La educación como el arte de compartir y entregar conocimiento para estimular, guiar y formar. Este ha sido el vehículo con el que Juan Pablo Alvarado ha encaminado su proyecto de vida.
Pero él no es ni profesor, ni comunicador, ni politólogo, como alguna vez lo consideró. Hoy, a punto, de graduarse como abogado y psicólogo de la Universidad Javeriana de Cali, pues encontró en estas carreras y en la investigación la posibilidad de trabajar por los derechos humanos, desarrollando proyectos psicosociales de construcción de paz y especialmente pesquisas que tienen como foco principal la equidad de género.
“Mi mamá fue la primera profesional de la familia y a sus 41 años eligió ser licenciada en Educación Preescolar, luego le siguió mi tía, mi primo y así los demás”, cuenta el joven caleño de 25 años.

Los cruces de la vida con la ciencia
Juan Pablo Alvarado es joven investigador de MinCiencias y tiene interés por los estudios de género (dinámicas, roles, diversidad sexual, identidad y más). Desde sus raíces se han roto esquemas. “Mi familia no es común en cuanto a que el hombre no ha sido la cabeza principal, más bien ha sido una familia matriarcal. Quien coordinaba la casa era mi abuela materna, cuidando, manejando las finanzas, las relaciones emocionales como mediadora y esta forma se ha repetido de generación en generación con todas las mujeres de mi familia”, cuenta.
“Siempre he tenido amaneramientos y he sido un hombre con características no hegemónicas, por ejemplo, en la forma de hablar, y también recuerdo que cuando era niño me gustaba mucho abrazar, dar amor”, mientras lo dice, el esbozo de su constante sonrisa en el rostro se desvanece. Ahora permanece serio y añade, “cuando abrazaba a mi papá y a mis primos, mi mamá me decía, ¿usted por qué abraza a otro hombre?”, a lo que él respondía con elocuencia, “porque es mi (papá, primo…)”.
Los cuestionamientos quedaron dando vueltas en su cabeza, ¿por qué habría de ser malo demostrar el cariño a un hombre al que se quiere? Y así, sumando una y otra experiencia, Juan Pablo no se escapó de las inseguridades.
Era el alma de la fiesta, el que animaba, el que sacaba a bailar con espontaneidad. Habla en pasado, y no porque haya perdido su alegría, sino porque reconoce que ya no hay la misma convicción de antes.
Aunque estudió en un colegio masculino, en donde sufrió de matoneo, o bullying, por ser “el gay del curso”, Alvarado confiesa que “a mí lo que me hizo sobrellevar estas situaciones fue la academia. Yo no peleaba, yo prefería responder con acciones; trataba de ser el mejor en cada cosa que hacía”, cuenta.
La academia como arma para combatir el rechazo
Así fue como Juan Pablo, académicamente, se convirtió en el número uno. En el colegio y en otros espacios era quien sobresalía, era un líder, fue representante de la primaria y de ahí en adelante, asegura, “me conecté con quién era yo”.
“Luego empecé a estudiar Derecho porque para ese momento de mi vida era lo que más herramientas me daba, a mi parecer, para gestionar lo social”. Pero el camino universitario lo sorprendió con una facultad de leyes que poco se acercaba a lo que imaginaba y a la que describe como “una de contratos, muy enfocada en el derecho civil, privado y comercial”, razón por la que consideró la idea de retirarse.
Pero si algo caracteriza a este joven corpulento y de ánimo alegre es que termina lo que empieza, por lo que vio en la psicología el factor humano que necesitaba implementar a su historial profesional, así que decidió hacer doble programa. Allí conectó nuevamente con el trabajo en temas de género.

“Casi que todos mis procesos de investigación han sido en estos temas desde diferentes perspectivas, por ejemplo, interrupción voluntaria del embarazo, género y estereotipos frente a las carreras; discriminación frente a personas no conformes con la categoría de género y otros temas que me han permitido sanar y desmitificar muchas cosas”, señala.
Luchar por los derechos de la diversidad desde la diversidad
Con dos carreras cerca de acabar y caracterizado por su compromiso, Juan Pablo hoy mira hacia atrás y en lugar de amargura por lo que pudo haber vivido, hay resistencia, poder y orgullo. Dice que en su infancia están los años más alegres de su vida y las experiencias que lo han llevado a donde está hoy.
El joven caleño y menor de tres hermanos actualmente se desempeña como director nacional de educación de la ONG internacional Alianza global de jóvenes políticos (AGlojoven), en donde ha gestionado múltiples proyectos estudiantiles.
También es investigador del Ministerio de Ciencia y Tecnología en el proyecto TranSER, con mujeres trans y realiza su práctica en psicología clínica con adolescentes y jóvenes de la ciudad de Cali, en donde aborda temas de derechos sexuales y reproductivos. Además, sin haberse graduado ya recibe los frutos de su trabajo.

Empowering Young Community leaders Award 2021, Orygen Global Youth Mental Health Advocacy Fellowship 2021, la Beca Imagine UAI Clasroom Latam, 2020; “Youth Award 2030” Voces de América, hacen parte de la lista de reconocimientos que empieza a enlistar en este camino que, como él dice, hasta ahora comienza y que desde ya le ha permitido conectar con personas de diferentes partes del mundo.
Y, a pesar de que sus profesiones, por ahora, no están orientadas a la licenciatura, el estudiante javeriano asegura que en cualquier momento podría vincularse con la docencia; “en la familia, quienes no hemos elegido ser maestros siempre hemos tenido que ver con procesos de enseñanza y aprendizaje, entonces no es ajeno para mí. Este cuento me gusta muchísimo”, finaliza, y entre otras cosas no descarta la política como camino a seguir.