EVAPORACIÓN
Agua de los océanos, ríos, lagos y otras fuentes pasa del estado líquido al gaseoso, y sube a la atmósfera
1. Gestión integral del agua en áreas de alta montaña
Un estudio encontró que, para adaptarse a la variabilidad climática y preservar los recursos hídricos, los ganaderos en el páramo de Sumapaz implementan estrategias como la compra de insumos para alimentar el ganado en épocas de escasez, la venta estratégica de ganado, la diversificación de ingresos y el uso de riego y manantiales para mantener el suministro de agua durante periodos de sequía.

El análisis revela que los capitales económico y humano son clave para que las comunidades enfrenten la variabilidad climática.
2. Restauración ecológica de ecosistemas coralinos
Profesores de la Javeriana seccional Cali participaron con su investigación en el programa nacional Un Millón de Corales por Colombia, en el que, además de incentivar la siembra de corales, lograron identificar áreas para la restauración, establecer líneas de base y capacitar a jóvenes investigadores y comunidades locales en estas técnicas. Su trabajo también ha sido una oportunidad para que niños y niñas de colegios puedan conocer de primera mano los arrecifes coralinos y los esfuerzos para su conservación.

Nuevas colonias de coral se sembraron a lo largo de los mares Caribe y Pacífico, lo que favorece la reproducción asexual de cuatro géneros de esta especie. Un paso clave para la restauración ecológica.
transpiración
Las plantas liberan vapor de agua hacia la atmósfera, con lo que contribuyen también a la evaporación.
3. Cosechar agua del aire
Gracias al generador de agua atmosférica, desarrollado por investigadores javerianos, es posible convertir la humedad del aire en agua líquida mediante condensación, usando una celda Peltier. Este dispositivo genera agua en ambientes de alta humedad, como en los cultivos hidropónicos, que, siendo sistemas cerrados, facilitan el aprovechamiento de la evaporación y la transpiración. Al optimizar la irrigación de cultivos de forraje verde, es posible mejorar la eficiencia en el uso del agua y promover prácticas de agricultura sostenible. Usualmente, un kilogramo de forraje consume aproximadamente 1,5 litros de agua en siete días.
Con este sistema
se logra:

55 %
de ahorro de agua
condensación
El vapor de agua se enfría y se convierte en pequeñas gotas y cristales de hielo que forman nubes.
4. El impacto de El Niño y La Niña en las precipitaciones extremas en Colombia
Se recopilaron datos diarios de precipitación de varias estaciones meteorológicas en Colombia y del Centro Europeo para las Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo (ECMWF, por su sigla en inglés), para completar series faltantes. Con estos datos, se aplicaron herramientas de análisis para comprender cómo el fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), en sus fases de El Niño y La Niña, impacta las lluvias extremas en Colombia.
800 estaciones de lluvia

fueron analizadas, y se observó que, durante los años de La Niña, aumentan las lluvias y los eventos extremos asociados con estas, mientras que, en los años de El Niño, las lluvias tienden a disminuir.
PRECIPITACIÓN
Cuando las gotas de agua se agrupan lo suficiente en las nubes caen en forma de lluvia, nieve, granizo o aguanieve.
5. Un problema histórico con la gestión del agua
A través de fuentes históricas y datos meteorológicos e hidrológicos, se reconstruyen los eventos de inundaciones entre 1950 y 2011, en Colombia, para analizar los factores humanos que han contribuido a los desastres naturales, con lo que se plantea la necesidad de convivir con el agua, en lugar de luchar contra ella.

Es clave recuperar saberes de comunidades que han entendido que la mejor manera de controlar las inundacione es apovechándolas.
INFILTRACIÓN
Parte del agua que cae se infiltra en el suelo, recargando los acuíferos y reservas subterráneas.
6. Árboles para proteger la infraestructura urbana
Esta investigación javeriana propone una metodología para la selección estratégica de especies arbóreas en Bogotá, lo que permitiría minimizar el daño, debido a la infiltración, en las aceras y otras infraestructuras, problemática que se aprecia a diario en las calles de las ciudades colombianas.
El ‘Manual de Silvicultura Urbana’ para Bogotá recomienda 43 especies, de las cuales la investigación identificó cinco como las más adecuadas para la ciudad.

Calliandra carbonaria

Croton bogotanus

Cytharexlum subflavencens

Dodonaea viscosa

Lafoensia acuminata
EsCORRENTÍA
El agua que no se infiltra fluye sobre el suelo hacia ríos, arroyos, océanos y lagos.
7. Variables físicas y sociales para
predecir inundaciones
TELEMAC-2D es la herramienta adaptada por los investigadores para representar, entre otras cosas, el comportamiento de la circulación del agua en una inundación urbana, lo que proporciona una simulación precisa del impacto de estos eventos.
Las mediciones muestran que integrar variables socio-hidrológicas en modelos físicos mejora la representación de inundaciones urbanas.

ACUMULACIÓN
El agua se acumula en cuerpos de agua donde permanece hasta que el ciclo comienza de nuevo.
8. Detectar contaminantes emergentes en el agua
Las sustancias resultantes de la descomposición de drogas en el organismo llegan al río Bogotá y constituyen un grave problema de salud pública. De allí la importancia de monitorear estas sustancias. La técnica de muestreo pasivo demostró ser más eficiente que las técnicas tradicionales, validando su efectividad para monitorear contaminantes emergentes en el agua.

Mentanfetamina y MDMA (éxtasis) son dos de los contaminantes emergentes estudiados en el río Bogotá.
Una mirada integral al manejo del recurso hídrico con soluciones basadas en la naturaleza
Las intervenciones humanas han alterado profundamente el ciclo del agua, como quien intenta forzar un objeto grande en un espacio limitado. Al hacerlo, cambia la manera en que esta fluye y se crean puntos de acumulación o escasez que ponen en riesgo la vida de los ecosistemas y de las personas. Esta alteración se observa claramente en las ciudades, donde “el ciclo hidrológico está profundamente modificado por las actividades humanas”, comenta Andrés Torres, director del Instituto Javeriano del Agua.
Por ejemplo, la acumulación de agua en embalses y su canalización en alcantarillados ha sido una práctica habitual que no considera la calidad del recurso que consumimos, ni lo que desechamos y dejamos seguir aguas abajo. Por ello, una mirada reflexiva a la gestión del agua requiere un enfoque integral que tenga en cuenta tanto la cantidad como la calidad del agua.
Contaminantes como microplásticos, fármacos, fertilizantes y pesticidas no siempre son eliminados por las plantas de tratamiento convencionales, y pueden llegar a diferentes cuerpos de agua, lo cual afecta tanto a los ecosistemas como a la salud humana. Los pavimentos impermeables, por traer un caso, agravan el problema, impidiendo que el agua lluvia se infiltre en el suelo, lo que disminuye la recarga de acuíferos y aumenta el riesgo de inundaciones. Es como si las ciudades mismas se convirtieran en embalses no intencionados, reteniendo agua que no tiene adónde ir.
La gestión por cuencas hidrográficas es un componente esencial en este enfoque, pues las divisiones administrativas no siempre coinciden con los límites naturales de las cuencas. Gestionar el agua a nivel de cuenca garantiza que el recurso se monitoree y se maneje adecuadamente, desde su origen hasta su destino, con lo que asegura una respuesta más eficiente y sostenible ante los retos del cambio climático.
Las investigaciones javerianas presentadas en este recorrido hidrológico subrayan justamente la necesidad de adoptar soluciones basadas en la naturaleza para enfrentar dichos desafíos.
Estas estrategias no solo mejoran la sostenibilidad de los sistemas hídricos urbanos, también ofrecen respuestas a los retos más amplios que enfrentamos en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático. Estas investigaciones aportan conocimientos y, además, son herramientas para la toma de decisiones a nivel individual y colectivo, con el fin de asegurar que nuestra relación con el agua mantenga su ciclo, y que lo haga de una forma segura, saludable y resiliente.
Las innovaciones tecnológicas presentadas en la infografía, entre otras que hacen parte del portafolio javeriano, permiten anticipar los efectos del cambio climático y promover una gestión más sostenible. Por otro lado, el enfoque histórico sitúa nuestros usos de la naturaleza en una perspectiva enriquecedora, y la adaptación comunitaria hace visible que los cambios que podamos ejercer en la relación que tenemos con ella sean útiles para enfrentar la variabilidad climática y sus consecuencias.
Nuestros intercambios con el agua requieren combinar capacidades y escalar la reflexión desde lo individual a lo colectivo, porque, como describen las investigaciones, el agua siempre vuelve: el ciclo, aunque interrumpido, no se detiene, y depende de nosotros la manera en que el líquido regrese.