La historia de la ciencia está llena de personas obsesionadas con descubrir nuevos mundos. Algunas de ellas se embarcaron en travesías por tierras ignotas o viajaron a la luna. Otras se han sumergido en submarinos para explorar el fondo de los océanos. Pero la joven investigadora del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Javeriana, Gina Pilar López Ramírez, ha descubierto esos nuevos mundos en lugares que por estar más cerca no dejan de ser sorprendentes y abren puertas a universos inexplorados. Esta microbióloga de 28 años, que cursa su segundo año de doctorado en la Universidad bajo la tutoría de la profesora y científica Sandra Baena, se ha impuesto la misión de entender cómo algunos microorganismos pueden no sólo sobrevivir sino prosperar en ambientes extremos. Una de sus primeras contribuciones a este campo de investigación la hizo durante su trabajo de tesis de pregrado en 2002, cuando documentó, junto con Baena, la existencia de microorganismos reductores de hierro férrico (FE3+) en los manantiales termominerales de Paipa en Boyacá. “Esa etapa fue crucial porque descubrí que me interesaba la investigación. Es muy poco lo que se conoce de ese universo microbiano en ambientes extremos aquí en Colombia y comenzar la búsqueda era, como decía mi tutora, explorar una caja negra”. Esta idea y la de mirar las potenciales aplicaciones para la microbiología industrial guió el ejercicio.
En 2006, con alguna experiencia laboral en el sector de biofertilizantes y en la industria de alimentos, López volvió a trabajar en la Universidad, en la Unidad de Saneamiento y Biotecnología Ambiental (USBA). En ese momento se encontraba motivada por su selección como joven investigadora de Colciencias; bajo este esquema pudo darle continuidad a la primera etapa investigativa. Gina asegura que una de las claves para forjar una carrera científica es la paciencia. Los resultados no se obtienen de manera súbita y sólo la perseverancia y la creatividad permiten resolver problemas con recursos técnicos limitados.
Para esta colombiana la ciencia siempre ha sido parte de su vida. Su padre es un licenciado físico especialista en meteorología y su madre es una ingeniera geógrafa. Pero no todo es laboratorio y microscopios. Reconoce que es necesario tomar distancia de los problemas para volver a ellos con nuevas y mejores ideas. Y en el caso de Gina, nacida por accidente en España, nada mejor que un partido improvisado de básquetbol o una salida a bailar salsa, su música favorita.
Pasión, motor del investigador
Otra parte crucial de su labor científica se ha concentrado en apoyar diversos proyectos de la Universidad, entre los que se encontraba el recuento de poblaciones microbianas en un reactor tipo UASB (por su sigla en inglés, Upflow Anaerobic Sludge Blanket, es decir Reactor Anaeróbico de Flujo Ascendente y Manto de Lodos) para tratamiento de aguas residuales de las cervecerías. Tanto su tesis de pregrado como los resultados con el equipo investigativo javeriano y Colciencias fueron el comienzo de una prometedora carrera en la cual ha recibido el apoyo y la guía constante de su mentora, quien reconoce que su pupila, al igual que los demás jóvenes miembros que componen la unidad, pertenece al tipo de investigadores que hacen su trabajo motivados más por la pasión que por la remuneración. “Son jóvenes que lo dan todo sin reparar en las largas horas de trabajo en los laboratorios. Ellos hacen parte ya de la generación de relevo que está fortaleciendo la comunidad científica del país”.
Gina tiene también en su haber la caracterización de una nueva especie. Junto a Carolina Díaz Cárdenas (también estudiante de doctorado), Sandra Baena y Bharat K. C. Patel, describieron en un artículo publicado en agosto del año pasado en el International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology la existencia del organismo que llamaron Dethiosulfovibrio salsuginis. Esta microbióloga tiene claro que “siempre hay que trabajar en equipo. El que trabaja sólo puede llegar a estancarse y caer en sus propios errores. Se corre el riesgo de trabajar siempre en lo mismo”.
En este momento está explorando la biodiversidad microbiana en el Parque Nacional Natural de Los Nevados. La principal contribución es la de explorar y valorar la diversidad de estos ambientes extremos, con miras a efectuar un estudio de bioprospección, que permita obtener enzimas lipolíticas que tienen gran potencial en el desarrollo de aplicaciones en la industria farmacéutica, cosmética, de alimentos y de química fina. Este proyecto se articula con las actividades investigativas del GEBIX (Centro Colombiano de Genómica y Bioinformática de Ambientes Extremos) en el que trabajan por lo menos diez instituciones que incluyen universidades y grupos investigativos.
Y en el curso de esta empresa científica, Gina tiene la tarea de escoger la universidad europea en donde realizará su pasantía internacional, un componente básico de su plan de estudios doctorales.
Luego de unos meses de trabajo en estos laboratorios, volverá para presentar los resultados de su investigación y emprender la recta final de su preparación, que marcará el comienzo de nuevas búsquedas en el inmenso mundo de la microbiología.