblia con mirada de mujer nos va mostrando esto: que hay mujeres que se van destacando, que, aunque estén al lado de estos varones van complementando con esa fuerza interior que tenemos las mujeres”.
Eso ha hecho la profesora a lo largo de su trayectoria académica. Por ejemplo, en el artículo “La mujer Sirofenicia y la mujer “hija de Abrahán”: ejemplos de fe y perseverancia, en medio de un mundo excluyente”, analizaba dos modelos de mujer presentes en los evangelios de Marcos y Lucas, y cómo ambas “se vuelven ejemplo de fe y perseverancia, aunque son excluidas por el mismo grupo de referencia siendo de diversa procedencia: una extranjera y una judía”.
Al estudiar la Biblia desde un enfoque hermenéutico García ha encontrado personajes femeninos en momentos cruciales. Por ejemplo, Sifrá y Puá, dos parteras egipcias que en Éxodo 1:15 reciben de parte del faraón la orden de matar a los bebés varones hebreos. “Ellas toman la decisión de ´no los vamos a matar´. Esto es muy interesante porque se vuelven mujeres custodias de la vida, de la vida de los hebreos, y se dice que, de hecho, ayudan a las mujeres hebreas a tener hijos”, asegura.
Este detalle no es menor, pues además de ser personajes que simbolizan el cuidado de la vida, como mujeres y como parteras, también son relevantes para la historia bíblica, como dice la profesora de Teología: “en la historia nace Moisés, un niño hebreo que nace de un parto que se supone ellas tendrían que haber evitado”.
Mujeres en la actualidad religiosa
Pero la importancia de las mujeres va más allá del texto bíblico. “Las mujeres que en la iglesia llegan por ejemplo a un dicasterio en una estructura romana tan clerical, creo que se pueden destacar, creo que hay muchas religiosas en las facultades de teología, muchas laicas que están al frente […] pero creo que fue un boom ahorita con la nueva posesión de Donald Trump, la pastora que estuvo al frente de la iglesia anglicana”. La profesora García se refiere a Mariann Budde, la obispa que dirigió el servicio de oración durante la posesión de Donald Trump el 21 de enero de este año.
Su sermón resonó por la clemencia que pidió para con la comunidad LGTBIQ+ y con los migrantes que viven en territorio estadounidense. Casi de inmediato, sin embargo, recibió ataques por parte de seguidores del presidente Trump, quien personalmente calificó a Budde de ser una “odiadora de extrema izquierda”.
La conclusión de la profesora García es que las mujeres “siempre hemos estado ahí, solo que hasta ahora nos visibilizan más”, ya sea siendo protagonistas de ámbitos privados cuando la sociedad y el relato está en manos de un sistema patriarcal, así como tomando la palabra en público, siendo educadoras, revolucionarias, y figuras claves en el mundo religioso. Las mujeres, en comparación a los hombres, históricamente no han sido el centro de poder, pero García enfatiza en que esto no debe ser confundido con una falta de agencia o de voluntad femenina.
“A veces tenemos una frase muy de cajón que usamos con poblaciones vulnerables y es ´ser voz de los que no tienen voz´. Yo creo que también debemos replantear mucho esa expresión porque las mujeres siempre han tenido voz, yo creo que es escuchar”, dice la docente de Teología. Y añade: “Ahora en estas sociedades modernas estamos escuchando más la voz de las mujeres. Siempre la hemos tenido, lo que pasa es que se ha silenciado. Entonces yo creo que es una invitación a escuchar más las voces de las mujeres porque siempre tenemos algo que decir y siempre hemos tenido que decirlo”.