La naturaleza es porosa y multicolor. Las ciudades tienden a ser sólidas y grises, y muchas de sus construcciones han desconectado los espacios urbanizados de los ecosistemas que las rodean?.
Los grandes edificios, rascacielos y la arquitectura que privilegia el concreto y el hormigón generan un efecto de absorción de calor y aumentos en la temperatura: a esto se le conoce como islas de calor. Esta condición climática urbana es propia de ciudades densamente pobladas.
A las urbes con más de 10 millones de habitantes se les conoce como megaciudades y son un desafío para la sostenibilidad del planeta. Bogotá, con más de siete millones de habitantes, se proyecta a mediano plazo como una de las megaciudades de Latinoamérica, junto a Río de Janeiro, São Paulo, Ciudad de México, Lima y Buenos Aires.
Cuando el suelo no está cubierto por ladrillo y cemento, la tierra absorbe el agua y así regula la temperatura. Esa capacidad de absorción se pierde en las megaciudades, por eso la infraestructura verde, aquella que vincula la naturaleza a los procesos de diseño y construcción, es clave para convertir las megaciudades en lugares sostenibles.
A través de estas tecnologías de construcción se pueden diseñar ciudades con propiedades ecosistémicas que tengan la capacidad de absorber y aprovechar las aguas de escorrentía -o aguas lluvias-, además de regular el CO2, la temperatura y la contaminación auditiva (los techos verdes también pueden ser reguladores acústicos).
Techos verdes en Bogotá
Los techos cubren grandes superficies en las ciudades y por eso representan un potencial para la transición hacia una ciudad sostenible.
Los parámetros técnicos básicos para la construcción exitosa de estas arquitecturas verdes en todos los continentes fueron establecidos por la FLL ( Sociedad Alemana de Investigación, Desarrollo y Construcción del Paisaje). Sin embargo, aún son muy escasos los estudios sobre pautas alternativas o adaptadas a los diferentes contextos de cada ciudad.

Una investigación interdisciplinar de la Pontificia Universidad Javeriana, realizada por Ricardo Andrés Ibáñez Gutiérrez, del Departamento de Arquitectura, y Mónica Ramos-Mejía, del de Administración, adapta estas directrices internacionales al contexto colombiano y muestra la manera en que una guía inclusiva aporta transiciones urbanas hacia la sostenibilidad.
La investigación denominada Function-Based and Multi-Scale Approach to GreenRoof Guidelines for Urban Sustainability Transitions: The Case of Bogota, identifica aspectos técnicos que incluyen la participación de actores más diversos en la construcción de infraestructura verde.

Los techos autorregulables, los jardines en los techos y los techos para cultivo permiten cambios sociotécnicos para una transición urbana hacia la sostenibilidad. Con enfoques como el de la restauración ecológica se diseñó esta clasificación general de cubiertas bióticas (con componentes vivos) en Bogotá.
Esta guía abre múltiples posibilidades de innovación en las formas de construcción de techos bióticos y sirvió como base para que el profesor Ibañez, por medio de una consultoría, permitiera a la Secretaría de Medio Ambiente de Bogotá establecer las Directrices Técnicas Sociales para Techos Verdes (BBRG).
Este estudio estableció cinco categorías que facilitan la comprensión de todas las partes interesadas: El propósito, los aspectos clave, los requisitos, las propiedades y unidades, y las recomendaciones.
Una de las disposiciones es que el diseño y construcción de un techo verde albergue plantas endémicas, huertos o jardines ornamentales dependiendo de su función. Así, el contenido de estos lineamientos se basa en el propósito que tendrá la infraestructura verde y no en el tipo de material o sistema que debe usarse en su construcción.
De esta manera, el BBRG establece cuatro parámetros básicos: la microescala, que es la selección del tipo de tecnología disponible que se usará; la mesoescala, que comprende la adaptación e instalación del sistema de techo verde específico; la macroescala, que es la conexión con la infraestructura de toda la edificación; y la metaescala, que relacionaría toda la edificación verde con la red ecológica de la ciudad.
En Bogotá se pueden encontrar diversidad de edificaciones que han implementado el sistema de techos verdes, como la Secretaría Distrital de Movilidad o el nuevo edificio de ingenierías de la Pontificia Universidad Javeriana.

Existen muchas posibilidades dentro del diseño de una arquitectura verde, y aunque suele asociarse con construcciones de alto costo, está investigación desarrollada por Ibañez y Ramos -Mejía es una adaptación al contexto ambiental, social y económico de un país con los retos socio-ecológicos que plantean las megaciudades, como es el caso de Colombia.
Para los expertos, la implementación de la arquitectura verde es urgente para adaptar las ciudades y combatir el cambio climático y para hacer de las megaciudades espacios sostenibles.