Son las 3 a. m. en el municipio rural de Carcasí, Santander. Juan José se levanta a ordeñar la vaca con su padre para que a las 5 a. m. estén bañados, con carga en mano y listos para ir al pueblo. Les esperan dos horas de trocha a caballo. Así llueva, truene o relampaguee, dos cosas tienen que pasar: la leche debe llegar al lugar de venta y Juan José debe estar en el puesto de estudio en su escuela.
Con la pandemia, la leche sigue llegando al lugar de venta, pero Juan José ya no va a clases. Tampoco puede asistir al grupo de investigación al que pertenece junto a otros estudiantes de grado séptimo.
Por otra parte, desde 2015, un equipo de científicos lidera una iniciativa puramente ciudadana que llega a municipios como Carcasí con la idea de motivar a la futura generación de científicos del país en zonas rurales del país, a través de los Clubes de Ciencia Colombia.
Hoy, en alianza con ScienteLab y la organización EduCall, gracias al apoyo de Lyda Hill Philanthropies, el programa de embajadores de ciencias para mujeres IF/THEN, la iniciativa JCI Wayma y el premio SurSur Innova, se está desarrollando una idea sin precedentes en el país: llamadas científicas para educar.
Esta es una apuesta para llevar contenido científico a niños, niñas y jóvenes de zonas rurales en Colombia a través de un celular de baja gama, económico básico, el tipo “panela”.
La tecnología es sencilla. El estudiante hace una llamada aprovechando las redes de telefonía celular y accede a diferentes lecciones o clases por audio guiadas por experimentados científicos con posgrado que realizan esta labor voluntariamente para instruir e inspirar con su conocimiento y llevar experiencias científicas a casa y normalmente aterrizadas al contexto local al que se lleva el kit científico o “kit clubero”.
Cada kit consta de un celular básico, útiles escolares, materiales experimentales, una guía pedagógica trabajada de la mano de los profesores locales, científicos del equipo pedagógico de ScienteLab y Clubes de Ciencia Colombia.
El Kit le llega al estudiante y este puede hacer la llamada, sin necesidad de usar internet. Luego se conecta a un sistema de inteligencia artificial y otro de gestión de aprendizaje, así es posible que el equipo educativo haga seguimiento a las actividades que el estudiante realiza, además de acceder a motores de búsqueda con voz, como Wikipedia e incluso, al asistente de Google o el traductor. Es como tener un Spotify educativo en cualquier momento del día y sin internet.
Durante septiembre de 2021 esta tecnología llegó a más de 160 niños en Carcarsí y la comunidad Ishipa, en La Guajira, en un pilotaje educativo con clubes científicos. Estos clubes han sido previamente validados por Clubes de Ciencia Colombia y ScienteLab en temas relevantes para el contexto desde 2020, cuando el inicio de la pandemia obligó al programa llevar la experiencia educativa científica a los hogares de los niños, niñas y jóvenes de la ruralidad colombiana.
Durante estas semanas de clubes de ciencia los niños reportaron sentirse conectados con el quehacer científico y la investigación. Los investigadores acompañantes sueñan con llegar a toda Colombia y, seguramente, gracias al apoyo de alianzas públicas, privadas y de cooperación internacional, se logrará.
Algunos temas de estos clubes piloto fueron “Del huerto a mi barriga” (seguridad alimentaria), “Nuestro superpoder: La información (ciencia de datos para el bienestar social), y Saalewa’in mma: que en wayunaiki significa amigos de la tierra (desalinización y potabilización de agua). Todos evidencian un llamado a la apropiación social de la ciencia que, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (proyectados por la ONU), responde a las realidades de país.
Ahora Juan José puede ordeñar su vaca, ir escuchando un podcast sobre el tema científico que más le atrae y luego, por ejemplo, aprender sobre cómo hacer biotecnología en el campo siguiendo las guías pedagógicas de los Clubes de ciencia.
Este es solo un caso que ilustra el potencial de Llamadas científicas para educar: llegar a más niños, niñas y jóvenes que, como Juan viven en zonas rurales de Colombia con difícil acceso de tecnología.
Con esto queremos que, por un lado, la ciencia literalmente llame a toda Colombia, y por el otro, crear una analogía para que los niños sientan ese llamado o vocación a convertirse en agentes de cambio a través del poder que tiene la educación STEM (ciencia, tecnología e innovación).
Esperamos que esta apuesta de cerrar brechas educativas sea temporal mientras la equidad educativa rompe las barreras actuales que tiene Colombia, para que un día todos niños, niñas y jóvenes, tengan la oportunidad de tener una educación científica de calidad sin importar donde se encuentren y así, seguramente, inspirar al futuro premio nobel en una zona rural remota del país.
Llamadas científicas para educar, #LaCienciaTeLlama.
1 comentario
Me interesa que mi colegio haga parte de este proyecto,por favor, seria de mucha ayuda