Aunque la situación de Haití es complicada desde hace varias décadas, el devastador terremoto que azotó al país en 2010 dificultó aún más las cosas para sus habitantes y fue un fuerte detonante para que más de 1,6 millones de haitianos abandonaran todo lo que tenían en busca de un futuro más esperanzador en tierras lejanas.
Brasil y Chile fueron los países que más personas recibieron en Latinoamérica, pero cuando la discriminación, la crisis económica y la falta de oportunidades los obligaron a seguir su camino, el destino fue Estados Unidos.
En esta nueva travesía, Colombia ha sido paso obligatorio para muchos de ellos. Tan solo en 2021 las autoridades migratorias registraron 87.000 migrantes que cruzaron Necoclí, en el Chocó, con el fin de atravesar la temible selva del Darién —una de las más intransitables de América Latina— para llegar a la frontera panameña y continuar su recorrido hacia el sueño americano.
Pero en Colombia no empieza su drama. Tampoco acaba en Estados Unidos. Y esta problemática que se ha recrudecido en los últimos años ha llevado a que muchos países les cierren las puertas y, por ende, ahora no hay una política migratoria lo suficientemente fuerte para protegerlos.
Con el fin de buscar soluciones, Tijuana, México, fue la casa del III Foro Internacional de Migración Haitiana en las Américas, un evento coorganizado por la Pontificia Universidad Javeriana, El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y otras entidades, que tenía como objetivo identificar las dinámicas a las que se enfrenta la población haitiana y aportar conocimiento que abone al respeto y al reconocimiento de los derechos humanos de los migrantes.
Estos son los cinco puntos fundamentales para entender y atender la migración haitiana en las Américas, según Wooldy Louidor, especialista en migración, profesor del Instituto Pensar de la Javeriana y coordinador del evento.
1. Protección de los derechos humanos de los migrantes haitianos
La migración haitiana empezó desde 1915. Sin embargo, el foro se centró en la problemática más reciente, que es la migración posterremoto.
“Es gente que ya no está en su territorio y que necesita que los países por donde están pasando, como Colombia, o a donde están llegando, por ejemplo, Estados Unidos y México, les protejan sus derechos humanos. Requieren una protección internacional”, indica el docente.
2. Migración continental
Si bien el terremoto de 2010 generó una migración sin precedentes siendo Brasil y Chile los destinos escogidos, según explica el experto, desde 2016 muchos han salido de esos países por culpa de las crisis y de los cambios en las políticas migratorias, para dirigirse a Estados Unidos o México.
“El problema es que Estados Unidos empezó a hacer presión sobre México y este país sobre Guatemala hasta que ambos cerraron fronteras, incluso Panamá, por lo que muchos migrantes se quedan atrapados en el Darién y en otros territorios sin poder llegar a sus destinos”, relata. Ahí empezó otro drama para los migrantes haitianos.
3. Las mujeres y los niños son los principales afectados
“Los que más sufren son las mujeres y los niños y su calvario empieza en Colombia: en la frontera con el Darién. Allí hay grupos armados y es ahí donde están violando a muchas mujeres haitianas”, asegura.
Pero en el Darién no acaba el sufrimiento, sino que sigue por toda Centroamérica, según comenta el investigador javeriano. Se trata de una migración muy vulnerable donde los que requieren ayuda inmediata a causa de los problemas a los que se enfrentan son los niños y las mujeres.
4. No hay política migratoria
“América Latina no tiene una política migratoria. Desde Estados Unidos hasta Brasil no se encuentra una política específica para la población haitiana. No saben qué hacer con ellos”, asegura el experto.
A esta problemática se suma que cada vez que intentan pasar por Estados Unidos los deportan hacia su país natal, pero como ellos no quieren (o no pueden) volver, intentan quedarse en México.
“Estados Unidos básicamente no está recibiendo solicitudes de asilo y los pocos haitianos a los que les concede este derecho deben quedarse en México porque no pueden entrar sino para hacer sus entrevistas y ya. ¿Eso es una política migratoria? No. Es una medida para no atender a la población y eso se repite en Chile, en Brasil y en Colombia”, agrega Louidor.
5. No olvidar el origen
Hace énfasis en que es muy importante recordar que desde hace más de medio siglo Haití tiene una situación delicada a causa de las dictaduras, la pobreza y los terremotos, siendo el de 2010 el más mortífero (destruyó casi medio país y mató a más de 300.000 personas).
Desde entonces, dice, el país no se ha levantado, sino que se ha hundido en la inestabilidad política y en la inseguridad. Por lo mismo, asegura que sus habitantes tienen todo el derecho de solicitar asilo, pues la situación en su lugar natal es inmanejable.
A pesar del panorama, critica que los países más poderosos le han cerrado las puertas. “Hay que revisar el papel de la ONU y de los demás países hegemónicos, entre ellos Estados Unidos y Francia, en el mantenimiento de la inseguridad y la pobreza en Haití. Los actores haitianos siempre se han topado con un rotundo ‘no’ y creo que es un papel cuestionable”, apunta.
Mientras tanto, cree que es fundamental comprender la complejidad de la crisis migratoria haitiana para que se desarrollen políticas migratorias que sirvan a todo el continente y que se centren en las fronteras. “Necesitamos una política donde las fronteras no sean lugares para los delincuentes sino para la protección internacional”, concluye.