La palabra probiótico significa a favor de la vida. A principios del siglo XX, Elías Metchnikoff, microbiólogo ucraniano, fue el primero en proponer que el consumo regular de alimentos lácteos acidificados podría ejercer un efecto benéfico sobre la salud. Sin embargo, esta práctica data de tiempos bíblicos, pues el libro del Génesis 18, 8 reza que “Abraham debe su longevidad al consumo de leche agria”, y la misma fuente narra su deceso a los 165 años. Pero a sus 7, Juan Camilo*, estudiante de un colegio público de Bogotá, también se enteró de los beneficios de estos microorganismos milenarios, aunque en su caso como consecuencia de una investigación nacida en 2008 y titulada el “Efecto del consumo de probióticos sobre la presencia de Helicobacter pylori en escolares de Bogotá”. Esta fue propuesta por la nutricionista y profesora de la Universidad Javeriana María Silvia Bohórquez, en compañía de sus colegas Martha Liévano y Germán Campuzano, y dos estudiantes del área.
Todo empezó cuando el equipo detectó la presencia de una bacteria llamada Helicobacter pylori en el estómago de Juan Camilo. Él, al igual que otros trescientos compañeros de su colegio entre los cinco y los doce años, convivía con esta sin síntomas aparentes. No obstante, con el tiempo podría ser la causante de diferentes enfermedades como la gastritis, la diarrea, la malnutrición, las fallas en el crecimiento y la anemia por déficit de hierro, todas ellas muy frecuentes en la población infantil. Incluso, se han reportado casos de anorexia en adolescentes que mejoran con la erradicación de esta bacteria.
Mediante la prueba de aliento con urea, un kit especial que fue importado de España, los investigadores pidieron a cada niño soplar dentro de un pequeño tubo donde, tras ingerir una solución rica en acido cítrico, la bacteria quedaría expuesta al dejar una marca por el repentino cambio del nivel de acidez en el estómago. Pero más allá de determinar quién era positivo y quién no, Bohórquez y los demás investigadores pretendían evaluar el efecto antiHelicobacter en el cuerpo humano mediante el consumo de tres bebidas lácteas ricas en probióticos.
En los laboratorios del mundo ya se había comprobado, a través de estudios in vitro y modelos animales, que los organismos probióticos afectan negativamente el crecimiento de la Helicobacter pylori. Estos pueden ser una alternativa en la prevención de la infección y contribuyen a su erradicación, labor que hasta ahora solo se les había encargado a los antibióticos. La Organización Mundial de la Salud afirma que los probióticos son “microorganismos vivos que, cuando son suministrados en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo huésped”.
Estos estudios animaron a los profesores a buscar aliados en la industria privada que patrocinaran su experimento: darles a los trescientos niños infectados las bebidas por un periodo de dieciocho días y comprobar nuevamente la presencia de la bacteria en su sistema tras el consumo. El objetivo era demostrar que, cuando se consume el probiótico, el Helicobacter pylori se debilita.
Pero, antes de iniciar la intervención, los investigadores quisieron entender y reflexionar sobre el entorno que favorece la adquisición de la bacteria.
Bacteria común
En 1982, dos científicos australianos de apellidos Watson y Marshall ganaron el Premio Nobel de Medicina por descubrir esta bacteria. Una década más tarde, la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer la clasificó como un agente carcinógeno de grado 1. Este último dato es importante para Colombia, ya que el cáncer gástrico representa la primera causa de muerte por cáncer en el país.
Los investigadores identificaron entre la población estudiada algunos aspectos que podrían asociarse a la adquisición de la bacteria, como la limpieza de los alimentos, el agua que consumen, las condiciones nutricionales de cada uno y sus hábitos de higiene diaria. Bohórquez presume que estos dos últimos son factores que pueden estar ejerciendo un papel importante para su adquisición, y que a su vez están más relacionados con aspectos educativos, ya que los estudiantes observados ―a pesar de contar con acceso a agua potable, viviendas adecuadas, servicios sanitarios y alimentación― tienen prácticas inadecuadas, como no lavarse las manos después de entrar al baño.
No obstante, la muestra de esta investigación representa una minoría dentro de la población infantil colombiana, pues en el país abundan los pueblos sin aguas tratadas, la desnutrición y los malos hábitos de limpieza. Este panorama fue puesto en evidencia por primera vez por el médico Pelayo Correa, en el departamento de Nariño, luego de que se registrara una cifra alarmante de enfermedades gástricas. Así que, para seguir esa hoja de ruta, el equipo se empeñó en actualizar el estado del arte de esta materia en Colombia, sobre todo en el sector infantil, sobre el que hay poca información y pueden verse con claridad los efectos positivos de este tipo de tratamientos.
Pilas con el pylori
En comparación con países como Inglaterra, donde solo el 7% de la población infantil tiene Helicobacter pylori, en Colombia esta cifra asciende al 73%.
Tras las pruebas, alrededor del 60% de los niños redujeron la carga bacteriana, y el restante 40% podría hacer parte de un segundo experimento, puesto que una de las hipótesis del grupo es que a mayor tiempo de exposición al probiótico, mejores serán los resultados. Fueron los padres de familia de cada estudiante los primeros en aprender de estos datos y ponerlos en práctica desde casa.
Hay algunas cepas o familias de probióticos llamadas iniciadoras que, según la comunidad científica, están cargadas de beneficios. Entre ellas se destacan la BB12, la Lactobacillus casei y la Lactobacillus acidophilus, las cuales, al entrar al organismo, fermentan la comida que el intestino no pudo digerir y ayudan a preservar vitaminas y antioxidantes. De esta manera previenen la llegada de más enfermedades.
Y si hay quienes aún desconfían de estos componentes naturales, derivados del reino vegetal y animal, no hay razón para ello, a menos de que tengan un organismo inmunodeficiente o sufran de desnutrición crónica; es decir, que su cuerpo esté tan débil como para no dejarse ayudar por estos amigos lácticos.
Pero no hay que ir más allá del ejemplo de Juan Camilo para darse cuenta de que una dieta que incluya alimentos con probióticos puede mejorar el estado de salud de un niño y prolongar la vida del adulto. Es necesario seguir explorando las propiedades de los probióticos para optimizar su uso en el control de la bacteria y como apoyo en las terapias farmacológicas antiHelicobacter pylori.
“Tras esta investigación preliminar quedan más preguntas que la comunidad científica debe abordar con entereza”, afirmó Bohórquez, quien concluyó que la prevención desde edades tempranas se hace indispensable para impactar positivamente la salud de la población adulta.
A su vez, se logró comprobar los múltiples beneficios de los yogures de este tipo en menores de edad. “Los probióticos ayudan a prevenir y a controlar la diarrea, estimulan la respuesta inmune, reducen las alergias alimenticias y las infecciones urinarias y vaginales; y además, debilitan los efectos del Helicobacter pylori en el organismo”, aseguró la profesora.
Adquirir unos buenos hábitos alimenticios e higiénicos desde la infancia se convertirá en una de las mejores armas contra esta bacteria. Ahora resta luchar para que todos los niños del mundo se beneficien de estas condiciones y ojalá en su dieta diaria siempre haya una bebida o un alimento cargado de probióticos.
Para leer más…
+Correa, P. “Helicobacter pylori Infection and Gastric Cancer”. (2003). En Cancer Epidemiology, Biomarkers and Prevention 12: 238-241. Disponible en: https://cebp.aacrjournals.org/content/12/3/238s.full#fn-1. Recuperado en: 05/07/2012.+Rocco, A. & Nardone, G. (2007, 7 de junio). “Diet, H. pylori Infection and Gastric Cancer: Evidence and Controversies”. World J. Gastroenterol 13 (21): 2901-2912. Disponible en: https://www.wjgnet.com/1007-9327/13/ 2901.pdf. Recuperado en: 05/07/2012.
+World Health Organization, International Agency for Research on Cancer (IARC). (1994). “Infection with Helicobacter pylori”. Monographs on the Evaluation of Carcinogenic Risks to Humans 61: 177-240. Disponible en: https://monographs.iarc.fr/ENG/Monographs/vol61/volume61.pdf. Recuperado en: 05/07/2012.
2 comentarios
Que bueno es saber esto, yo hice el tratamiento contra la Hpylori, hace 5 meses atrás y para decirle la verdad me he sentido muy mal. hoy compre un frasco de probioticos para que me ayude a combatir la gastritis, ya que la pylori me la heredo. y los síntomas no se van nauseas,dolor de cabeza, un aliento amargo en el paladar. la verdad me siento muy enfermo, gracias a Dios todos los exámenes de sangre y de mis órganos todo salió bien lo único que el Dr. no se explica por que todavía me siento mal ya que los exámenes de eses y de aliento salieron negativo después de haber terminado con el tratamiento triple contra la bacteria después de 14 días de tomar todas esas pastillas. yo les cuento haber como sigo después de empezar con los probioticos espero mejorar ya que tengo que seguir luchando por mis dos pequeñas hijas que Dios me dio.Hasta pronto.
Muy interesante artículo sobre el efecto de los probióticos sobre Helicobacter pylori. Saludos!