¿Recuerda la sensación de estar hambriento o hambrienta? Imagine el momento en el que entra al restaurante. Uno, dos, tres pasos y se sienta en su mesa. De fondo suena un “tzzz”, no tan prolongado pero apetitoso. Es el sonido de la parrilla siendo acariciada por un alimento (carne, algún vegetal). De inmediato sus papilas gustativas hacen fiesta y el olor lo anima a probar lo que están preparando.
“Ese es uno de los factores que hacen que un tiburón, finalmente, tome la decisión de morder a un humano: múltiples estímulos presentes, probar si eso es comida o no y si sabe rico, entre otros. Pero yo siempre le he dicho a mis estudiantes que nosotros debemos saber muy feo porque, literalmente, ellos nos escupen”, dice el profesor Fabio Guillermo Gómez del Departamento de Biología de la Pontificia Universidad Javeriana.
El científico, quien ha estudiado por más de 15 años a los tiburones, describe que “es como cuando vas a un evento y te encuentras un buffet. Ves algo que no sabes qué es, pero aparenta estar rico, entonces, ¿qué haces?, lo más probable es que lo pruebes, si te gusta te lo comes y si no, ¡wak horrible! y lo escupes. Eso es lo que hacen los tiburones con los humanos”.
El pasado 18 de marzo, a causa de un paro cardiorespiratorio y después de haber sido mordido por un tiburón en aguas sanandresanas, murió un turista italiano.
Tres días después, habitantes de la isla arremetieron contra la vida de un tiburón nodriza, pues pretendían cazar al tiburón tigre que atacó al turista con el supuesto propósito de evitar nuevas tragedias.
En #OneOceanSummit concientizamos del riesgo que corren los corales, amenazados con la pesca de arrastre, equivalentes a deforestación marítima. Por eso, a través de legislaciones debemos protegerlos y un ejemplo es que en Colombia prohibimos la pesca de cualquier tipo de tiburón pic.twitter.com/hJKwGWlvmi
— Iván Duque 🇨🇴 (@IvanDuque) February 11, 2022
Tras el hecho no fue difícil revivir las imágenes sangrientas de las que el cine nos ha hecho testigos; el corazón agitado al ver una aleta de tiburón acercándose, la angustia de ser tragado o destrozado de forma inminente por el animal y la necesidad de irse en manada a acabar con la vida de dicha especie para que no repita ningún ataque.
De ahí también que reviva la representación acerca de los humanos como alimento excelso para los tiburones, sin embargo, expertos como el profesor Gómez y para Jorge W. Moreno-Bernal, biólogo y candidato al doctorado en Ciencias del Mar de la Universidad del Norte, opinan que esta imagen se aleja mucho de la realidad que Hollywood muestra en algunas de sus películas.
Al poco tiempo de estrenarse Tiburón, en inglés Jaws, (1975), la película estadounidense dirigida por Steven Spielberg, los pescadores y una amplia cantidad de personas salieron a cazar miles de tiburones, porque como dice Moreno-Bernal “la película vendió la imagen de un animal peligroso, necesario de exterminar. La idea era clara, había que ‘matar al monstruo’”.

El problema que resalta el científico Moreno-Bernal es el de la percepción, “por ejemplo, los ataques de perros matan alrededor de 35 mil personas cada año, pero esas muertes no generan el mismo tipo de reacciones en la gente. Por ejemplo, hace unos meses, en Piedras, Tolima, unos perros mataron a una persona y dejaron a otra herida, y en enero de este año, un grupo de perros mató a un trabajador rural en Barbosa, Antioquia. Sin embargo, estos dos episodios no despertaron el mismo interés mediático que el incidente en San Andrés”.
Los accidentes con tiburones son extremadamente raros. En todo el mundo, solo hay alrededor de 60 o 70 accidentes con tiburones cada año. “Es más probable morir en un accidente de tren o de bicicleta, o pisoteado por una vaca”, Jorge W. Moreno-Bernal.
El detrás de cámaras del tiburón
Al oír la palabra “tiburón”, a su memoria tal vez venga la imagen del gran tiburón blanco, un animal grande de color gris azulado y dientes triangularmente afilados en una boca enorme.
Pero el biólogo Moreno-Bernal asegura que existen alrededor de 126 especies de tiburones en el mundo, las cuales representan una multitud de formas y modos de vida, por lo que, “generalizar a todas las especies de tiburones como animales peligrosos es el primer error de percepción que solemos cometer con estos animales”.

Los tiburones hacen parte de un grupo de vertebrados acuáticos que se distinguen porque sus esqueletos no son de hueso sino de cartílago, por eso se conocen como especies cartilaginosas. Viven en toda clase de ecosistemas marinos e incluso algunos se despliegan en aguas dulces.
En cuanto a tamaños, pueden ir desde unos muy grandes, por ejemplo, según Moreno-Bernal, cerca de la superficie de las aguas tropicales, hay tiburones de más de diez metros de largo que se pasean con la boca abierta filtrando con sus branquias animales mucho más pequeños; y otros que no alcanzan a ser del tamaño de una mano humana.
“Como existen tantos tipos (especies) de tiburones, sus comportamientos, dietas y modos de vida son muy variados, así como su relación con el ser humano”, explica Moreno-Bernal, también becario doctoral de Minciencias.
El profesor javeriano Gómez añade que aunque estos animales pueden ser grandes predadores, no se puede decir que todos lo son, por la misma variedad ya mencionada. “Si los pusiéramos en una escalera tendríamos tiburones en los diferentes niveles. En la parte más alta, los grandes predadores como el tiburón blanco, el tiburón tigre o el toro, y debajo de ellos, otros que, por ejemplo, aprovechan la carroña y una ballena muerta sería todo un festín para ellos”.
En ese sentido, los tiburones cumplen un rol importante dentro del ecosistema marino, no solo ayudando a mantener limpio el océano, sino también a equilibrar el tamaño poblacional cuando cazan.
En términos generales, y como características comunes, el profesor Gómez señala que son relativamente migratorios, unos más que otros, y comúnmente se alimentan en las noches. “Durante el día tienen menor actividad, pero también depende de la edad del animal, pueden tener mayor actividad cuando son jóvenes”, señala.
Según este biólogo javeriano, “las hembras viven a mayor profundidad, esto también como un patrón generalizado en muchas de las especies y solo se acercan a las superficies cuando llegan las épocas reproductivas”.
¿Por qué podrían atacar los tiburones a los humanos?
Hasta aquí, no queda expreso a nivel científico que los humanos sean una presa natural de los tiburones. Pero, inevitablemente, el cine y los ataques ocurridos abren las puertas a la especulación, ocasionando efectos devastadores para los tiburones.
Así, el primer mito que desmienten los expertos es que los tiburones comen humanos, pues no lo hacen. “Voy a decir que casi el 100 % de los ataques de tiburones en el mundo entero, si bien pueden llegar a ocasionar la mordedura a un humano, no se lo comen, y dicha acción del animal puede provenir de muchos factores”. ¿Por qué los tiburones pueden llegar a atacar a una persona?

Una de las situaciones que puede llevar a la ocurrencia de estos accidentes se debe a que los bañistas desatienden advertencias de sitios donde se ha registrado la presencia de tiburones, dice Jorge W. Moreno-Bernal. No obstante, el profesor Gómez llama la atención sobre eso mismo.
“La pregunta que uno se hace casi siempre tiene que ver con qué estaba haciendo esa persona allí, pero, una de las que se obvian y que para mí es muy importante es ¿qué estaba haciendo el tiburón allí?, esto puede ayudarnos a entender muchas cosas, pues no es común tener encuentros con estas especies. La tendencia es que ante la presencia humana, ellos se alejen. Por un lado, porque están igual o más asustados que nosotros y por otro, cuando hay turismo masivo, se alejan porque se incomodan”.
Otras preguntas para hacerse y entender la situación pueden ser: ¿era una hembra que estaba emitiendo señales para atracción de machos y entrar en procesos reproductivos?, ¿era una hembra que estaba cargada y estaba buscando una zona para parir sus crías?, ¿estaba buscando alimento y tenía una concentración baja de azúcar en sangre?,¿era una zona de descanso para el tiburón o una zona de paso?, ¿fue un ataque o fue una actitud defensiva?, ¿confundió a la persona con alimento?
“Piensa en tu casa. Tienes un comedor donde te sientas a comer y tienes una habitación en donde descansas. Sin embargo, tú puedes tomar decisiones particulares en determinados momentos, entonces, de pronto llevas tu comida y no te la comes en el comedor, sino en tu habitación. Tienes unos patrones de decisión sobre el uso de las áreas que están determinadas por ciertas condiciones particulares. Los tiburones responden igual, pueden usar un área diferencialmente en el tiempo. En un periodo, por ejemplo, puede ser su área reproductiva, pero en otro puede ser su área de alimentación”, explica Gómez.
¿Los tiburones se atraen con la sangre humana?
El profesor Gómez revela que no es así, pues estudios previos han demostrado que cuando a un tiburón se le ponen gotas de macerado de calamar (un alimento de su dieta) en las narinas o en lo que los humanos entendemos comúnmente como “fosas nasales”, en un electroencefalograma es posible ver cómo hay un alto estímulo.
Entretanto, si bien la sangre humana muestra un pico en el mismo experimento, es muy pequeño, lo cual sigue poniendo en evidencia que no hacemos parte de su dieta.
¿Qué hacer en caso de un ataque de tiburón?
A los tiburones les representa un alto gasto energético el capturar a su presa, entonces, primero, la reconocen visualmente y tratan de elegir a la que saben que será fácil de atrapar, que para ellos puede ser la que emite movimientos poco armónicos.
“Cuando tú nadas tranquilamente y con ritmo, el tiburón puede interpretarlo como que se trata de un animal sano y mucho más difícil de capturar, diferente a lo que solemos hacer; entrar en pánico, tratar de llegar al bote rápido, chapotear y gritar”, describe Gómez.
Los expertos coinciden en que las recomendaciones deben estar orientadas a mantener la calma y salirse del agua con tranquilidad, respetar las áreas restringidas y sus espacios.

“No es recomendable nadar en zonas donde abundan sus presas. Del mismo modo, debe evitarse nadar en los lugares donde se arrojan los residuos de pesca, o donde se atrae con comida a los tiburones para ser observados por turistas. Los movimientos erráticos en el agua, por ejemplo, al crear muchas salpicaduras, generan vibraciones en el agua que pueden atraer al tiburón, o nadar de noche”, dice el aspirante a doctor en Ciencias del mar, Moreno-Bernal.
Este es el pronunciamiento oficial de la Corporación #CORALINA sobre el lamentable hecho ocurrido el día de hoy con dos tiburones en el Área Marina Protegida Pox Hole, más conocido como la Piscinita. https://t.co/xl4ZLnVdwJ
— CORALINA (@coralina_sai) March 19, 2022
El profesor Fabio Gómez cierra haciendo un llamado a los medios de comunicación motivando a ser cuidadosos con la información y la forma en cómo se presentan las noticias, pues pueden generar un gran daño a las especies e incluso a las personas y su economía en la región, promoviendo no solo ataques hacia los animales sino también una disminución del turismo en la zona por el miedo generado.
Según las experiencias de los expertos, vale la pena reivindicar la imagen del tiburón, especies que cumplen con unos roles importantes en el ecosistema y no es todo lo que nos han mostrado.
Ahora piense quién es el verdadero villano de la historia. Aparte de los daños causados por la polución y el deterioro de los ecosistemas marinos, los tiburones han disminuido drásticamente sus poblaciones, en parte por la pesca indiscriminada y por la demanda del “aleteo” en los mercados asiáticos, asegura Jorge W. Moreno-Bernal. Esta práctica prohibida en Colombia desde el 2007 que consiste en sacar a los tiburones del agua, cortarles las aletas, comercializarlas o consumirlas y luego, aún estando vivos, botar el tronco del animal al agua. Moreno-Bernal concluye que “en lugar de crear alarmismos desproporcionados ante incidentes infrecuentes como aquel en San Andrés, hay que considerar que alrededor de 100 millones de tiburones mueren a causa del ser humano cada año”.