Tener un ministerio de ciencia es una gran oportunidad para que finalmente todas las recomendaciones y propuestas plasmadas en varios documentos, y mencionadas en muchos escenarios desde hace décadas, se vuelvan realidad y se concreten en acciones y costumbres de los ciudadanos. Basta dar una rápida lectura a las políticas de ciencia, tecnología e innovación que han sido propuestas en diferentes momentos por Colciencias ―el organismo rector del sector durante 51 años―, o por entidades externas contratadas con el fin de pensar dichas políticas, para notar que las recomendaciones son iterativas y obvias: un país equitativo, en paz, donde sus ciudadanos tengan acceso a la educación ―“desde la cuna hasta la tumba”, decía el escritor Gabriel García Márquez―, gocen de una cultura científica, se proteja y aproveche sus recursos naturales, y se promuevan la investigación científica y el desarrollo tecnológico, por mencionar algunas.
Con la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias), de acuerdo con la Ley 1951 de 2019, el nuevo ente asume las funciones que venía realizando Colciencias, con una ventaja: el director, que ahora será ministro, tiene asiento obligado en el Consejo de Ministros y eso eleva el estatus de la entidad. “Ha sido una entidad ejemplar que ha dejado una gran huella con limitaciones presupuestales enormes”, dice Eduardo Posada, presidente de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC), quien tuvo relación con Colciencias desde 1975.
Moisés Wasserman, quien, como Posada, fue miembro de la Misión Internacional de Sabios de 2019, lo secunda: “El Ministerio tendrá más potencia que Colciencias”, afirma. Sin embargo, plantea una inquietud: “el Ministerio no puede ser ejecutor y la idea es que el Fondo Francisco José de Caldas [fondo de financiamiento] se convierta en la agencia ejecutora de proyectos”.
Por ese proceso han pasado Chile y Argentina, por ejemplo, con la diferencia de que esos países crearon su Ministerio de Ciencia sin eliminar su organismo nacional de ciencia y tecnología ―la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), respectivamente―. Esa fue la primera sorpresa de la comunidad científica con la Ley 1951, mientras el senador Iván Darío Agudelo, gestor de la nueva directriz que fue aprobada por unanimidad en el Congreso de la República, argumentaba que no se trataba simplemente de “un cambio de nombre”.
“Ojala las políticas sean más ambiciosas y más concertadas con los investigadores”, manifestó Juan Manuel Anaya, médico reumatólogo del Centro de Estudios de Enfermedades Autoinmunes de la Universidad del Rosario, y quien también perteneció a la Misión de 2019.
Por ahora, sin embargo, poco cambia, excepto el letrero del edificio y la URL del portal. La transición tomará tiempo, porque el Ministerio funcionará con el presupuesto asignado a Colciencias (392 362 millones) y será ―como lo venía siendo esta entidad―, el ente rector de la política de ciencia, tecnología e innovación. Pero, como dice Wasserman, el Ministerio “no puede dedicarse a leer y calificar proyectos”.
La apuesta de la Misión Internacional de Sabios
En 2019 no solamente se creó el Minciencias, sino que el Gobierno del presidente Iván Duque convocó a más de 40 personas para integrar la Misión Internacional de Sabios. En épocas recientes ha habido tres misiones: la de Ciencia y Tecnología (1988) en el Gobierno de Virgilio Barco Vargas, la de Ciencia, Educación y Desarrollo (1994) en el Gobierno de César Gaviria Trujillo y la Misión Internacional de Sabios, a cargo de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. La primera dio lugar al Año Nacional de la Ciencia y la Tecnología, a la Ley 29 de 1990 ―que fomenta “la investigación científica y el desarrollo tecnológico”― y oficializó el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología. La segunda misión recomendó fortalecer este sistema, pero, de acuerdo con el balance realizado por algunos de sus miembros, la transformación de Colciencias de instituto a departamento administrativo hizo que la entidad fuese “más atractiva desde el punto de vista político y en los últimos dos periodos su dirección ha sido entregada a representantes de un partido de la coalición del Gobierno”. Concluyen que en lugar de fortalecer a la institución, se volvió “más débil que nunca”. Algunas de las ocho recomendaciones realizadas por los diez integrantes de esta misión fueron tenidas en cuenta, pero el sector ha seguido siendo la cenicienta del presupuesto general de la Nación. Ha habido muchas promesas de aumentar el porcentaje del PIB para la ciencia, la tecnología y la innovación, sin que realmente se llegue al menos al 1 % del PIB, sugerido y prometido por diferentes gobernantes desde hace años.
En el documento entregado el 5 de diciembre de 2019 al presidente Duque, titulado “Colombia hacia una sociedad del conocimiento”, la Misión Internacional de Sabios de 2019 propone un aumento incremental que a 2028 llegue al “1,20 % de inversión total en Investigación y Desarrollo como porcentaje del PIB (donde la inversión pública debe ser 0,80 % y la privada sería 0,40%)”.
En relación con el Minciencias, este documento es enfático en proponer que la formulación de las políticas debe recaer en el Ministerio y su ejecución, en otra entidad. También se explaya en recomendaciones concretas muchas de las cuales fueron asumidas en el decreto que le dio estructura a la nueva entidad. Así mismo, promueve una “economía sustentada en el conocimiento”; propone que “todas las niñas y niños que vivan en Colombia accedan a una educación de calidad complementada con nutrición, salud, cuidado y afecto”, con una transformación pedagógica que reconozca las diferencias y promueva la capacidad de aprender; pide “una educación pertinente para el futuro”, que forme para un sistema productivo, pero también “vincule los desafíos de sostenibilidad ambiental y social que enfrentan nuestras sociedades”; y señala la necesidad de darle un vuelco a la formación de maestros.
El documento aboga por que las universidades continúen impulsando el desarrollo de la ciencia y propongan respuestas a las preguntas que formula la sociedad; por la consolidación e integración de institutos y centros de investigación que trabajen colaborativamente, con facilidades en su financiación; por la unión de universidades, emprendedores, empresarios, entidades públicas y organizaciones de la sociedad civil en espacios físicos como laboratorios de creación, incubadoras de emprendimientos, y proyectos creativos y culturales ―centros abiertos a todo tipo de público―, de modo que se logre la retroalimentación entre los diferentes actores; por conseguir finalmente equidad en las capacidades y el desarrollo de las diferentes regiones del país; por fortalecer las redes de conocimiento con actores internacionales; y por involucrar al ciudadano común y corriente en la senda de la ciencia para que comprenda el quehacer del científico como una profesión importante y necesaria.
Por encima de todas estas propuestas, sobresalen el vehemente pedido de eliminar las trabas burocráticas que se presentan en los procesos administrativos, aplicando “el régimen privado de contratación a los proyectos de CTI”; facilitar la importación de equipos y reactivos para laboratorio; entender que la ciencia no tiene vigencias de un año; revisar directrices y normas que van en contra de la investigación científica ―por ejemplo, en lo que tiene que ver con acceso a recursos genéticos y permisos de recolección de especímenes―; y promover la investigación científica en todas las entidades públicas.
Si bien 2019 fue un año que puso a hablar al país sobre ciencia, tecnología e innovación, el año 2020 tiene el reto de lucirse con un Ministerio ágil y competente, y una decisión política que ponga en marcha las recomendaciones de la Misión, de modo que lo planteado en el papel se convierta en realidad.
Retos planteados por la Misión Internacional de Sabios
- Colombia Bio-Diversa: para conocer y aprovechar las diversidades cultural y natural del país, e impulsar la bioeconomía y la economía creativa.
- Colombia productiva y sostenible: para transformar la estructura productiva del país, y promover industrias y servicios con alto contenido tecnológico y ambientalmente sostenibles.
- Colombia equitativa: para lograr una ciudadanía educada y saludable.
Para leer más:
VV AA. Colombia hacia una sociedad del conocimiento – Informe de la Misión Internacional de Sabios 2019 por la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación, 2019. Disponible en: https://bit.ly/3ajBByS
Procuraduría General de la Nación, Instituto de Estudios del Ministerio Público y Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia, “Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo. Balance 20 años después”, 2015. Disponible en: https://bit.ly/30u4GmE