Las condiciones de ruralidad en el Pacífico colombiano son diferentes a las ruralidades de otros territorios del país. Con una población mayoritariamente afrodescendiente e indígena, la maternidad en el Chocó, además de ser una experiencia para dar vida, es a su vez una experiencia desafiante para la vida propia.
Las mujeres embarazadas tienen que enfrentarse a una selva agreste, extensa, húmeda y tropical. Deben transitar largas distancias y atravesar barreras geográficas, económicas y culturales para acceder a servicios que atiendan los requerimientos de su embarazo.
La Organización Panamericana de la Salud define las muertes maternas como la muerte que sufre una mujer durante el embarazo, parto o puerperio, independientemente de su duración y lugar de ocurrencia. Además, debe ser generada por cualquier causa asociada o agravada por la gestación o el proceso de atención.
Un estudio con enfoque multidimensional e interdisciplinario adelantado por el Instituto de Salud Pública de la Javeriana, denominado Análisis de las desigualdades e inequidades en la mortalidad materna en el Chocó, Colombia, revela los factores que incrementan la tasa de mortalidad materna del territorio chocoano que sobrepasa la meta de 45 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. Esta meta fue trazada con relación al objetivo cinco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Acceso oportuno a la Atención Materna
Chocó es un territorio remoto, desconectado y de difícil acceso que a lo largo de la historia ha experimentado el abandono del Estado. La mayor parte de su movilidad es fluvial o marítima. Sin embargo, depende del acceso a gasolina, motores para embarcaciones, la navegabilidad de sus ríos y la solvencia económica para costear un transporte usualmente costoso.
Por esta razón, el acceso limitado a servicios de salud es un factor clave que contribuye a la mortalidad materna en el departamento. Según el estudio, las comunidades rurales y remotas son las que enfrentan mayores barreras para acceder a atención médica oportuna durante el embarazo y el parto.
“En el Chocó, muchas mujeres tienen que viajar largas distancias para llegar a un centro de salud, y aun así pueden encontrarse con la falta de personal médico capacitado, falta de infraestructura o de equipos médicos básicos para la correcta prestación de la atención”, explica la antropóloga Liany Katerine Ariza Ruiz, del Instituto del Salud Publica de la Universidad Javeriana.
Esta investigación, que además contó con la participación de profesores, investigadores y egresados de la Javeriana, evidencia que las mujeres de estas comunidades vulnerables enfrentan mayor riesgo de complicaciones durante el embarazo y el parto por el limitado acceso a servicios de atención prenatal y obstétrica de calidad.
“Esto prolonga los tiempos de respuesta en casos de emergencia, aumentando el riesgo de complicaciones y muerte materna”, adiciona la experta. Así, este estudio revela que la mayor mortalidad materna la están aportando las mujeres de las comunidades afrodescendientes y de las comunidades indígenas de la región.
“En este contexto, y al no responder a las necesidades sentidas, el sistema de salud se comporta como un determinante social en la salud que incrementa los costos sociales, económicos y humanos de las mujeres embarazadas y recién nacidos”, complementa Alexandra Matallana, investigadora del mismo instituto.
Desigualdades e inequidades en la maternidad
América Latina y el Caribe es la región de mayor desigualdad del mundo. Dentro de esta zona, Colombia se encuentra entre los países que presenta mayor desigualdad social, junto a Brasil, Haití y Panamá.
Junto al Cesar y La Guajira, el Chocó tiene una de las tasas más altas de pobreza y desigualdad, y muchas de las muertes maternas y neonatales de estos departamentos se podrían prevenir porque sus causas se deben a inequidades e injusticias sociales.
Según la investigación javeriana, las mujeres que viven en situaciones de pobreza extrema enfrentan mayores riesgos durante el embarazo y el parto.
El problema no está en la mujer. El problema realmente está en las condiciones estructurales, sociales, económicas y políticas que se suman a unas deficientes condiciones del sistema de salud en el territorio.
Liany Katerine Ariza Ruiz
Las condiciones de pobreza reflejadas en viviendas y servicios públicos inadecuados, hogares críticamente superpoblados, bajos niveles económicos y de escolaridad, sumados a las características geográficas del territorio y al limitado acceso a un sistema de salud deficiente, juegan un papel crucial en la mortalidad materna en el Chocó.
Estos determinantes sociales en salud identificados en el estudio revelan, al igual que lo han hecho investigadores en estudios internacionales, tres demoras que aumentan la vulnerabilidad y los riesgos para la salud de las mujeres y sus recién nacidos.
Estas demoras son:
•Demora en buscar ayuda: retraso en acudir oportunamente a un centro de salud para evaluar signos y síntomas en la gestante.
•Demora en acudir al centro de salud: retraso por aspectos geográficos y dificultades socioeconómicas que dificultan el desplazamiento oportuno.
•Demora en recibir atención adecuada y calidad: retraso por barreras administrativas para recibir atención especializada, oportuna y eficiente.
Estas demoras que contribuyen a la mortalidad materna, se han agudizado en los últimos años debido al confinamiento y a las restricciones en la movilidad que sufren las comunidades de estos territorios azotados por grupos armados que buscan el control de las economías ilegales.
Una solución ancestral para la mortalidad materna
Un embarazo no es un asunto solo individual, es un asunto de una comunidad, de una familia que está embarazada. Por esta razón, la mortalidad materna es un indicador crucial de la salud reproductiva que afecta sensiblemente el desarrollo humano de una familia y de su sociedad.
De acuerdo con las últimas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre la atención prenatal, los controles prenatales mínimos se aumentaron de cuatro a ocho. Estos son indispensables para que la mujer embarazada para reducir las muertes maternas y perinatales.
Y aunque el ideal deberían ser doce controles, en zonas como el Chocó, llegan por mucho a dos dentro de las 40 semanas de gestación.
Así, las mujeres prefieren la atención de una partera, por la proximidad social y cultural en un contexto de baja presencia estatal, sumado a la mala calidad de los servicios de salud en el territorio.
Sin embargo, y pese a su importante papel con un estimado de 18.000 partos atendidos en los últimos 10 años, la partería se realiza en medio de una compleja realidad: violencias y abusos en medio del conflicto armado, precariedad en el desplazamiento y la movilidad, escases de insumos como guantes, gasas, cuchillas y linternas.
A estas condiciones de precariedad se adiciona la disminución de parteras por el desinterés de las nuevas generaciones en continuar ejerciendo una labor constantemente deslegitimada y discriminada. Todo sumado da como resultado que en algunas zonas del territorio chocoano haya casi total ausencia de atención materna comunitaria e institucional.
En el país, la partería se encuentra estigmatizada aun cuando desde el 2022 la Corte Constitucional mediante la sentencia T-128-22 reconoció la partería como un saber ancestral. Además exhortó al Ministerio de Salud y Protección Social a incluir a las parteras dentro del sistema de seguridad social con el objetivo de disminuir las inequidades y desigualdades sociales en estos grupos poblacionales, y por supuesto, en los procesos de atención a las gestantes y a sus recién nacidos.
“Al terminar mis estudios de enfermería, yo no estaba tan orientada a reconocer los saberes tradicionales. No teníamos esa visión de reconocer al otro, de reconocer la tradición y de reconocer la cultura”, afirma Lilibeth Romero, enfermera coinvestigadora del estudio, becaria y egresada de la Maestría de Salud Pública de la PUJ.
Para abordar eficazmente los desafíos de la mortalidad materna, esta investigación se desarrolló en otros dos departamentos con las tasas más altas de mortalidad materna del país: La Guajira y Cesar.
En la búsqueda constante de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables, el papel de las parteras es fundamental. No solo por la atención de urgencias y el cuidado de embarazos y recién nacidos, sino además porque son un soporte comunitario para la reproducción de la vida, la generación de confianza y el fortalecimiento de las redes comunitarias en estas zonas tan fragmentadas por la violencia.
“Una partera es muy importante por muchas razones. La Secretaría de Salud, por mucho que se esfuerce, no cubre todos los corregimientos y aldeas en nuestro municipio. De aquí para abajo hay corregimientos desde donde se tarda seis horas en llegar a la zona urbana, y si una partera está bien capacitada, en caso de emergencia podría salvar muchas vidas tanto de las madres como de los bebes”. Entrevista a partera Istmina – Proyecto: Análisis de las desigualdades e inequidades en la mortalidad materna en el Chocó, Colombia.
Teniendo en cuenta lo anterior, en el departamento del Chocó es invaluable la labor realizada por la Asociación de la red interétnica de parteras y parteros del Chocó (AsorediparChocó). Desde hace más de 15 años adelanta un proceso de fortalecimiento social y comunitario con las parteras y parteros del departamento favoreciendo el cuidado de la vida de las mujeres y sus hijos.
A partir de los resultados de estos análisis, se elaboraron documentos de propuesta de política pública, en los cuales se sintetizaron los hallazgos para posteriormente socializar con las comunidades en los territorios. También se diseñó el piloto de una cátedra de interculturalidad en salud con énfasis en salud materna.
El estudio destaca la importancia de adoptar un enfoque multidimensional que combine intervenciones en salud, educación y desarrollo socioeconómico de estos territorios para reducir las desigualdades e inequidades en la salud materna y garantizar un futuro más seguro y saludable para las mujeres embarazadas y sus familias.
Este estudio estuvo enmarcado en una investigación cofinanciado por Minciencias denominada Intercambio y transferencia de conocimientos formales, tradicionales y comunitarios en salud materno-perinatal con enfoque diferencial e intercultural. Este contó con la participación de otras instituciones como la Universidad de los Andes, la Universidad Popular del Cesar, la Universidad de la Guajira, la Universidad Tecnológica del Chocó, Profamilia, Asoredipar Chocó y el Cabildo indígena Kankuamo.