Isidora Cabezón Papic, directora ejecutiva de CRTIC, será una de las destacadas invitadas en el VI Encuentro de Arte y Creatividad que se realizará en la Pontificia Universidad Javeriana del 9 al 11 de septiembre. Actualmente, su labor en CRTIC se centra en articular proyectos culturales vinculados al desarrollo territorial y la creación artística en lo que han bautizado como un “Ecosistema Tecnocreativo”
Isidora es periodista y Magíster en Comunicación Social de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ha forjado una sólida trayectoria en creación, gestión cultural y comunicaciones. Su experiencia incluye roles como guionista, actriz, y realizadora audiovisual en televisión, así como editora de la revista “Arte Al Límite”.
Isidora es también fundadora y directora del Rapa Nui Film Fest, en la Isla de Pascua. Ha ocupado cargos públicos clave, como jefa de Coordinación Regional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile. En entrevista para Pesquisa Javeriana cuenta un poco de este y otros temas que tratará en su conferencia.
Pesquisa Javeriana: ¿Cómo se puede definir lo que es y lo que no es el ecosistema tecnocreativo de un país?
Isidora Cabezón Papic: Nosotros entendemos un ecosistema tecnocreativo como un entorno donde hay distintos actores que tienen objetivos y que tienen dinámicas distintas, pero que tienen un propósito común y que se necesitan unos a otros
Desde la perspectiva del desarrollo productivo, creemos que la creatividad apoyada en la tecnología debe aportar soluciones con un impacto significativo en el país. Por ello, al hablar de un ‘ecosistema saludable,’ nos referimos a la colaboración entre los diversos actores para que, trabajando en conjunto, se fomente el crecimiento de una masa crítica, representada en una oferta de servicios. Esta oferta es esencial para impulsar el sector creativo y satisfacer la demanda emergente con soluciones innovadoras y efectivas.
En un ecosistema tecnocreativo, si no se cuenta con el apoyo estratégico de las instituciones que forman el capital humano y proporcionan información clave, es muy difícil que este prospere.
Además, los institutos y las instituciones públicas, a través de políticas públicas, fondos concursables y diversas iniciativas, juegan un papel fundamental al articular, mediante sus acciones, un relato coherente y permitir que el ecosistema crezca y se consolide como un esfuerzo público-privado.
P.J. ¿Cuáles consideras que son los mayores desafíos al crear alianzas público-privadas en el ecosistema tecnocreativo?
I.C.P. Diría que, en términos generales, es fundamental encontrar una ruta común. La construcción de un ecosistema requiere identificar y desarrollar un trabajo que tenga sentido para todos los actores involucrados, y no solo para uno en particular.
Por tanto, es crucial mapear cuidadosamente el ecosistema para identificar a los actores relevantes con los que se debe articular. Una vez hecho esto, es esencial definir un propósito común que permita el crecimiento del ecosistema. De lo contrario, las iniciativas serán aisladas, y cada una jalonará en una dirección distinta.
Otro aspecto importante, y quizás el más difícil, es la necesidad de tener un plan de trabajo claro con prioridades definidas. Es posible identificar muchas necesidades, pero si no tenemos claridad sobre cuáles son las más relevantes y cómo vamos a abordarlas, corremos el riesgo de dispersarnos y de no lograr un impacto significativo.
Debemos dialogar con los actores relevantes, entender sus expectativas y necesidades y, a partir de eso, definir cuáles son las acciones que queremos priorizar. Yo diría que esos son los dos grandes aspectos que, desde mi experiencia, son fundamentales para trabajar con una mirada realmente ecosistémica.
P.J. ¿Podrías compartir algún ejemplo exitoso de una alianza público-privada en la que hayas trabajado?
I.C.P. En el CRTIC, no hemos encontrado un proyecto similar al nuestro en el mundo. ¿En qué sentido? En que comparta nuestro propósito, que sea cofinanciado por una institución pública e involucre actores privados, y que cuente con una estrategia a diez años. No hemos visto algo comparable.
Hemos visto muchas más iniciativas, en dos campos: uno, en universidades como, por ejemplo, lo que tienen ustedes con el Centro Ático, o como lo que tienen en la Universidad de Zúrich, en donde hay un centro de arte inmersivo.
Hemos visto que en universidades de todo el mundo se han creado iniciativas para proyectos de pilotaje y prototipado con arte, tecnología y ciencia, por ejemplo. Sin embargo, esos espacios todavía operan bajo el paraguas de alguna universidad, de la Academia, y esas son condiciones burbuja, porque están muy protegidos muy resguardados.
Por otra parte, hay dos modelos que nos parecen súper interesantes, aunque son diferentes al nuestro, los observamos continuamente. Uno es Eurecat, una red de centros tecnológicos en Cataluña, España. Aunque no todos sus miembros se enfocan en las industrias creativas, trabajan intensamente en este sector. Además, manejan una visión público-privada similar a la nuestra.
Otro modelo interesante, aunque diferente en su enfoque, es el Centro Virtual Laval, una ciudad empresarial a las afueras de Laval en Francia. Esta iniciativa se enmarca en un proyecto territorial de gobernanza municipal que ha creado las condiciones para que universidades, emprendimientos tecnológicos y otros actores se instalen físicamente allí. Una vez al año hacen un encuentro llamado Laval Virtual donde exponen grandes proyectos de innovación en los que converge la tecnología y creatividad.
P.J. Tienes una larga trayectoria como gestora cultural ¿Cómo fue la experiencia del Rapa Nui Film Fest? ¿qué te motivó a crearlo?
I.C.P. La isla Rapa Nui ocupa un lugar muy especial en mi corazón, lo que me motivó a fundar el Festival de Cine de la Isla de Pascua. Quería que la isla, la más deshabitada del planeta, pudiera contar sus propias historias y recibir las de otros. Después de participar en varios festivales de cine, me enamoré de la idea de crear uno aquí.
Desafortunadamente, solo se realizó tres veces debido a los desafíos logísticos de llevar toda la producción a una isla remota. Aunque ya no se lleva a cabo, sigo sintiendo la nostalgia que genera entre quienes participaron. Muchos jóvenes en la isla me preguntan ¿y cuándo vuelven las películas? Entonces, probablemente en algún momento nos entusiasmemos y volvamos a hacerlo, ojalá. O si la misma isla quiere hacerlo, bueno, ahí estaremos para ayudar.
P.J. ¿Qué recomendación le darías a alguien que quiera empezar en el mundo de la gestión cultural?
I.C.P Algo que he aprendido es que, cuando se trata de realizar iniciativas en colaboración con otros, es crucial saber escuchar y preguntar para asegurarse de que los proyectos tengan sentido. En cambio en el ámbito artístico uno puede tener ideas y desarrollarlas de forma más independiente. Por ejemplo, si soy pintora o creadora y deseo realizar una obra de danza o pintura, no es necesario llegar a un acuerdo con otras personas para llevar a cabo mi visión artística.
Pero si yo quiero producir y gestionar un proyecto, es fundamental tener una mirada colectiva que incluya varios actores. Es esencial tener la capacidad de identificar cuáles serán los socios adecuados y entender qué aspectos son relevantes para ellos.
Por ello, mi recomendación a todas las personas interesadas en la gestión cultural o el liderazgo de proyectos, es que aprendan a observar y a escuchar, con el fin de encontrar puntos en común y establecer una colaboración efectiva. Porque las grandes producciones se tienen que hacer colaborativamente, esa es mi mirada, para que sea colaborativo hay que observar, hay que escuchar, hay que identificar cuáles son las necesidades porque de lo contrario tu proyecto no va a tener eco.