Podría decirse que Digital Cosmos es el manifiesto de los intereses artísticos, profesionales y personales de su autor. José Miguel Luna Rojas es músico y docente con un enfoque innovador en la música académica, contemporánea y experimental. Su trabajo abarca la composición, creación, interpretación y producción de una amplia gama de géneros, desde música de cámara hasta instalaciones sonoras y multimedia.
Con un interés particular en la música para audiovisual y el arte sonoro, José Miguel explora la interactividad y las nuevas tecnologías para la generación y manipulación de señales de audio y video en tiempo real. Como docente, se dedica a la implementación de metodologías pedagógicas que fomentan la exploración y la sensibilización artística, involucrándose activamente en la educación no formal de poblaciones vulnerables. Además, su habilidad en la programación de software y el desarrollo de interfaces hardware, junto con su investigación en bioacústica y tecnología interdisciplinar, lo posicionan como un referente en la creación musical contemporánea.
José Miguel estará en la apertura del VI Encuentro de Arte y Creatividad de la Pontificia Universidad Javeriana. Pesquisa Javeriana habló con él sobre su obra Digital Cosmos, que hará parte del acto de instalación del Encuentro. Intentaremos explicar, junto con José Miguel Luna, los componentes de su presentación: la propuesta sonora; la visual; y la forma como el músico controla todo en tiempo real.
Su obra involucra la programación de software, la investigación sobre los sonidos de la naturaleza y por supuesto, la música; elementos que ha implementado, entre otras cosas, para desarrollar proyectos de docencia con poblaciones vulnerables con un enfoque interdisciplinar.
La música para recrear un entorno digital
José Miguel conecta lo sonoro y lo visual, enviando datos de un ámbito al otro. Esto significa que los sonidos pueden influir en las imágenes y viceversa, creando una experiencia multisensorial donde ambos elementos se retroalimentan y se integran en tiempo real.
Para él, la idea de crear un cosmos digital surge de explorar el potencial que tenía la interconexión de los paisajes sonoros con la recreación acústica de entornos, dentro de la producción musical. La creación de un paisaje sonoro permite a los oyentes vivir una experiencia más rica y evocadora. A través de los sonidos, se busca provocar una reacción emocional y una conciencia más profunda de los entornos.
Enfatiza que el paisaje sonoro implica un diálogo entre el artista y el ambiente. Es un sistema en el que los elementos sonoros se retroalimentan, lo que permite explorar cómo se integran los sonidos de la naturaleza con los compositivos. Estos sonidos también los investiga la bioacústica, que es un campo relacionado con la biología y se utiliza para realizar estudios ecológicos y de comportamiento animal.
La bioacústica se enfoca en el análisis de los sonidos producidos por diferentes especies, especialmente en el caso de las aves, donde se estudian sus cantos y llamados para identificar patrones y diferencias que pueden estar asociados a comportamientos comunicativos. Además, “la bioacústica también se aplica en el estudio de otros animales, como los murciélagos, que son capaces de reconocer el timbre de su propia voz, lo que les permite identificarse entre ellos en su entorno” explica el músico.
Luna recolecta sonidos de ambientes naturales, como cantos de aves, susurros del viento o sonidos del agua, creando un puente entre el entorno natural y el mundo digital. Estos sonidos capturados se integran en composiciones, donde se manipulan y procesan digitalmente, permitiendo a los oyentes experimentar una nueva interpretación emocional y reflexiva sobre su entorno, abordando temas de coexistencia y respeto por la naturaleza.
Las luces, los colores, las formas del cosmos
La creación de visuales está intrínsecamente ligada al sonido; Luna menciona que lo fundamental es su conexión con lo sonoro, permitiendo que ambos aspectos interactúen para generar una experiencia más completa. Esta fusión se traduce en una presentación en la que los elementos visuales no sólo acompañan a la música, sino que también influyen en cómo se percibe la obra.
En un evento es fundamental contar con un buen DJ, disyóquey en español, pero igual de importante es su acompañante, el VJing (video jockeying), una forma de arte visual en vivo que implica la manipulación y proyección de imágenes y videos en tiempo real durante actuaciones musicales o eventos.
Los VJ utilizan software especializado para crear visuales que se sincronizan con la música, generando una experiencia multimedia inmersiva que complementa y realza la presentación sonora. Esta práctica permite a los artistas jugar con elementos visuales, desde gráficos animados hasta clips de video, creando un diálogo dinámico entre lo sonoro y lo visual.
El cosmos y el tiempo real
Para Luna es importante que la producción sea lo más orgánica posible. Es por eso que se nutre de sonidos, imágenes y programas de código abierto. La libertad que le permite controlar sonido y video milimétricamente durante su presentación, se materializa con todas las herramientas de las que se dispone en el momento de la creación artística.
José Miguel Luna combina su rol como DJ y VJ al integrar en su presentación tanto la música como las visuales, creando un entorno audiovisual cohesivo. Utiliza su conocimiento en software musical y visual, como Logic, Ableton Live y Resolume, para manipular y mezclar audio y video simultáneamente.
Esto le permite no solo ofrecer una experiencia sonora rica, sino también proyectar imágenes que respondan en tiempo real a la música que está tocando. Al hacerlo, genera una atmósfera envolvente en la que el público no solo escucha, sino que también ve y siente la interacción entre los elementos sonoros y visuales, convirtiendo cada actuación en una experiencia única y dinámica.
Luna recuerda a la pieza musical “Libres en el sonido, presos en el sonido” de la compositora uruguaya Graciela Paraskevaídis. Dice que somos libres de elegir con qué sonido empezar a improvisar una tonada, pero al mismo tiempo, estamos condicionados y presos por esas elecciones previas. Lo mismo le sucede al controlar el sonido y el vídeo de su performance.
Es ahí donde surge la idea del Cosmos, y de los pequeños universos que alberga. El artista es el origen, pues de él brota la concepción de lo visible y lo audible. El público, por su parte, es un conjunto de diminutos cosmos que comparten una misma experiencia. La técnica y las herramientas son un cosmos en sí mismo, un espacio donde la creación fluye libremente, aunque regido por leyes inquebrantables. Y la naturaleza que nos rodea es otro cosmos, uno que se replica y transforma en las pantallas y a través de los altavoces.