Algún día, quizás no muy lejano, los productos de apoyo a la movilidad alcanzarán la meta de que las personas en situación de discapacidad motora de sus miembros inferiores logren caminar. No es un cuento de ciencia ficción, sino el sueño de los grupos de investigadores, que viene avanzando poco a poco con su trabajo y que, quizás muy pronto, será realidad.
Y esta realidad les servirá aproximadamente a los 600 millones de personas, es decir, del 7 al 10% de la población mundial, que según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) viven en situación de discapacidad. El 80% habita en países en vía de desarrollo. En el caso de Colombia, específicamente en el Valle del Cauca, según el censo realizado en 2001 por un grupo de profesoras de la Escuela de Rehabilitación Humana de la Universidad del Valle, la prevalencia de la discapacidad es del 8%. En Cali oscila entre el 8 y el 10%.
Además, como lo afirma el profesor Jaime Aguilar, que pertenece al Grupo de Automática y Robótica, del Departamento de Electrónica y Ciencias de la Computación de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, el “coctel” producido por la pobreza, la violencia y la discapacidad hace que este grupo humano sea cada vez más vulnerable.
Algo más que encontró el grupo, dice el profesor Aguilar, y no menos importante, es que el espacio urbano fue diseñado y sigue, en muchos casos, diseñándose de espaldas a la realidad de las personas en situación de discapacidad. Así, debe buscarse lo que se conoce como diseño universal, que procura que no solo estas personas sino todos los ciudadanos puedan beneficiarse de las rampas, los andenes más espaciosos, el transporte confortable y las edificaciones inteligentes.
Este fue el contexto en el que surgió el proyecto de investigación del Grupo de Automática y Robótica, financiado por Colciencias y liderado por los profesores Jaime Aguilar, Adriana Mora y Manuel Valencia,de la Universidad Javeriana de Cali; María N. Hurtado, Arlex Leyton y Cristian Cha- morro, de la Universidad del Valle, y María Carmen González, de la Universidad Poli- técnica de Valencia, quienes contaron con la asistencia de las diseñadoras Diana Isabel Riveros y Claudia Sandoval, y de los ingenieros Manuel Martínez, Carlos Quiceno, Carlos Peña y Andrés León.
Lo primero que se destaca de este grupo es su carácter interdisciplinario, pues en él participan profesionales de ingeniería electrónica, ingeniería industrial, ingeniería mecánica, diseño industrial, terapia ocupacional y psicología. En su etapa inicial, este esfuerzo colectivo buscó diseñar una silla de ruedas que respondiera a las necesidades de los usuarios, que tuviera en cuenta su realidad, y que estuviera concebida según los más recientes lineamientos para tratar la discapacidad.
El equipo de trabajo concibió el diseño de la silla según las nuevas disposiciones de la OMS y la teoría de Bronfenbrenner sobre la ecología del desarrollo humano, asegura el profesor Aguilar. La OMS transformó la manera de concebir la discapacidad a través de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), que propone un enfoque biopsicosocial y ecológico. En este modelo, la discapacidad se entiende como un problema del entorno y no como un atributo de la persona. Este modelo se distancia del biomédico, que lo definía como el resultado de una enfermedad, trauma o condición de salud que requería del cuidado médico y de un tratamiento encaminado a la cura o cambio de conducta.
El grupo se propuso involucrar a los usuarios no solo en el desarrollo del producto, sino en su fabricación y mercadeo. Este modelo de inclusión laboral generaría empleo y ayudaría a disminuir los altos índices de desempleo que registran estos usuarios.
El proceso inicial constaba de dos partes: la creación del grupo interdisciplinario y la configuración del proceso de diseño. Para la primera parte, el profesor Aguilar propuso un modelo de interacción entre universidad, Estado y empresa. La segunda parte tenía, a su vez, dos fases, la creativa y la analítica.
Para la fase creativa del diseño, el equipo utilizó la teoría de solución de problemas inventivos (TRIZ), un modelo desarrollado en los años cuarenta en la antigua Unión Soviética, que consiste en un conjunto de herramientas para fomentar la invención. Dentro de este modelo se analiza el comportamiento de los productos en el tiempo, de forma similar a los seres vivos, asegura el profesor Aguilar. La fase analítica se llevó a cabo con la teoría del diseño axiomático, del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
De tal suerte que tras dos años de investigación, de trabajar con los modelos propuestos y con los usuarios (personas en situación de discapacidad y terapistas), y de realizar pruebas computacionales se llegó al diseño de esta silla de ruedas. Vale la pena aclarar que la silla es el primer eslabón de esta investigación, pues el fin último es desarrollar un producto que les permita caminar a los usuarios.
El prototipo de la silla cumple con varios requerimientos importantes. En primer lugar, no usa motor, pues este disminuiría la posibilidad de ejercitar los músculos de los miembros superiores, lo que podría poner en riesgo la salud. En segundo lugar, el modelo está diseñado para que quien usa la silla no dependa de otra persona, pues apunta a potenciar la autonomía. En tercer lugar, se tuvieron en cuenta los movimientos naturales que cualquier persona realiza en su vida diaria y, por último, se estableció que debería servir para hacer desplazamientos de ascenso, de tal manera que disminuyera el esfuerzo, en comparación con las sillas tradicionales.
Así, este prototipo combina función y forma. El grupo produjo una silla de ruedas ergonómica que se mueve con un sistema de palancas, para que el usuario siga teniendo actividad física. Además, este mecanismo de palancas cuenta con un sistema de cambios que facilitan los movimientos de subida. Todo ello, sumado a los materiales de alta calidad, ha dado como resultado una silla eficiente que pronto saldrá al mercado. El grupo cree que será el primer paso para que las personas en situación de discapacidad puedan llegar pronto a vencer la limitación o, por lo menos, a moverse con mayor eficiencia de la que alcanzan con los aparatos disponibles hoy en el mercado.
Actualmente, este grupo de investigación y la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza, realizan esfuerzos para diseñar productos que trabajen con señales neuronales, tomadas del cerebro o los músculos, y, según el daño que tenga el individuo, generar productos que favorezcan el desarrollo de las personas en situación de discapacidad. Quizás, con la ayuda de iniciativas como esta, muy pronto muchas personas podrán volver a caminar.
Para leer más…
» Grupo de Automática y Robótica. disponible en https://www.javerianacali.edu.co/grupos-de-investigacion/gar-grupo-de-automatica-y-robotica