En enero de este año, leyendo un poco sobre ciencia y medio ambiente, me encontré con este titular “El coyote está a punto de entrar a Colombia pero es un invitado peligroso”, publicado en diciembre en Semana Sostenible.
El artículo cuenta sobre un coyote, cuya especie es Canis latrans, que a pesar de ser nativo de América del Norte, se ha expandido por Centroamérica y se presume que probablemente ya se encuentra ingresando a Suramérica, a través de Colombia, dada su alta capacidad de adaptación y su dieta generalista, en la que se puede decir, según los investigadores, que come “casi cualquier cosa”.
La colonización de este coyote, según el artículo científico publicado por los investigadores citados en esta noticia, se ha visto beneficiada en otros países por actividades antrópicas como los monocultivos, la ganadería, la deforestación y la desaparición de especies locales.
En mi opinión, este es un caso interesante de especie invasora, ya que aunque no fue traída, como en el caso de otras que tenemos en nuestro país, han sido nuestras actividades las que, según la investigación mencionada, se relacionan con el éxito de su colonización, es decir, tenemos una responsabilidad que, aunque no es directa, sigue siendo nuestra.
Continuando con esta especie, quisiera mencionar que debido a que aún no se han hecho estudios de su impacto en Colombia, pues hasta ahora se “espera” su llegada, no se puede saber con certeza qué pasará y cuál será su impacto sobre nuestra biodiversidad.
Se supone que especies como el puma y el jaguar podrán desempeñar un papel importante en su “contención”, pero no se sabe de qué manera y no se debe olvidar que además, la población de estos felinos ha disminuido en algunas zonas.
De la anterior especie apenas se “espera” su llegada mientras que en el territorio colombiano ya tenemos evidencia de cerca de 506 especies introducidas, invasoras o trasplantadas al país, contando tanto plantas como animales, de las cuales 293 han sido evaluadas, es decir, se ha hecho algún tipo de investigación para establecer su impacto.
Estas 506 especies podrían ser invasoras si se comprueba que además de no ser propias de nuestra región, generan o tienen el potencial de causar impactos ambientales, económicos o de salud pública. En Colombia se tienen oficialmente declaradas, por el Ministerio de Ambiente, 22 especies invasoras de fauna y flora, pero esto no quiere decir que sean las únicas que tenemos.
Varios de nosotros hemos visto en medios de comunicación algunas especies invasoras que han sido foco de atención, tales como los hipopótamos, el pez león y los caracoles africanos. Pero, ¿Cuál es el problema con las especies que consideramos parte de este grupo?
Para responder esta pregunta tendríamos que centrarnos en cada especie e investigarla, ya que debido a que cada una es diferente, su comportamiento y adaptación a nuestro país es completamente distinta.
Sin embargo, para no quedarnos sin respuesta, les comento lo que veo y que se lo explico a mis estudiantes de la siguiente manera: nuestra biodiversidad se encuentra en determinado equilibrio ecológico, el cual, cuando llega una especie “nueva”, se ve afectado. Es tan grave que las especies invasoras son una de las principales causas de pérdida de biodiversidad a nivel mundial.
Esta especie no solo podría no tener depredadores, sino que, además, va a tener comportamientos que alterarán el equilibrio y se alimentarán de especies que antes ni las conocían. Además, esta nueva especie no viene sola, sino acompañada de microorganismos propios que pueden afectar de forma negativa a otras especies o, incluso, pueden transmitirse a los seres humanos.
¿Cómo llegan las especies invasoras a otros territorios?
De muchas maneras, algunas, por “accidente”, otras, porque fueron traídas debido a intereses comerciales y al final resultaron “escapando”, y también por simple capricho humano.
El desconocimiento de su impacto o el egoísmo han llevado a que actualmente la biodiversidad de nuestro país se vea expuesta a una situación que no es fácil de afrontar.
Para algunas de las especies invasoras se han establecido planes de manejo, de control y, para muchas otras, las estrategias causan polémica, como es el caso del hipopótamo. Pienso que conocer el efecto que generan estas especies, además de hacernos más conscientes, nos permite realizar un análisis diferente de la situación. En el caso del coyote, que probablemente llegue, vemos cómo el impacto de nuestras actividades facilitará su establecimiento.
Siendo sincera, me gustaría haberle dado muchos más datos del impacto de cada especie, pero quiero que por lo menos se lleve una idea de lo que sucede.
Es importante que, como habitantes de esta tierra, nos informemos y entendamos el efecto que tiene un animal o planta que no son propios de nuestro país ya que, si logramos identificarlas, en algunos casos podemos ser parte de la solución y reportarlas para que sean recogidas por las corporaciones autónomas regionales.
Para terminar, creo que si conocemos estas especies y la problemática que representan, también podremos estar al pendiente de su situación e incluso tener la oportunidad de solicitar acciones de los entes gubernamentales basados en el conocimiento y las investigaciones.
1 comentario
Que bueno alertar sobre especies invasoras que de una u otra forma han ingresado a afectar nuestros ecosistemas, a hacerle compañía a los depredadores humanos que con su feroz ambición económica los destruyen sin piedad cada día. .Hace 50 años un funcionario del acueducto de Bogotá importo. una planta llamada Retamo Espinoso para cercas naturales en el páramo sumapaz y hoy es una plaga invasora incontrolable que ha destruido los frailejones del páramo y ha causado enormes perjuicios a los campesinos.