Los habitantes de los sectores periurbanos — áreas de transición entre el espacio urbano y rural — viven sus vidas en esa frontera entre la ciudad y el campo, a veces en detrimento del medio ambiente. En muchos casos, los niños deben recorrer distancias largas para ir al colegio. No hay transporte público efectivo por la precariedad de las calles. Hay una disposición inadecuada de residuos sólidos. Los predios no están legalizados y es poco común que se paguen los servicios públicos domiciliarios. Esa es la situación que se vive en los sectores Polvorines, Pampas del Mirador, Mirador de las Palmas y la Arboleda de la Comuna 18 de Cali y a la cual le quiso hacer frente el proyecto “Biodiversidad Urbana”.
Liderado por la profesora de Arquitectura Carolina Guardiola, Especialista en Gobierno y Gestión Pública Territoriales y Magíster en Arquitectura, este proyecto buscaba implementar una experiencia de aprendizaje en servicio para comunidades que se encuentran en una situación en la que ni la ciudad ni la ruralidad les dan las condiciones necesarias para una vida digna y que, en sus procesos de adaptación, pueden afectar significativamente el medio ambiente. Con la participación de las lideresas de los sectores y estudiantes de la Pontificia Universidad Javeriana, seccional Cali, diseñaron propuestas arquitectónicas que respondieran a las problemáticas del territorio y sus habitantes, para reducir el impacto negativo del hábitat construido sobre el hábitat natural.
El proyecto Biodiversidad Urbana hizo parte de la convocatoria interna de la Javeriana Cali, llamada Fratelli Tutti, que tiene el propósito de integrar las tres funciones sustantivas, investigación, docencia y servicio, para proponer soluciones que respondan a las necesidades reales del contexto. Este y otros dos proyectos enmarcados en la convocatoria, buscaban contribuir a resolver problemáticas locales desde sus disciplinas. En este caso, el cuidado del medio ambiente a través de la arquitectura.
La profesora Guardiola ha tenido una fuerte vocación de servicio desde muy joven y para ella es significativo que la academia pueda hacer un cambio real a nivel social y territorial. “Es evidente que la vivienda en Colombia tiene problemas muy importantes, la calidad de la vivienda es bastante deficiente y los arquitectos estamos muy preocupados sobre las acciones que vamos a llevar a cabo para que la gente habite mejor”, asegura Guardiola.
El diálogo con la comunidad: el pilar del proyecto
El proyecto promovió una conversación entre estudiantes, lideresas comunitarias y la Corporación Nuestra Génesis, para decidir cuáles eran las necesidades más importantes del territorio y crear proyectos piloto de soluciones arquitectónicas. La profesora Guardiola explica con emoción: “Es un proyecto bellísimo porque las lideresas empiezan a mapear en el territorio y les dicen a los estudiantes miren, aquí hay un problema y aquí hay otro. Comenzamos a hacer un recorrido por la comunidad y nos damos cuenta de que existen espacios que se han convertido en zonas de disposición de basuras, de vertederos, de aguas servidas y de un montón de problemas más”.
En el diálogo, los estudiantes reconocieron que podían aprender mucho de las lideresas, pues eran conocedoras de las mejores formas de cuidar el medio ambiente. Aprendieron, por ejemplo, cómo disponer mejor los residuos, cómo cuidar el agua y todos los recursos de la naturaleza, entendiendo así con mayor profundidad a las comunas periurbanas y a sus habitantes. Para Juan José Guerrero, estudiante de Arquitectura y monitor de investigación del proyecto, algo importante que aprendió fue “cómo la investigación y la acción tienen un enfoque participativo que permite crear e intercambiar conocimientos. Uno como arquitecto ve las soluciones ideales, pero cuando sales de la academia, entiendes que las comunidades tienen formas particulares de autogestionarse”.

La metodología permitió un aprendizaje bidireccional entre estudiantes y lideresas, pudiendo así identificar las necesidades y priorizar soluciones sostenibles. Además, lograron fortalecer el vínculo comunitario y la integración de actores clave, como la Corporación Nuestra Génesis y la Universidad Javeriana. Finalmente, se crearon proyectos iniciales que tienen potencial para desarrollarse en fases futuras.
En función de la bidireccionalidad, los investigadores y estudiantes también tuvieron un impacto positivo en las lideresas y la comunidad de Polvorines, Pampas del Mirador, Mirador de las Palmas y la Arboleda. “Yo creo que ellos aprendieron de nosotros a tener una mirada distinta de sus territorios. Creo que el arquitecto tiene la posibilidad de, a partir de su creatividad, abrir un montón el espectro”, opina la profesora Carolina Guardiola. A lo que Juan José Guerrero complementa: “Con los talleres de co-creción entre estudiantes y lideresas se logró crear una sensibilización del espacio y buscar el empoderamiento sobre el cuidado ambiental y gestión de residuos. A partir del diálogo se empezaron a implementar soluciones”.
Impacto social del proyecto de Biodiversidad Urbana
“El impacto más significativo de la investigación fue aportar a que los miembros de la comunidad y los actores participantes del proyecto comenzaran a pensar diferente”, asegura la profesora. Para ella, lo que haría que el proyecto sea sostenible en el tiempo es que todos empiecen a cambiar las maneras de pensar, a darse cuenta de que la gestión de los recursos y la disposición de residuos sólidos, aunque compleja, es posible. “Por el lado de los estudiantes, también es importante que cambien su chip, que no piensen en ‘hago el proyecto de diseño, lo vendo y ya’, sino sembrar esa semilla del cambio y del verdadero impacto social”, añade.

Para Guardiola, lo que parecía que sería un reto al inicio del proyecto, se convirtió en un gran logro: el compromiso de los estudiantes. “Yo al principio creía que los estudiantes no iban a estar comprometidos porque el proyecto no está vinculado a ninguna asignatura, creía que nadie iba a llegar. Pero después me di cuenta que no, que los estudiantes que realmente asistían eran los que lo hacían por pasión”, comparte con alegría.
Los productos del proyecto: una cartilla y un video
El proyecto de investigación logró consolidar dos productos como resultado de la investigación. El primero fue una cartilla titulada “Biodiversidad urbana en la Comuna 18 de Santiago de Cali” dirigida a jóvenes de Cali, con el objetivo de presentar el proyecto y reforzar el componente social de la Arquitectura. “La idea era ampliar la visión de los jóvenes para entender que las problemáticas son conversadas y requieren soluciones adaptadas a las necesidades puntuales de la comunidad. Queríamos transmitir el mensaje sobre el sentido social de nuestra disciplina y cómo la arquitectura está en servicio del ser humano”, comparte la profesora Guardiola.
El segundo producto fue un video que resume la experiencia, con el objetivo de que los diferentes actores del proyecto puedan divulgar y replicar las actividades realizadas. Dentro de los planes a futuro de la investigación está, en primer lugar, la socialización de la cartilla con las comunidades de Polvorines, Pampas del Mirador, Mirador de las Palmas y la Arboleda; Y la escritura de un artículo académico que consolide los objetivos, metodología y hallazgos del proyecto.
No obstante, al margen de los productos, un gran resultado de esta investigación ha sido la transformación de quienes hicieron parte del proyecto. “Cuando la Universidad forma a las mejores personas para el mundo está aportando a la sociedad y al bienestar de los estudiantes, los lleva a preguntarse: ¿Cuál es mi impacto? ¿Qué puedo hacer para el que mundo sea un mejor lugar?”, concluye Carolina Guardiola. El estudiante Juan José Guerrero complementa con una reflexión al respecto: “La Universidad juega un papel muy importante, pues crea las dinámicas en las que todos aprendemos, nos formamos, construimos y generamos un impacto positivo para Cali y para las personas que la habitan”.