Hace unas semanas la Corte Constitucional prohibió la pesca deportiva después de encontrarla inconstitucional. “Es una actividad que vulnera el principio de precaución y la prohibición de maltrato animal y, por tanto, debe excluirse del ordenamiento jurídico”, argumentó el Alto Tribunal.
Mientras unos aplauden la medida (que entrará en vigencia en un año) porque la consideran un avance en la lucha por la protección de los animales, otros creen que es una decisión apresurada que perjudica a las comunidades locales dependientes de esta actividad.
Uno de estos últimos es el presidente de la Asociación Colombiana de Piscicultura y Pesca (Pispesca), Andrés Reyes Rivera, quien le dijo a Pesquisa Javeriana que fuera de las consecuencias para las más de 100.000 familias que subsisten gracias a la pesca deportiva, la corte también desconoció el beneficio de esta actividad para los ecosistemas.
“Desde Bahía Solano en el Chocó, donde el 75 % de los ingresos del turismo dependen de la pesca deportiva, hasta Puerto Inírida en la Guainía (el 90 %), son muchas las personas que encontraban en esta actividad una forma de vida legal, por eso es importante tener en cuenta el daño económico y social que se causó a estas comunidades y creo que la corte está desconociendo esas realidades”, explica el también abogado.
La pesca deportiva es una oportunidad de desarrollo para las comunidades locales de diferentes regiones del país, pero requiere un conocimiento disponible que asegure su disponibilidad. 🐟
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De acuerdo con un reciente estudio del Instituto Humboldt, la pesca deportiva se practica en el 80 % de los departamentos de Colombia, algo que, según Reyes, favorece al medioambiente. “Al devolver los peces al agua con vida su ciclo continúa y el desarrollo de ese ecosistema se mantiene. Al pescador deportivo es al que más le interesa que los peces sigan en su hábitat para que alguien los pueda capturar nuevamente. Si se matan todos los peces que se sacan, la depredación en los ríos va a ser muy alta”, precisa.
Por estas razones, el presidente de Pispesca cree que para encontrar un balance entre el cuidado animal y la protección de los recursos de las comunidades locales, se debe regular la pesca deportiva sin necesidad de prohibirla. ¿Cómo? Cuidando que se usen los equipos y los señuelos correctos para no lastimar al pez, respetando las tallas mínimas para que los peces puedan desarrollarse y llegar a la adultez, vigilando que todos los pescadores estén carnetizados, que paguen su licencia de pesca y garantizando que esos recursos se inviertan en la conservación y repoblación de los ecosistemas acuáticos.
“Debemos buscar herramientas para mantener el ecosistema sano entendiendo que este es un deporte que se lleva desarrollando durante muchos años, que tiene millones de adeptos en el mundo y que en Colombia puede ser un potencial gigante”, agrega Reyes.
#BoletínGráfico l Corte declaró inconstitucional la pesca deportiva y difirió los efectos de su pronunciamiento por un año
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M.P. Diana Fajardo Rivera
Sentencia C-148-22 pic.twitter.com/uFlIRfN2Xn
Fuera de esta posición están quienes creen que la pesca deportiva debe ser considerada como maltrato animal y que, por ende, se deberían buscar otras alternativas para no afectar la obtención de recursos por parte de las comunidades. Uno de ellos es Saúl Prada Pedreros, ictiólogo (investigador dedicado al estudio de los peces) y profesor del Departamento de Biología de la Pontificia Universidad Javeriana. Pesquisa Javeriana habló con él para entender las implicaciones biológicas de esta actividad. Esto fue lo que nos dijo.
PJ: Primero, vamos a lo básico, ¿qué es considerado como pesca deportiva?
SPP: Se trata de la acción de capturar peces con el objetivo principal, y quizás exclusivo, de sentir un deleite personal. En principio, se supone que en esa pesca el ejemplar se libera vivo a su ambiente, pero por lo menos por lo que yo he visto, muchas veces el anzuelo perfora al animal…
PJ: ¿Estas perforaciones que menciona podrían ocasionar que, aunque el pez sea regresado vivo al agua, muera poco después?
SPP: He visto que el anzuelo les perfora el paladar e inclusive, en algunos casos, sale por el ojo. Imaginemos una herida de este tipo dentro del agua: diferentes organismos y microbios van a atacar enseguida.
Ahora pensemos en un pez que tiene el paladar roto. ¿Cómo se va a poder alimentar? ¿Cómo se va a recuperar? No va a durar mucho tiempo vivo dentro del agua.
PJ: Suponiendo que el anzuelo no le hiciera daño al pez, ¿hay otros factores que lo pongan en riesgo?
SPP: Creo que es necesario ponerse en el zapato de los otros, como solemos decir. Yo me imagino siendo un pez que está feliz en su ambiente, encuentro un señuelo, lo muerdo y a través de este soy retirado del agua. Vamos a suponer que ese señuelo no me perfora (y eso que en todos los casos que he visto hay perforación), pero yo no quiero salir del agua.
En cambio, del otro lado se está generando una contrafuerza que me obliga a salir. Si cuando vamos al odontólogo sabemos que va a ser por solo un minuto y aun así nos genera estrés que nos halen una muela, no quiero imaginar cómo se sentirá ese pez que lucha por quedarse en su hábitat.

PJ: Además de eso, ¿sacarlos del agua también podría afectar su sistema inmune?
SPP: Sí. El solo hecho de tocarlos ocasiona que pierdan un moco protector que tienen, por lo que la piel queda expuesta a los ataques de los microbios, de los hongos y de las bacterias.
Cuando llega al agua de nuevo, este animal ya está disminuido en su capacidad física y expuesto al ataque de otros organismos, inclusive de los propios peces que al verlo débil podrían intentar consumirlo.
PJ: Hay quienes dicen que los peces no sienten dolor, pero investigaciones como las de la científica Lynne Sneddon o de la bióloga mariana Sylvia Earle han demostrado que podrían sentir igual que los humanos…
SPP: Decimos que no sienten porque el pez no tiene la capacidad de expresar con su rostro o por medio de sonidos lo que está sintiendo, como sí muchos animales mamíferos, pero evidentemente los peces sienten dolor.
Ellos tienen un sistema mecanorreceptor llamado ‘línea lateral’ que hace parte del sistema nervioso, del sistema sensitivo, y es un órgano receptor a través del cual los peces sienten el movimiento que se propaga dentro del agua. Se asemeja a nuestro oído, que también tiene la capacidad de sentir las ondas que se desplazan en el aire cuando se emite un sonido. Este órgano está muy desarrollado en ellos.
PJ: ¿Considera que existen buenas prácticas en la pesca deportiva que se alejan del maltrato animal?
SPP: Yo no soy experto en pesca deportiva, pero digámoslo así: por lo que he visto, no se parece en nada a una práctica que no genere dolor y estrés en los peces. ¿Entonces? Desconozco una pesca deportiva sin dolor.
Pensando en todo esto, yo no veo una razón para que exista la pesca deportiva porque causa dolor a un ser con el único fin de que otro se deleite y se tome una foto con el ejemplar capturado. Siempre hemos pensado que nosotros somos los seres supremos en este mundo y que por ende se hizo para nuestro deleite. Creemos que debemos tener cierto privilegio sobre cualquier otro organismo, así sea solo por diversión, y es por eso que el planeta está como está.

PJ: Quienes están en contra de la decisión tomada por la corte dicen que la pesca deportiva ayuda a controlar a las especies invasoras, como al pez león…
SPP: Para responder acertadamente tendría que conocer las estadísticas de cuántas especies se han logrado controlar. Lo otro sería pensar si esas especies no deseables definitivamente tienen que ser retiradas del ecosistema o si habría alguna otra alternativa. Quizá un programa de esterilización en ambientes más cerrados, como en embalses. Pero en principio, ni siquiera eso justificaría la pesca deportiva para mí.
PJ: ¿Qué alternativas cree que podrían servir para las comunidades que se ven afectadas con que esta práctica se prohíba?
SPP: Es un imaginario, pero el hombre ha construido la sociedad con base en sus imaginarios, ¿no? Yo no desconozco que hay personas que viven de las entradas económicas que puede traer la pesca deportiva, pero pienso que podríamos utilizar una pesca deportiva ofreciendo paquetes ecoturísticos para pescadores deportivos, pero con el objetivo de que ellos, y si lo prefieren, con sus familias, participen de las pescas que regularmente hacen las poblaciones locales para su subsistencia.
La persona estaría allí junto con los pescadores, compartiendo y quizás aprendiendo mucho más de los mismos peces, porque son los lugareños los que conocen su ecología, los lugares donde abundan, lo que consumen, cuándo se reproducen, cuándo migran y todo eso es placer, porque es conocimiento. Después pueden tomarse la foto con su guía y con los peces que han sacado en la faena. A eso le veo mucha más ganancia porque se incentiva el comercio alrededor de un turismo de pesca.
Claro está que las condiciones hay que trabajarlas porque, como todo cambio, eso no se hace de la noche a la mañana. Pero también son cambios con los que nos hemos enfrentado a lo largo de nuestra historia. Hemos realizado acciones en épocas pasadas, llevados por el instinto cazador, que han estado acompañadas de un lucro económico, como era ir a cazar humanos para el servicio de la esclavitud.
Entonces, planteo un cambio aprovechando los recursos de otra manera, lo que incluye diseñar un plan para que quienes practiquen la pesca deportiva, la disfruten junto con el paisaje, su gente y además, generando ingresos económicos importantes a las comunidades locales.