El 2010 va a ser recordado como un año abundante en efemérides. Además del Bicentenario de la Independencia, que convoca y cuestiona a toda la nación colombiana alrededor de sus orígenes como proyecto de nación libre y autónoma, la Pontificia Universidad Javeriana conmemora los primeros ochenta años de su restablecimiento.
Fundada en 1623 por jesuitas españoles, y suprimida como consecuencia de la expulsión de éstos por Carlos III de España en 1767, la Universidad Javeriana fue restablecida formalmente a finales de 1930 y abrió de nuevo sus puertas académicas a comienzos de 1931, con la naciente Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas, en un viejo edificio colonial que quedaba frente al costado nororiental del Capitolio Nacional, en la esquina de la carrera séptima con calle diez de Bogotá, donde hoy se encuentran la plazoleta Camilo Torres y la puerta de entrada al histórico Colegio de San Bartolomé.
Han sido ochenta años de evolución y crecimiento constante, así como de adaptación a las necesidades y urgencias del país y del entorno. Sus fundadores, de sotana a la antigua y con una mentalidad que provenía de lo que fue la compleja situación de la Iglesia católica a lo largo del siglo XIX, la entendían desde y para una finalidad fundamental: la formación científica y cristiana de la juventud colombiana. Este ideal y proyecto pedagógico irrenunciable, que constituye parte de su esencia e identidad, tiene que ser adaptado a los nuevos desafíos y a las nuevas problemáticas de la conmocionada historia nacional.
La Javeriana cuenta hoy con 37 programas académicos de pregrado, 118 especializaciones (de ellas 39 son clínicas y quirúrgicas), 31 maestrías y ocho programas de doctorado. Tiene extensiones de programas académicos en Armenia, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Ibagué, Medellín, Pasto, Pereira, Popayán y Tunja. En ella enseñan 1.377 profesores de planta y 2.390 de hora cátedra. En sus aulas, bibliotecas, laboratorios, talleres y campos deportivos se forman cerca de 22.767 estudiantes, de los cuales el 56% son mujeres. Fue la primera universidad colombiana en recibir acreditación institucional de alta calidad en Colombia, y hoy en día se entiende a sí misma como una universidad con más futuro que historia.
Radicalmente comprometida con el progreso científico y el crecimiento socioeconómico, con el perfeccionamiento de las instituciones políticas del país y con el desarrollo ambiental y socialmente sostenible y con el fomento de la creación artística de alta calidad cultural, la Javeriana proyecta y renueva constantemente su identidad católica y jesuita. Como verdadera universidad no puede dejar de buscar la verdad y de promover la justicia, y como obra de la Iglesia y de la Compañía de Jesús aporta lo suyo en la evangelización de la cultura para el progreso humano. Aspira a llegar a las fronteras del saber y por eso hace de la investigación una de sus metas. Su responsabilidad social la lleva también a las fronteras de la exclusión social, a las fronteras de la violencia, de la corrupción y de la indiferencia: su acción busca aportar en la construcción de una sociedad desajustada, y en ocasiones absurdamente dividida y resquebrajada. Nuestra identidad es la misma y sin embargo hemos cambiado. Nos adaptamos a los tiempos nuevos y recreamos nuestra misión en fidelidad creativa a nuestros orígenes. Vemos el futuro con optimismo porque estamos convencidos de que Colombia necesita del proyecto educativo con el cual estamos comprometidos: investigación y educación superior de alta calidad académica socialmente responsable.