La lucidez para innovar a tiempo no es propiedad exclusiva de ningún tipo de actividad, de ningún gremio, de ninguna institución. También la investigación, su gestión y su comunicación están llamadas a renovarse e innovar en muchos aspectos. Son parte de la sociedad y nunca es bueno que se desvinculen del conjunto social del que forman parte. Es por eso que entre el 20 y el 23 de septiembre de este año la Pontificia Universidad Javeriana realizará su XI Congreso de Investigación de una manera diferente e innovadora. En lugar de invitar, como lo había hecho hasta ahora, a los grupos de investigación de la Universidad a exponer sus más recientes investigaciones, hemos optado por analizar primero su producción más reciente para determinar, con base en lo ya publicado, cuáles son en realidad nuestras fortalezas como universidad que investiga.
Así, hemos identificado hasta ahora 12 fortalezas temáticas alrededor de las cuales girará el Congreso de este año y donde confluyen nuestros grupos de investigación. Estas son: 1) aprovechamiento de los recursos naturales con fines biotecnológicos; 2) comunicación, sociedad y cultura; 3) conflicto y migraciones forzadas; 4) democracia, ciudadanía y derechos; 5) desarrollo sostenible y biodiversidad; 6) educación y pedagogía; 7) inclusión social; 8) infraestructura y territorio; 9) innovación para la competitividad; 10) investigación biomédica; 11) manejo y gestión del recurso hídrico y energético; y 12) políticas, sistemas y servicios de salud.
Quien es consciente de sus propias fortalezas y debilidades sabe a qué atenerse. Como puede verse, se trata de un cubrimiento muy amplio de temas, problemas, métodos y perspectivas. Esta amplitud es una de nuestras principales riquezas; no solo pone de relieve el significativo avance de la investigación en la Javeriana en los últimos años, sino que nos desafía y nos exige nuevas formas de diálogo interdisciplinario. Este Congreso será, entonces, una oportunidad privilegiada para el diálogo abierto, profundamente académico, pero no por ello menos comprometido con los problemas actuales de Colombia.
Abierto porque estamos convencidos de que no podemos aislarnos de otros que, al igual que nosotros, también han venido trabajando esos mismos asuntos y problemas, quizás desde otras perspectivas, pero con el mismo rigor académico. En las mesas de trabajo tendremos invitados externos. Con ellos queremos compartir nuestros avances y también nuestras muchas perplejidades para continuar construyendo el conocimiento que Colombia necesita para su desarrollo armónico, esto es, que incluya lo tecnológico y lo científico, pero también lo social, económico y político, así como lo ambiental y cultural, lo humanístico y lo artístico.
Por eso mismo este diálogo no podrá ser ajeno ni indiferente ante los más graves y delicados problemas del país. Los temas en los que somos fuertes en investigación son también los temas cruciales y decisivos para el presente y el futuro de Colombia. En ellos se puede entrever que en el centro de nuestra actividad investigativa institucional está el ser humano —las personas individuales y los grupos sociales— con todo el complejo mundo de herencias —heridas y cicatrices— que van tejiendo sus identidades y sus posibilidades de futuro. Investigamos microorganismos en circunstancias extremas de vida con el mismo rigor con el que intentamos comprender a los grupos de desplazados por la violencia política; y todo eso lo hacemos porque nos interesan los seres humanos con rostros definidos y precisos, con sus condicionamientos biológicos, sus conflictividades sociales y ambientales, sus múltiples inteligencias e identidades, y su llamado a la trascendencia. La investigación, así entendida, a la vez que nos conecta con el país que tenemos, nos invita a conectarnos con el país que soñamos.