¿Qué es lo primero que hace al despertar en las mañanas y lo último antes de ir a la cama? Seguramente, mirar su celular; tal vez para darle una ojeada a sus redes sociales, responder mensajes en WhatsApp, verificar su agenda en el calendario o apagar la alarma. Aunque este dispositivo es relativamente joven (creado en la década del ochenta) cuando se compara con la historia de la humanidad, los hábitos sociales arraigados a este dispositivo han cambiado las prácticas culturales durante los últimos años.
Por eso, interesado en entender los cambios que han suscitado los teléfonos móviles en las personas, Jorge Alberto Palomino, doctor en Ciencias Sociales y Humanas de la Pontificia Universidad Javeriana, desarrolló su tesis doctoral sobre este tema.
Luego de una revisión juiciosa de la literatura, Palomino, quien actualmente es profesor del Departamento de Lenguas de la Universidad Javeriana y del Departamento de Comunicación de la Universidad Central, notó que a pesar de que la mayoría de las investigaciones y medios de comunicación conciben a la tecnología como un problema de los jóvenes al estar inmersos en sus celulares y redes sociales, este también es un asunto que debe estudiarse de forma intergeneracional ya que permea los hábitos de los adultos jóvenes, adultos y de población de la tercera edad. Esta razón llevó a este apasionado por el arte pop y el cine a realizar su tesis doctoral sobre la comprensión de las transformaciones que los teléfonos móviles han generado en las personas y sus emociones, sentimientos y afectos.
Para desarrollar su proyecto*, Palomino se propuso identificar los usos y sentidos que tiene el celular en la vida cotidiana de las personas a través de una etnografía virtual-digital; es decir, una combinación de metodologías que permite revisar elementos de las prácticas de conexión on line (en línea) y off line (fuera de línea) de hombres y mujeres en sus dispositivos móviles y cómo conforman las experiencias afectivas. Tal es el caso de las conversaciones que intercambian las personas vía WhatsApp, ya que son una combinación entre el mundo virtual y el mundo real porque aunque el contenido no es público como en Facebook o Twitter, este sí circula en internet.
“La interacción en los entornos digitales no implica una ruptura de la realidad, sino todo lo contrario; el tipo de experiencias que los sujetos tienen mediante el uso de tecnologías móviles son formas de acceder a otros planos de la realidad”, puntualiza Palomino en su tesis doctoral.
¿Qué tiene por contar la lista de contactos?
El primer paso en el desarrollo del ejercicio etnográfico fue registrar los usos que él mismo hace de su celular mediante el registro de actividades en un diario de campo, esto con el fin de tener material suficiente para diseñar un instrumento de recolección de información; así identificó prácticas comunes como las experiencias sociales al hacer parte de grupos en WhatsApp o salir de ellos, la interacción con sus amigos y familiares, y la recurrencia al abrir nuevas cuentas en diferentes plataformas para entender el comportamiento de las personas en las plataformas digitales.
Luego de este proceso, el investigador recurrió a la lista de contactos de su celular para recoger los datos y las prácticas frecuentes que estos tienen al tomar el dispositivo móvil entre sus manos; para conseguir esta información desarrolló entrevistas grupales, entrevistas en profundidad y ejercicios observación, y posteriormente los comparó con los resultados de su experiencia auto-etnográfica y el concepto ‘Figuración’ de Donna Haraway, que consiste en reconfigurar el concepto del desarrollo técnico-científico alrededor del celular.
Conocer las prácticas que no son tan visibles en las redes sociales y aquellas que son un poco secretas en WhatsApp como a quién dejar en visto (ver el mensaje y no responderlo) en qué momento silenciar un grupo o las condiciones para tomarse una selfie y decidir a quiénes compartirla fueron algunos de los temas hallados por Palomino durante la implementación de los ocho grupos focales a 30 personas entre 18 y 45 años de edad y las 34 entrevistas a profundidad a hombres y mujeres entre 18 y 73 años de edad y de diferentes orientaciones sexuales.
Con estas entrevistas, el investigador encontró que el celular y el escenario on-line altera la sensibilidad de las personas e intensifica sus sentimientos y las expresiones de afecto en el espacio off-line. De ahí que es usual notar que las relaciones que más trabajo les cuestan conformar a los jóvenes y los jóvenes adultos en redes sociales son aquellas con sus amigos y sus parejas, mientras que para la población adulta y adulta mayor, son las relaciones con su familia.
Por ejemplo, piense en el grupo familiar al cual pertenece en WhatsApp. Quizá allí está una tía, la misma que suele enviarle imágenes con un mensaje de buenos días. ¿Cuál es el común denominador ante esto? Generalmente la mayoría de personas la dejan en visto. Pero, ahora imagine que un amigo o su pareja le envía un mensaje, lo más seguro es que su respuesta sea casi inmediata desarrollando proceso intenso de comunicación en vivo. ¿Qué es lo que ocurre allí?
“En este caso hay un cambio en el concepto de lo íntimo, porque si bien decimos que nuestras relaciones más importantes son las relaciones con la familia, estas son con las que menos implican trabajo y son a las que menos se les invierte tiempo”, puntualiza Palomino.
Asimismo, plataformas de comunicación como WhatsApp o redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter, entre otras, ofrecen múltiples elementos comunicacionales como emoticonos, stickers, fotos, audios -alternos a la escritura- que permiten identificar lo que el interlocutor está diciendo y allí cobra sentido el concepto de “interpretación”. Por ejemplo, durante el proceso de conquista, “ligue” o seducción, Palomino encontró que los jóvenes suelen estar atentos a las reacciones como ‘Me gusta’, ‘Me encanta’, ‘Me divierte’, que eligen sus parejas en las publicaciones de Facebook con el fin de generar todo un proceso de interpretación alrededor de las implicaciones de dichas expresiones.
“Yo pensaba que en estos casos de conquista existía un ejercicio de interpretación solitario pero encontré que hay personas que mandan capturas de pantallas con el ‘Me encanta’ a sus grupos de amigos para tratar de interpretar colectivamente qué es lo que está pasando en la conversación”, agrega Palomino.
Con respecto a los hábitos ocultos de la lista de contactos, surgieron varios temas como el sexting, una práctica que consiste en el envío de mensajes sexuales, eróticos o pornográficos a través de los dispositivos móviles; el concepto de stalkear, que pone en evidencia rutinas de vigilancia o espionaje a exnovios(as), amigos e incluso enemigos mediante de plataformas digitales, y la creación de perfiles falsos en redes sociales con el fin de obtener información privilegiada que proporciona el anonimato. A través del análisis de estas prácticas, el investigador concluye en su estudio que hay una migración del concepto de lo íntimo del entorno off-line al on-line.
Prótesis afectiva: una reconfiguración del concepto ‘celular’
¿Alguna vez ha experimentado la frustración, intranquilidad, culpa e inclusive ira que puede generar darse cuenta de que olvidó su celular en casa? ¿o qué tal aquel sentimiento de angustia al extraviarlo? Atendiendo a estas reacciones, comprendiendo las dinámicas de dependencia de las personas a estos instrumentos tecnológicos y evidenciando el resultado de su investigación, Palomino concluye que “el teléfono móvil actúa como una prótesis afectiva, como un artefacto tecnológico que intensifica las emociones de las personas debido a la conexión permanente con aquellos con quienes tienen experiencias afectivas cotidianas”.
Por lo anterior, el llamado final con este trabajo es tener claridad sobre las diferencias entre la tecnofilia -afición hacia la tecnología y dispositivos móviles- y tecnofobia –aversión a las nuevas tecnologías-; a generar un debate sobre las tecnologías móviles y a comprender que “las tecnologías no son una cosa únicamente de los jóvenes y que los adultos mayores también usan sus aparatos tecnológicos porque los requieren y porque son importantes y relevantes para sus vidas”, finaliza Palomino.
*Tesis doctoral: De prótesis afectivas y otras (Con)figuraciones: Sobre cuerpos, subjetividades y afectividad en la era del celular.