El lugar es frío, y tiene controlada la calidad del aire, la humedad y la luz. Para llegar a él, se deben atravesar varios filtros de seguridad. Y es que cuidar el tesoro que guarda entre sus cajones y compartimentos, no es tarea fácil. “Uno en este lugar, puede viajar al Amazonas, al Chocó, a la sabana de Bogotá, a los Santanderes, al Caribe colombiano”, dice Alejandra Rodríguez, profesional en colecciones de la Universidad Javeriana
A pesar de quedar en un sótano, el Museo Javeriano de Historia Natural, es un lugar fascinante. Recoge miles de animales de todo el país que no solo aportan a la investigación biológica colombiana, sino que también permiten al público no especializado, conocer la riqueza natural del país en fauna y flora.
En un espacio que no debe superar el tamaño de una piscina olímpica, se pueden encontrar 2000 mamíferos, 3000 aves, 9600 anfibios, 6000 reptiles, 18000 peces y más de un millón de insectos. También, más de 800 muestras de aguas, algas, diatomeas, fósiles y corales. Todos, hacen parte de investigaciones javerianas.
El esqueleto de un puma, insectos de todos los tamaños, murciélagos, aves de muchos colores, peces, cecilias, mariposas, ranas. Uno puede estar horas y horas mirando los animales que allí están, y es seguro, que no va a poder verlos todos. Los investigadores que allí trabajan coinciden en que, como la infraestructura de este museo, no hay muchas en Colombia.
El Museo Javeriano de Historia Natural, un esfuerzo por salvaguardar la biodiversidad colombiana
Cada animal que llega al museo tiene información detallada sobre el tamaño, peso, colores, lugar y fecha donde se encontró. Lo que los biólogos llaman datos de muestreo. “Lo que pretendemos es que los investigadores tengan un acceso a esta información y puedan responder preguntas desde cuántos insectos tenemos en Colombia, hasta por qué las aves cantan de una forma y no de otra”, afirma Rodriguez.
Para Lucas Barrientos, coordinador de las colecciones biológicas de la Universidad Javeriana, este espacio no solo brinda información de cada uno de los animales, sino que es un esfuerzo por comprender los cambios a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, la colección de aves, además de los pájaros, tiene miles de horas de grabación de los paisajes acústicos, que permiten registrar y analizar el estado y variaciones en los ambientes en que viven los animales.
“Si no conocemos nuestro patrimonio, no lo podemos cuidar. Por ejemplo, estamos haciendo estudios a través de más de 10 años para entender cómo cambian los patrones de canto en aves, ranas y grillos mediante grabaciones de varios lugares. Eso nos permite entender fenómenos como el calentamiento global, o perturbaciones específicas en cada ecosistema”, sostiene el investigador.
Y si se trata de tiempo, sí que tienen cómo comparar. Dentro de la colección, hay animales recolectados desde los años 40 por investigadores jesuítas, cuando los investigadores actuales del museo todavía no habían nacido. Así tienen información para evidenciar y tratar de entender los cambios en las especies colombianas, y en los ecosistemas que habitan.
Esta colección biológica cuenta con verdaderas joyas. Es el caso del pato zambullidor andino, que vivía en la laguna de Tota y que se ha declarado extinto desde la década de los 70. Solo hay tres ejemplares de esta especie en el país. Una de ellas está en la Javeriana.
Pero también hay casos exitosos de protección de especies a partir de las investigaciones que allí se desarrollan. Hace unos años, un grupo de estudiantes describió una rana venenosa en el municipio de Supatá, Cundinamarca. El trabajo con la comunidad de la zona los llevó no solo a tomar medidas para cuidarla y proteger los bosques donde habita, sino que ahora, esa rana de menos de 2 cm, es el emblema del municipio, con estatua y festival propio.
Si se piensa bien, cada frasco, cada caja, cada estante, esconde historias y requiere mucho trabajo por parte de los investigadores. “En el país tenemos gran variedad de ecosistemas, y todos están representados en el museo. Tenemos ejemplares de lugares a los que, generalmente, es difícil acceder. Son zonas de mucha lluvia, de mucha humedad, altas temperaturas,o todo lo contrario. Cada caso es particular”, dice Rodriguez entre risas.
Lo cierto es que el Museo Javeriano de Historia Natural es un esfuerzo de muchos años, de cientos de investigadores de pregrado, maestrías, doctorados e instancias posdoctorales que aportan a reconocer, analizar y buscar formas de reducir los impactos en la amplia biodiversidad con que cuenta el país.
“Muchos países ya respondieron la pregunta de cuántas especies tienen. Nosotros no estamos ni cerca de ver cuántas especies tenemos. Por eso es muy importante que todas las personas, sobre todo los colombianos, reconozcan estas colecciones como patrimonio natural de la nación”, afirma la investigadora Rodriguez. Agrega que conocer la riqueza natural del país, es también una forma de aportar en su cuidado.
Para el profesor Barrientos este tipo de espacios deberían ser de interés público. La investigación que se realiza desde la academia, es para el beneficio de los colombianos y tiene impactos directos en los territorios. Por eso invita a la comunidad javeriana, y a la población general, a que se interese por conocer el museo, por despertar la curiosidad por los animales que viven en las diferentes regiones y por buscar estrategias de cuidado de los ecosistemas.
El museo no es de nosotros, esto es patrimonio de la nación. En la medida en que más personas vengan y conozcan, vamos a mejorar. Aquí se ven solo frascos, pero de esto podemos sacar catálogos de diversidad que pueden ser utilizados luego para estudios de turismo, nos permite tomar decisiones sobre el manejo de los ecosistemas, nos prioriza zonas o especies para incrementar el cuidado. Esto tiene miles de posibilidades de cómo lo puede uno explotar de buena manera”, puntualiza.
De hecho, el Consejo Internacional de Museos, celebra cada año el día internacional de los museos, para concientizar sobre la importancia de estos espacios para el intercambio cultural, el enriquecimiento de las culturas, así como para el desarrollo de la comprensión mutua y la colaboración.
Para el 2024, el tema de la celebración es Museos por la educación y la investigación. El museo javeriano se ha sumado con un día de puertas abiertas y recorridos guiados para toda la comunidad javeriana. Los recorridos se harán el viernes 24 de mayo en cuatro horarios: 10:00 a.m, 12:00 m, 2:00 p.m. y 4 p.m. en el sótano del edifico 55.
“Hacemos la invitación para que todos vengan, nos den una hora del día para conocer lo que hacemos y se motiven a compartir y cuidar el que siempre está en segundo o tercer puesto de los países más biodiversos del mundo”, finaliza Rodríguez.