Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los síntomas más habituales para sospechar de un caso de infección por SARS-CoV-2 son fiebre, tos seca, cansancio y otros de gravedad como dificultad respiratoria, presión en el pecho o incapacidad para hablar o moverse. Sin embargo, hay unos que pueden pasar inadvertidos como la pérdida del sentido del gusto (ageusia) o la falta o reducción del olfato (anosmia e hiposmia respectivamente).
Para la doctora javeriana María Manuela Chemas, residente de otorrinolaringología y cirugía maxilofacial, las personas que presenten pérdida del gusto u olfato y no hayan tenido antecedentes de congestión nasal crónica con patologías como rinitis alérgica o sinusitis aguda, deben practicarse pruebas diagnósticas y someterse al aislamiento preventivo, pues asegura que son un potencial indicador para identificar a los portadores del virus en fases tempranas.
El debate sobre si las alteraciones en el olfato y gusto deberían considerarse un síntoma de la Covid-19 ha sido una constante, más aún cuando, tal como reconocen los expertos, la evidencia acerca de la ageusia y anosmia es limitada. Sin embargo, desde finales de febrero e inicios de marzo de este año se han acumulado rápidamente reportes anecdóticos de la presencia de estas alteraciones en pacientes con síntomas compatibles o con diagnóstico confirmado del actual coronavirus, lo que ha llamado la atención de investigadores a nivel global.
Los primeros que empezaron a hablar del tema fueron investigadores chinos, con un estudio por medio del cual buscaban identificar las manifestaciones neurológicas del virus, además de la presencia de anosmia y ageusia en pacientes diagnosticados con la COVID-19. En los resultados determinaron que el 5.1% de la muestra reportó dificultades olfatorias y el 5.6% alteraciones del gusto. Fue desde este momento que se empezaron a desarrollar más pesquisas sobre el tema.
La Academia Americana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, al darse cuenta de que la reducción de estos sentidos era frecuentemente reportada por los pacientes con Covid-19, diseñaron una herramienta para que los médicos notificaran la presencia de estos síntomas. Con la información de los primeros diez días de registro concluyeron que el 73% de los pacientes presentó pérdida del olfato antes del diagnóstico y el 40% de estos casos referían que esto contribuyó en la decisión de realizar la prueba. Entretanto, un 25% de los casos presentó pérdida del gusto como síntoma inicial, antes de presentar cualquiera de los otros malestares habituales, y el 27% también tuvo anosmia, pero después del diagnóstico.
Como estos, los estudios continúan y confirman lo dicho por la doctora Chemas y otros expertos. Por ejemplo, un grupo de investigadores europeos indagó sobre estas alteraciones en pacientes hospitalizados por coronavirus en hospitales de España, Italia y Francia, y otros casos que estaban siendo tratados desde casa; todos con la enfermedad en un grado de leve a moderado. Los resultados, basados en un análisis de encuestas, concluyeron que el 85% de los pacientes presentó algún tipo de afección del olfato (80% reportó anosmia y el 20% hiposmia); y dentro de los evaluados, casi el 12% presentó una alteración del olfato como síntoma inicial antes de presentar cualquier otro tipo de sintomatología asociada con Covid-19.
Estudios como estos, dice la galena, demuestran la importancia de no pasar inadvertidos estos síntomas. “Pocas personas consultan por una pérdida de gusto u olfato porque piensan que puede ser una gripe común; sin embargo, puede ser el inicio del virus o el síntoma exclusivo de una persona asintomática, pero con presencia de SARS-CoV-2”, expone.
Las investigaciones hasta aquí mencionadas y otras que están en el radar como la realizada por la Universidad de San Diego (Estados Unidos), que apuntan a las mismas conclusiones, evaluaron el olfato a través de escalas, pero hasta el momento, ninguna había hecho pruebas específicas de este sentido humano que es esencial para detectar sustancias tóxicas para sí mismo, para disfrutar de los alimentos, para la comunicación social y detección del peligro, expone Chemas. Sin embargo, los primeros en hacerlo fueron un grupo de expertos de la Universidad de Irán, quienes realizaron la prueba de identificación de olores propuesta por la Universidad de Pensilvania, adaptada a su población, y encontraron que el 98% de los pacientes presentaba alteración del olfato en comparación con los participantes sanos evaluados.
Así, después de un análisis de cada uno de estos estudios, la doctora Chemas concluye que no se puede desconocer la importancia de estas señales físicas. “Si atendemos de forma oportuna al llamado de estas manifestaciones, podemos evitar que la persona asintomática, pero con pérdida del gusto o el olfato, siga propagando el virus”, afirma. Por otro lado, hay evidencia de casos en los que la anosmia se presenta en casos confirmados con el virus que no han tenido enfermedades previas de congestión nasal o hacen parte de la población anciana, que son excepciones por hacer parte de las principales causas relacionadas con alteraciones del olfato. Y, además, “es claro, como la evidencia lo demuestra, que la anosmia precede otros síntomas de la COVID-19”, señala la javeriana.
En cuanto a la pérdida del gusto, la doctora Chemas comenta que hay pocos estudios que evalúen la disgeusia y los que lo han hecho han encontrado que hay una alta prevalencia en pacientes con el virus. No obstante, dice que, “hasta el momento no se sabe si es secundaria a la alteración del olfato o si es una manifestación independiente de la infección”.
Ella insiste en que tanto pacientes como personal de la salud deben atender al llamado de esta sintomatología y los médicos debe enfocarse a hacer preguntas que le permitan determinar la presencia, especialmente de anosmia, ya que como explica la experta, realizar pruebas específicas es demandante, costoso y quita mucho tiempo.
Finalmente, ante el temor existente por parte de los pacientes a perder completamente estos sentidos después de padecer el virus, la doctora señala que hasta el momento los estudios realizados han tenido corto seguimiento y los hallazgos indican que hay una mejoría significativa. No obstante, como recomendación final, invita a que si el síntoma perdura por mucho tiempo, después de haberse recuperado del virus, es necesario consultar e iniciar un tratamiento de corticoides adecuado de la mano de especialistas y un entrenamiento del olfato seguro.
2 comentarios
Buenas noches dra. espero me pueda ayudar me encuentro en Venezuela
Dra yo desde el lunes presente resfriado con una carrasposidad en garganta, tos pero con piquiña, tengo cuatro días no tengo ningún malestar exepto fogaje y escalofrío me tomaba la temperatura 37 pero hoy si tengo perdida del olfato y de la comida.. no tengo ningún tipo de malestar, ni dificultad para respirar, soy hipertensa tomo Losartan con diuretco, sufro de ataques de pánico, medicado alprazolam 0,5 MG