Un servidor público debe estar orgulloso de su trabajo, de la organización que representa; debe sentirse motivado en las mañanas para levantarse e ir a su lugar de trabajo, desempeñarse muy bien y ser consciente del compromiso que tiene para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y del impacto positivo que puede generar en el desarrollo del país. Palabras más, palabras menos, esto decía Adam Ostry en marzo de 2015, siendo coordinador del acceso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en una de sus reuniones con el Departamento Administrativo de la Función Pública (DAFP).
Por su parte, Daniel Gerson, miembro del Comité de Gobernanza Pública de la Organización, afirmaba: “Los servidores públicos son la cara del gobierno trabajando con los ciudadanos, y cuando el gobierno logra ser más eficiente escuchando las demandas es porque los servidores públicos hacen que eso suceda”. En éste, uno de los 23 comités de la OCDE, uno de los objetivos ha sido generar confianza en la institucionalidad, en la calidad de sus servidores.
Desde 2012, con el propósito de cumplir con los requerimientos para formar parte de esta organización, Colombia ha realizado ingentes esfuerzos; entre ellos, el DAFP llamó a investigadores de la Pontificia Universidad Javeriana para aumentar la vocación de los trabajadores públicos, pues era evidente la necesidad de mejorar.
“Una de las formas de saber cómo se construye un ser humano en el trabajo es mirando qué hace y en qué condiciones lo hace; quiénes son los que ostentan poder y qué implicaciones tienen esas relaciones de poder para conocer cómo uno se construye como trabajador”. Esa fue la mirada clave según el profesor Hernán Camilo Pulido, líder de la investigación.
Manos a la obra
Luego de revisar la literatura, un grupo de psicólogos de la Javeriana adelantó 129 entrevistas a trabajadores de los niveles directivo, asesor, profesional, técnico, asistencial y jefes de talento humano, en cada una de las 24 entidades de la rama ejecutiva del orden nacional con sede en Bogotá. Buscaban identificar cuáles son esas condiciones de trabajo que promueven la vocación del servidor público, entendida como la capacidad de considerar que lo ‘público’ es básico para el desarrollo del país.
La primera conclusión se refiere al tipo de contratación del empleado. “En cuanto al desarrollo de la vocación, en términos de porcentaje y dependiendo de la institución, encontramos que los trabajadores que están en carrera administrativa son relativamente pocos”, explica, lo que limita “la entrega al otro y al servicio público”. No es que los que estén vinculados con otro tipo de contratación no tengan vocación, sino que la estabilidad que ofrece la carrera facilita la vocación.
Sin embargo, también encontraron problemas en la forma como está planteada la carrera administrativa y las veces que se ve truncada por tecnicismos insalvables, como cuando un servidor público –que por los años que lleva es la memoria, la experiencia y tiene todo el conocimiento de la organización– no puede ascender y, en cambio, nombran a una persona ajena que actúa como jefe.
El compromiso: de parte y parte
Uno de los entrevistados durante el proyecto se quejó diciendo que “las organizaciones le dicen a uno que son familia, pero le niegan el apellido porque no le dan a uno un contrato estable”. ¡Le niegan la paternidad! ¿Cuál familia, entonces? El Estado les ofrece contratos cortos donde la inestabilidad está presente y así, ¿cómo esperar vocación en un trabajador con esas condiciones?
Pulido explica que la vocación no significa “ejercer mi profesión exclusivamente y hacer bien la tarea”, lo que considera más como eficiencia. La vocación “es la construcción de lo público, la construcción con el otro o la construcción de lo público como un bien común en el que todos somos parte”. Así, no se trata solamente de cumplir con los objetivos planteados para el cargo específico, lo que tiende a suceder con quienes son contratados por fuera de la carrera.
“El servidor público debe tener esa connotación de servicio, de ayuda, de estar pendiente de lo que necesitan los demás, de ponerse a su servicio. Para mí eso debería ser vocación: trato, servicio, compromiso y lealtad”.
Entrevistado durante la investigación
En cuanto a los niveles de contratación, también hay diferencias porque aquellos servidores en cargos directivos que son de ‘libre nombramiento y remoción’ tienen condiciones laborales diferentes a quienes se encuentran en otras de las modalidades de contratos a término, explica el investigador. Los primeros, dice, “tienen un capital social que hace que la flexibilidad les favorezca; son personas que, si están en un puesto importante en el Estado, seguramente pueden salir a otro puesto importante en el Estado o en el sector privado”. No ocurre lo mismo con los empleados en condición de flexibilización, pues lo único que les genera es incertidumbre. “En términos de la construcción de la vocación, uno de los rasgos más importantes es ver cómo la inestabilidad o la incertidumbre puede favorecer a unos, pero definitivamente dañar a otros”. De nuevo, encontraron que los servidores públicos de carrera son más proclives a desarrollar la vocación.
Estudios anteriores concluyen que, cuando existe estabilidad, el trabajador puede costear mejor sus gastos y planear sus inversiones, como financiar la educación superior de sus hijos, por ejemplo; contrario a los trabajadores en situación de inestabilidad: puede que devenguen y tengan ingresos, pero es posible que luego no, y entonces empiece el viacrucis.
La vocación no se inocula, no es magia, ni viene con los genes de las personas. Quien tiene vocación continúa siendo servidor público en el Estado a pesar de que le ofrezcan un cargo en el sector privado, porque “sienten que es un orgullo y que en su medio los reconocen por estarle sirviendo al país, porque sienten que toman decisiones muy importantes por y para los otros… ahí está la vocación presente: por la misma labor que hacen aún en condiciones que son difíciles”, remata Pulido.
Los investigadores proponen repensar la carrera administrativa, lo que implica repensar la contratación por las condiciones de estabilidad del trabajador. “Yo diría que la mayor parte de los trabajadores públicos hacen su trabajo con una vocación muy grande, trabajan muy duro, gracias a ellos el país no está peor”, concluye.
Para leer más
Pulido-Martínez, H. C. y Burbano-Valente, J. (2017). De la construcción del servidor público y del lugar de la vocación en las condiciones de trabajo contemporáneas en el sector. Temas e investigaciones en psicología organizacional y del trabajo. Cali: Editorial Universidad del Valle.
TÍTULO DE LA INVESTIGACIÓN: De la construcción del servidor público y del lugar de la vocación en las condiciones de trabajo contemporáneas en el sector
INVESTIGADOR PRINCIPAL: Hernán Camilo Pulido Martínez
COINVESTIGADORA: Johanna Burbano Valente
Facultad de Psicología
Departamento de Psicología
Grupo de Estudios Críticos de las Organizaciones y del Trabajo
PERIODO DE LA INVESTIGACIÓN: 2014-2015