La localidad del Usme, ubicada en la periferia del casco urbano de Bogotá, tiene un ecosistema privilegiado debido a sus quebradas (Fucha, Chuniza y Santa Librada), a zonas verdes como el Parque Ecológico Distrital Entrenubes y el Parque Cantarrana, y por lindar con uno de los páramos más grandes del mundo: el Sumapaz; sin embargo, esta zona es el hogar de una de las especies invasoras más agresivas del mundo, el retamo espinoso.
De origen europeo, esta planta llegó a Colombia a mediados del siglo XIX para levantar cercas naturales, pero con el tiempo se convirtió en un dolor de cabeza para los habitantes del altiplano cundiboyacense dadas sus propiedades incendiarias.
Viviana Garzón Espinoza, estudiante de grado 11 del Colegio Rural El Uval en Usme, no solo la ve a diario, sino que es testigo de su poder invasor: cada vez hay más retamo espinoso en el sur de su localidad.
Fue a través del artículo Científicos restauran paisaje del Neusa, publicado en la página web de Pesquisa Javeriana, que esta joven, con carismática sonrisa y un profundo deseo por aprender, descubrió las investigaciones que la Escuela de Restauración Ecológica (ERE) adelanta en lugares como el Embalse del Neusa para rehabilitar los ecosistemas afectados con el crecimiento del retamo espinoso. No lo dudó un minuto; contactó a Sandra Contreras Rodríguez y Ana Carolina Moreno, investigadoras de la Pontificia Universidad Javeriana para conversar con ellas acerca del manejo de este arbusto foráneo.
Viviana quería erradicar esta especie y reducir el impacto que ocasiona en los frailejones del Sumapaz por ser una planta con alta absorción de agua. Hasta su colegio llegaron las investigadoras javerianas para conversar acerca de algunas estrategias para contener su propagación.
Lo hicieron a través de ejercicios prácticos en donde los estudiantes respondieron desde preguntas técnicas como cuál es el orden, familia o nombre de las especie a la que pertenece el retamo espinoso, hasta cotidianas como la diferencia con el retamo liso, cómo erradicarla y cuál es la distancia que alcanzan sus semillas una vez se incendian sus hojas.
¿El resultado? “Seguir avanzando en el desarrollo del proyecto, hacer estudios, saber cómo erradicar la planta y cómo tratarla de la forma en que la Javeriana la trata”, dice Jonathan Estiven Cristancho, compañero de estudios de Viviana.
A sus 16 años Viviana no solo es una joven apasionada por la investigación y la biología, también ve en esta planta una materia prima para la producción de combustible y aceites y lidera el grupo de investigación ‘Retamo muere ya’, un semillero conformado por estudiantes de grado Once con el fin de buscar estrategias para eliminar esta especie de su región.
Pesquisa Javeriana acompañó este ejercicio de apropiación social del conocimiento. Descubre aquí cómo las prácticas de comunicación y divulgación de la ciencia han generado efectos positivos en los estudiantes y docentes de la comunidad educativa Colegio Rural El Uval IED.