La Conferencia de las Partes (COP) tiene su origen en la Cumbre de Río de Janeiro de 1992, donde se adoptan varios documentos importantes, incluyendo la Agenda 21, un marco para el cambio climático y el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Este convenio fue firmado por más de 133 países, incluidos algunos europeos y otros megadiversos como Colombia y Brasil. En 2024 llega a su edición 16, por eso es conoce como COP16.
El convenio busca conservar la biodiversidad, utilizarla de manera sostenible y garantizar un acceso justo y equitativo a los beneficios de los recursos genéticos. Para asegurar su cumplimiento se crea la COP como su órgano rector, una suerte de junta directiva que es convocada para presentar los resultados de su gestión.
Esta junta, integrada por delegados de estados signatarios, se reúne cada dos años y evalúa el avance de los países sobre políticas y regulaciones adoptadas para cumplir con el convenio.
La representación de Colombia ante la COP está a cargo del Ministerio de Ambiente, y quien se encuentre a la cabeza, en ese caso la ministra Susana Muhamad.
Los pactos son para cumplirlos
Parte de los acuerdos que se definen en la COP les deja a los países una serie de compromisos importantes. En derecho internacional existe el principio de Pacta sunt servanda, que preside la teoría general del contrato y expresa que “si tú y yo nos comprometemos a hacer algo, pues deberíamos cumplirlo”, en el contexto de la COP no es una medida coercitiva que se pueda adoptar, comenta el investigador Carlos Echeverry, director del Departamento de Ciencia Jurídica y Política de la Pontificia Universidad Javeriana en Cali.
Si los países se comprometen deben ajustar su ordenamiento jurídico, porque de lo contrario carecería de sentido hacer acuerdos. Sucede que algunos países no logran cumplir ciertas metas y a medida que la COP se reúne, se va reformulando el contenido temático de las conferencias.
Hoy se tienen metas con horizontes más amplios y aunque garantizar su cumplimiento es difícil, se espera que prime el sentido del acuerdo y la cooperación de los países firmantes.
¿Quiénes asisten a la COP16?
La COP16 se organiza en un ecosistema que se divide en zonas físicas con diferentes funciones y accesos. La principal es la zona azul, destinada a signatarios del convenio, diplomáticos y autoridades ambientales. En la zona azul se presentan avances y se negocian acuerdos, se ajustan metas y presupuestos para los próximos dos años. Este espacio es restringido, sólo accede personal oficial y de seguridad de la ONU.
La zona verde, es abierta al público, allí hacen presencia empresas y universidades que desean mostrar sus trabajos en investigación y conservación de la diversidad biológica. Ocupar estos espacios suele ser costoso, lo que limita la participación de muchas universidades. Debido a esto, algunas universidades, especialmente las ubicadas en el Valle del Cauca, organizarán actividades en sus propios campus durante y previo a la COP16.
La COP16 no es la única conferencia de las partes, existen versiones que trabajan sobre otros acuerdos como la COP sobre cambio climático.
Lo que se espera que pase
Durante la COP16, se espera un debate importante sobre el acceso y la distribución equitativa de los beneficios derivados de recursos genéticos, comenta el profesor Echeverry. El Convenio sobre la Diversidad Biológica reconoce el derecho de cada país a usar sus recursos naturales, biodiversidad y recursos genéticos. Sin embargo, esto presenta problemas para los países megadiversos como Colombia.
Uno de los principales es la biopiratería, pues otros países acceden a recursos genéticos colombianos sin cumplir con la normativa y patentan productos desarrollados a partir de estos insumos. Esto ocurre, explica el investigador, sin que el país o las comunidades étnicas reciban beneficios, “creo que es un punto que se va a discutir y es qué beneficio vamos a tener nosotros y las comunidades étnicas” a cambio de este conocimiento, puntualiza el profesor.
Estas discusiones pueden generar tensiones entre países tecnológicamente avanzados, reticentes a compartir beneficios significativos; y países en desarrollo que poseen diversidad biológica, les urge el cuidado de los propios recursos y equilibrar estos intereses.
¿Qué tiene que ver la COP16 conmigo?
Aunque la COP no esté abierta al público, tiene mucho que ver con nosotros como ciudadanos, pues las medidas que se adopten buscarán garantizar la protección de ecosistemas de los que nos beneficiamos todos los días.
La sequía que vivió el país en el primer semestre de 2024, especialmente Bogotá debido a la alteración en el ciclo natural de los ríos aéreos provenientes del Amazonas y que proveen agua a los embalses, son un ejemplo de cómo estas discusiones afectan a la ciudadanía. Otro ejemplo lo comenta el profesor Echeverry “hay muchos de nosotros que somos usuarios de parques nacionales” como el Tayrona o los arrecifes de coral en San Andrés y Providencia, estas áreas son importantes para el ecoturismo y para la conservación de la biodiversidad.
La protección de ecosistemas boscosos ayuda a mitigar la deforestación, lo cual es clave para prevenir los impactos del cambio climático y todo lo que ello implica en la vida de las personas. Aunque pueda parecer que los acuerdos de la COP no nos afectan como individuos “pensando hacia futuro, si tiene mucho impacto”, resalta Echeverry.
Como ciudadanos podemos contribuir a la implementación de estas decisiones mediante mecanismos de participación ciudadana (establecidos por la ley 99 de 1993) y aportar a políticas y normativas ambientales. Esto incluye iniciativas para presentar proyectos de ley, conformar veedurías ciudadanas y solicitar la movilización de los órganos de control. Sin embargo, explica el profesor Echeverry, la desconfianza en las instituciones a menudo dificulta la participación, por ello la educación y la pedagogía son esenciales para capacitar a las comunidades en el uso de estos mecanismos y acciones judiciales.
El rol de la Academia
La academia juega un rol crucial en la COP16, a través de investigaciones sobre acceso y gobernanza de recursos genéticos y la distribución de beneficios, estas investigaciones movilizan la discusión pública y ciudadana, abordando temas de interés económico regional y global.
Las universidades no solo participan en la COP16, sino también en actividades previas y posteriores, como conferencias y charlas académicas, que buscan informar a estudiantes y académicos sobre este asunto. Esta labor ayuda crear “una ciudadanía mucho más informada, más enterada de esos asuntos, podría participar más en la toma de decisiones ambientales”, subraya Echeverry.
La discusión en la COP “tiene que ver con un interés de nivel planetario de conservar lo que nos queda de medio ambiente para nuestra propia nuestra propia supervivencia”, finaliza el investigador.
Para continuar esta discusión alrededor de la COP16, el próximo 22 de agosto a las 3:30 p.m. se llevará acabo el Café Pesquisa: Un ABC de la COP. Los esperamos.