Imagínese recorrer un pasillo que parece no tener fin y que pertenece a un edificio que existió muchos años atrás, colmado con el sonido de mil máquinas de escribir. Ese fue el detonante para Fabricia, animación con la que Cecilia Traslaviña ganó el Premio Bienal a la Creación Artística Javeriana que se entregó en septiembre de 2014, en el marco de primer Encuentro Javeriano de Arte y Creatividad. Era también la primera vez que la Universidad reconocía el talento creativo. Los 18 años de hacer escuela, de romper los límites estéticos y la reflexión constante sobre su campo, hicieron merecedora a Traslaviña de esta distinción.
Esa remembranza de su infancia, en la que quizás solo fueron diez señoras que trabajaron con máquinas de escribir junto con su madre en la Registraduría Nacional del Estado Civil, fue el recuerdo motivador para que la profesora de la Facultad de Artes de la Pontificia Universidad Javeriana le diera vida a uno de sus personajes consentidos. Ése que, además, le ha devuelto muchas sonrisas y reconocimientos. Además del premio javeriano, Traslaviña ha presentado esta obra de animación en espacios nacionales e internacionales como la Cinemateca Distrital de Bogotá, , el XVI Festival de Cine de Santa Fe de Antioquia, el V Festival de Cine Corto de Popayán, la Muestra de Cine en Femenino, Chilemonos en Santiago de Chile, Panorama du cinema Colombien de Paris, 20th KROK International Animated Film Festival, en Ucrania, entre otros.
“Lo que brinda Fabricia es la posibilidad de abrirse a la fantasía”, asegura la creadora de esta historia que cuenta cómo una niña llega a una fábrica que la asusta terriblemente y que a través de la imaginación logra huir de ese espacio que la agobiaba. Agrega Traslaviña que, a pesar de vivir en un mundo complicado y difícil, la imaginación es el poder esencial para encontrar salidas a lo creativo. Ese es el mensaje que ha buscado transmitir a lo largo de su carrera como profesora desde 1989 cuando comenzó su experiencia docente en diseño de textiles en Talleres Esperanza. Luego, cuando pasó a la Javeriana en 2000, su pasión artística y foco académico se concentraron en la animación y el cine experimental. En casi dos décadas, junto a otros profesores, ha fortalecido esta área artística en la Facultad de Artes, destacándola en el campo artístico nacional tanto por las producciones realizadas como por los reconocimientos obtenidos.
La preocupación por impulsar las obras de sus estudiantes es palpable. “A cualquier festival donde vaya llevo un compilado de animaciones colombianas y de los estudiantes; así no sea parte de los programas oficiales de los eventos, trato de empujar para que lo vean”, explica. Asegura que la animación colombiana tiene actualmente un fuerte dinamismo, sin embargo, las producciones de las universidades suelen quedarse en el entorno académico, no trascienden. Por ello visibilizarlas en cuanto espacio encuentra es una consigna asumida. Además, porque está convencida de que el sello de la Javeriana está en esas apuestas experimentales de búsqueda de narrativas poco convencionales y arriesgadas, de no contar las historias y los personajes desde una estructura solamente tradicional sino con una propuesta estética y emotiva que conmocione a quien la ve.
En la trayectoria de Traslaviña se destaca la producción de más de diez piezas audiovisuales en animación desde 1988, las cuales han participado en festivales a lo largo del planeta:
- Almas Santas Almas Pacientes, 2007
- Una vez fuimos peces, 2008
- La Casa del Tiempo, 2009
- Álbum, 2009
- El silencio habita en tu ventana, 2010
- Presencias/Ausencias, 2012
- Fabricia, 2013
- Perpetuum Mobile 2014
- Memorias y Caminos 2015
- Movimientos en el sótano 2017

Los cambios del campo en Colombia
Cecilia Traslaviña es reflexión viva sobre su quehacer y el de sus estudiantes. La creación propia y colectiva es constante, cuenta con más de 15 piezas de su autoría y otras colaboraciones, así como el acompañamiento de 19 trabajos de grado de estudiantes en dos décadas. Pero las inquietudes artísticas no se quedan allí. Su cuestionamiento por ampliar los límites de las posibilidades de la creación hace parte de su cotidianidad. “Yo insisto mucho en eso, un artista tiene que crear su propio mundo y jalar hacia algún lado, proponiendo siempre. No quedarse solo en lo que funciona, sino que amplíe el medio. En últimas, eso es lo que lo enriquece”, asegura. Comprende que en los trabajos hay que dar respuestas a inquietudes comerciales, pero eso no debe impedir que en el mundo propio se sigan experimentando y explorando rumbos genuinos.
No es desconocido para la profesora que es un choque fuerte cuando los estudiantes terminan su carrera en la universidad y se enfrentan al mercado que condiciona la creación. “Ahí el problema no es que trabajen en una empresa, sino que no olviden su proyecto personal, seguirlo haciendo de manera independiente. Porque o si no es venderle el alma al diablo”, sentencia. “Y lo digo ahora con el tiempo porque ya pasé por esas. También lo sufrí un montón”.
Recuerda cuando en la Javeriana no había ni siquiera mesa de animación, tampoco el país tenía muchos recursos para producir estas piezas audiovisuales. El cambio y crecimiento de este campo de creación es notorio, por ejemplo, con el diplomado en animación experimental que se ofreció entre 2005 y 2015 por medio del programa de Educación Continua en la Javeriana, con la creación en 2016 del pregrado Realización en Animación de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la Especialización en Animación de la Universidad Nacional de Colombia, el aumento en premios del Fondo de Desarrollo Cinematográfico o la convocatoria en animación creada por el Instituto Distrital de las Artes–Idartes. “El campo se ha ido abriendo y es en la medida en que viene más gente estudiando animación”, asegura.
También han surgido cambios en las convergencias de áreas artísticas y del uso de la tecnología. La tendencia ahora es a combinar la animación con artes electrónicas, con cine expandido o la animación documental y la de ensayo. “Es decir, se ha ido abriendo a otros campos y eso la enriquece un montón. Empieza uno a ver una paleta de obras muy amplia”. En cuanto a las preocupaciones temáticas, Traslaviña ha identificado que la memoria, tanto colectiva como personal, suele ser el recurso más constante en la producción de sus estudiantes; también el uso experimental de la forma o buscar transformaciones basadas en la música. Otros temas suelen ser de carácter fantástico. Últimamente, ha sentido una preocupación por los asuntos actuales del país.
La reflexión académica también cuenta
En su producción intelectual, cuenta con artículos sobre animación experimental y cine de animación. Ha sido ganadora de premios a mejor animación en el V Festival Internacional de cine El Espejo (Bogotá, 2008), I Festival Internacional de Cine de Mompox (Bolívar, 2008) y estímulo para la realización de cortometrajes del Fondo de Desarrollo Cinematográfico en 2005 y 2010. Su línea de investigación está enfocada en Pedagogía, tecnología y sociedad en las artes visuales, y ha realizado diferentes textos académicos y divulgativos alrededor de las prácticas, la historia, los actores y los modos de la animación en el país.

“Sigo entusiasmada y queremos seguir haciendo investigaciones en el campo de la animación”, asegura Traslaviña, y explica los documentales sobre animación que hizo con Mauricio Durán y Gilberto Andrés Martínez, titulados Perpetuum Mobile (capítulos I, II y III), que están en el Catálogo de Obras Artísticas de la Pontificia Universidad Javeriana. Este proyecto nació como una necesidad de presentar la animación más allá de una técnica audiovisual o de un producto exclusivo para el público infantil. Para aclarar ese supuesto, los profesores realizaron entrevistas a animadores y no animadores, con el objetivo de indagar por las formas de trabajo y los puntos de partida para crear, descubriendo un amplio espectro de modos de realizar sus proyectos –por ejemplo, varios creadores hacían guion, otros no; algunos creaban tres cosas simultáneamente–. Es decir, concluyeron que hay tantas posibilidades de trabajo como personas haciéndolo y que no hay una regla fija que condicione la creación en animación.
El primer capítulo se enfocó en la noción de espacio-tiempo y cómo, desde la animación, se descompone el tiempo para recomponerlo después. Era la mirada de artistas sobre cómo crean ese espacio en animación y cómo evidencian que ella hace parte del arte; el segundo trató de las metodologías de trabajo y cómo la animación puede hablar de la realidad, planteando así la disruptiva de que solo el documental puede retratar los hechos reales. Es decir, comprender la animación como herramienta para contar la realidad. El tercer capítulo abordó la relación entre la tecnología y las artes desde la experiencia personal hasta situaciones más elaboradas, y cómo la tecnología ha cambiado todas las maneras de hacer en todas las disciplinas, no solamente en la creación sino en cualquier campo del conocimiento.
Esta amplia y valorada trayectoria, la preocupación por su campo, la formación de escuela y su constante evolución en las piezas de animación y cine experimental, fueron aspectos tenidos en cuenta para que Cecilia Traslaviña fuera la primera artista reconocida con el Premio Bienal a la Creación Artística Javeriana. Asegura que fue una fantástica sorpresa, que todavía la emociona al contarla, sobre todo porque es un espaldarazo a su trabajo y a los esfuerzos de sus compañeros por posicionar un campo poco tradicional en medio de artes con trayectorias históricas.