Mantener estable la oxigenación en la sangre de los pacientes con la Covid-19 es uno de los retos a los que se enfrenta el personal médico a diario, todo para evitar llegar a la intubación y dar manejo en la Unidad de Cuidado Intensivo (UCI). Juan David Botero, Médico Internista y Fellow de Neumología del Hospital Universitario San Ignacio, explica algunas generalidades del manejo de pacientes altamente comprometidos por el virus.
Cuando César*, de 54 años, fue diagnosticado con la Covid-19, no presentaba síntomas. Seis días después de saber que el virus estaba en su cuerpo, en medio del aislamiento, empezó a experimentar dificultad para respirar. Cuenta que sentía ahogo y una fatiga extenuante, acompañada de una leve presión en el pecho. Según la organización Mayo Clinic, aunque la mayoría de las personas que contraen el SARS-CoV-2 tiene señales entre leves y moderadas, la enfermedad puede llevar a complicaciones graves, una de estas incluye problemas para respirar.
Este signo de alarma obligó a César a dirigirse a un centro hospitalario. En cuestión de horas fue trasladado a la UCI, porque su saturación de oxígeno en la sangre estaba por debajo de 90 (hipoxemia), cuando en valores normales se espera que esté entre 95 y 100%, y tras evaluar la complejidad de su caso tuvo que ser intubado. Sin embargo, según el pronóstico de cada persona, hay alternativas que pueden evitar llegar a estas instancias, dice el médico Botero.
¿Por qué la falta de oxígeno?
Comúnmente enfermedades como el asma, la Enfermedad Obstructiva Crónica (EPOC) o la falla cardiaca pueden ser las causantes de la saturación de oxígeno deficiente, la cual suele ir acompañada de una sensación de falta de aire por parte de quien la sufre, incluso debe llevar al paciente a consultar inmediatamente a un especialista. Ante estos síntomas la persona recibe oxígeno y siente una mejoría considerable.
Sin embargo, la particularidad en algunos pacientes con Covid-19, comenta Botero, es que pueden presentar este signo sin haber tenido molestias respiratorias previas, es decir, sin estar acompañadas de la sensación de ahogo; a esto lo han denominado “happy hipoxemia”: aunque a la persona le falta el oxígeno y su cuerpo se está viendo afectado por esto (su corazón tiene que trabajar más, las células sufren por su carencia), no lo siente. Esa es una de las razones por las cuales los pacientes consultan tarde y ya está avanzada la infección.
Por lo tanto, como ya lo han sugerido algunas publicaciones, estas personas deben recibir oxígeno de formas no tan invasivas antes de ser intubados, y monitorear su saturación intentando estabilizarla. “De esta manera se evita, en la medida de lo posible, la atención de manejo crítico con ventilación mecánica (intubación)”, complementa.
Medir la saturación de oxígeno y ajustar la administración del mismo puede significar menos muertes. Esto lo demostró un estudio en una provincia de China, en donde después de hacer seguimiento a la oxigenación y su respuesta a la administración de oxígeno suplementario en concentraciones crecientes, clasificaban si el paciente era de alto o bajo riesgo y definían el tipo de atención que necesitaba (uso de líquidos, movimientos de la persona para mejorar la respiración a través de técnicas como la pronación, cánulas de alto flujo, ventilación no invasiva o, como última opción, la intubación). De esta forma demostraron tener una mortalidad inferior comparada con el resto de las provincias en la región, comenta este especialista, después de haber hecho un análisis permanente de los avances científicos hasta ahora reportados en la literatura.
Acostar a los pacientes boca abajo puede salvar vidas
Ante la falta de oxígeno, una forma de aumentar su generación es haciendo uso de la antigua técnica no invasiva de mover el diafragma, colocando al paciente boca abajo y con la cabeza de lado para mejorar la respiración. A esto médicamente se le denomina pronación Al respecto, el internista explica que el pulmón tiene unas áreas que son más ventiladas que otras y el cambio de posición permite que éstas varíen y mejore la oxigenación reduciendo el trabajo respiratorio y mejorando el acople del corazón.
No obstante, esta alternativa solo debe ser realizada por expertos.
La evidencia científica reciente indica que los pacientes pronados de manera correcta tienen mejoría en su oxigenación y el 50% de ellos logra que su alivio se mantenga, evitando la intubación. Botero aclara que esto no es para todos los pacientes y hay unas contraindicaciones médicas que deben ser revisadas con lupa antes de hacer uso de esta técnica, pues usarla en algunos pacientes puede incluso aumentar su riesgo de morir.
Dexametasona, el medicamento que disminuye la mortalidad en la Covid-19
Mucho se ha hablado de la “tormenta de citoquinas”, una de las causas de muerte en pacientes con el SARS-CoV-2. Las citoquinas son unas proteínas que se encargan de luchar contra el virus y contra cualquier infección. Gracias a su liberación, el virus puede ser bloqueado y eliminado, dando oportunidad al organismo para que venza la Covid-19 sin mayor complicación. Sin embargo, en casos particulares la intensa liberación de éstas puede actuar como enemiga.
Esta es la llamada “tormenta de citoquinas”: cuando se hace presente, en lugar de proteger, ataca al propio cuerpo y provoca inflamación en órganos como el hígado, riñones y, específicamente en el pulmón puede generar acumulación de líquido que dificulta la capacidad respiratoria. Es por esto que muchas personas han recurrido a medicarse con la hoy famosa dexametasona, una medicina (esteroideo) comúnmente usada para desinflamar y reducir la respuesta inmunitaria que puede causar daño hacía sí mismo.
Científicos de la Universidad de Oxford confirmaron los beneficios del medicamento en el manejo de casos de alta gravedad de la Covid-19. Después del ensayo realizado en 2.000 pacientes que recibieron dexametasona, frente a 4.000 que no la recibieron, se encontró que en las personas con necesidad de oxígeno suplementario o ventilación mecánica del primer grupo se redujo su riesgo de muerte entre 28% y 40%, comparado con aquellos que estaban en el grupo de tratamiento habitual.
Después de esto, las ventas del esteroide, que oscila en Colombia entre los 3.000 y 25.000 pesos y tiene venta restringida bajo fórmula médica, se incrementaron de manera exponencial. El llamado del doctor Botero es a hacer un uso adecuado del fármaco, pues no tiene el mismo efecto en todos los pacientes.
Como lo comunica la Organización Mundial de la Salud (OMS), este no se debe tomar para prevenir la Covid-19 ni tratar síntomas ligeros, pues “el fármaco resulta beneficioso para pacientes graves y críticos, no para enfermos con síntomas leves”. A esto el doctor Botero agrega que los pacientes que sufren Covid-19 se benefician de la dexametasona solo si están requiriendo oxígeno.
“La clave de la medicina es la prevención. Nuestro deber es promover el aislamiento y uso de elementos de protección hasta que contemos con vacunas efectivas y la clave del éxito en los pacientes con Covid-19 es optimizar y dar tratamiento oportuno a la hipoxemia”, finaliza el internista.
*Nombre cambiado por solicitud de la fuente.