Acompañe un “cof, cof” con un estornudo y un carraspeo leve en la garganta, en público. ¿Cuál cree que será la reacción de las personas que se encuentran a su alrededor? Seguramente podrían pensar que se trata de un caso de Covid-19, ajustarán rápidamente su tapabocas y se retirarán de allí. Pero ahora piense, ¿qué reacción hubiera tenido usted frente a una persona con estos síntomas hace uno o dos años atrás? Esta es la “nueva realidad” con la que la humanidad está aprendiendo a convivir y que es producto del SarsCov-2, una enfermedad infecciosa que puso en evidencia un problema histórico de salud pública del que no todos conocen: las zoonosis.
Tal vez le resulte familiar escuchar acerca de enfermedades como dengue, ébola, chikunguña, AH1N1, también conocida como la gripa porcina que le dio la vuelta al mundo entre 2009 y 2010, salmonelosis y cisticercosis. Lo curioso es que todas, además de ser provocadas por virus, bacterias, parásitos u hongos, también se transmiten entre los animales y las personas en doble vía.
Las enfermedades zoonóticas se transmiten entre los animales y las personas por contacto directo o a través de los alimentos, el agua y el medio ambiente.
En ese sentido y considerando que la carne de cerdo es el producto cárnico que más se consume a nivel mundial, según el Centro para la Seguridad Alimentaria y Salud Pública de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), desde el 2018 investigadores de los departamentos de Microbiología, Nutrición, Medicina Preventiva y Social de la Pontificia Universidad Javeriana y del Programa Voluntariado Javeriano del Centro Pastoral San Francisco Javier (CPSFJ), vienen trabajando en el diseño e implementación de una estrategia educativa para la prevención de la transmisión de enfermedades zoonóticas relacionadas con prácticas porcícolas en el municipio de Restrepo, en el Valle del Cauca, Colombia.

En el municipio de Restrepo, las principales actividades económicas son la producción agrícola, pecuaria (cerdos, aves y vacas) y forestal.
Una estrategia basada en el diálogo con las comunidades
A propósito de los riesgos que genera para la salud pública la transmisión de enfermedades zoonóticas y el surgimiento de nuevas patologías cuyo origen animal, en muchas ocasiones, es difícil de determinar, desde el año 2000 entidades como la Organización Mundial de la Salud, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) trabajan en el concepto de Una sola salud. Se trata de una iniciativa global que promueve el diseño de programas, estrategias y políticas de gobierno que abordan las preocupaciones mundiales alrededor de la salud humana, animal y ambiental.
Además de tener en cuenta este enfoque, el equipo interdisciplinar javeriano también tomó como insumo cinco momentos formativos del Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI)*, con el fin de desarrollar su estrategia educativa en el marco de acciones que le apunten a “Una sola salud”.
El inicio de esta estrategia educativa consistió en conocer el contexto de las comunidades, sus hábitos personales, familiares y laborales a través de la aplicación de encuestas a 152 personas en 53 granjas. Esto les permitió a los investigadores identificar que a pesar de que los pobladores dicen que lavan sus manos después de estar en contacto con los animales o que se quitan sus uniformes de trabajo al llegar a casa, no lo hacen con regularidad.
Esta fase también mostró que para el caso de las granjas traspatio, en las que los habitantes del hogar conviven estrechamente con los animales, se evidenciaron prácticas como caminar descalzo, alimentar a los cerdos con desechos de las mesas familiares y tener contacto con los afluentes hídricos a los que suelen caer desechos porcícolas, entre ellos las heces de los cerdos, comportamientos que aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas como la salmonelosis (causada por Salmonella spp.) o la cisticercosis (parásito, comúnmente llamado solitaria), tanto en las personas como en los animales.
“Algunos pobladores no tenían claro qué son las enfermedades zoonóticas y los riesgos que tienen al trabajar con cerdos, sin adoptar buenas prácticas de manejo. Nuestro reto fue, desde una óptica interdisciplinar, educar sobre transformaciones positivas en sus prácticas con los animales y no imponer cambios de conducta”, describe Francisco Palencia, profesor del Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Universidad Javeriana, quien junto con las profesoras Adriana del Pilar Pulido y Rubiela Castañeda, lideraron una revisión de la literatura científica del tema, desarrollada con el apoyo de estudiantes de décimo semestre de su misma facultad.

El inadecuado manejo de residuos de las granjas no tecnificadas e informales, puede ser fuente potencial de contaminación ambiental y de transmisión de enfermedades zoonóticas.
Posteriormente, los investigadores y estudiantes del Semillero de Enfermedades Infecciosas Veterinarias y Zoonosis de la Universidad Javeriana y con base en la trayectoria del CPSFJ, implementaron talleres experienciales con los pobladores, en los que les entregaron afiches sobre las diferentes enfermedades zoonóticas que se pueden transmitir mediante el contacto con los animales; les llevaron parásitos reales como Taenia solium, que mide cerca de cuatro metros, y Ascaris suum, para que las personas los observaran con estereoscopios (dispositivo parecido al microscopio) y generaran experiencias prácticas de apropiación social del conocimiento.
También aplicaron juegos tipo “concéntrese” para que la comunidad identificara parejas de virus, parásitos y bacterias, y la “lotería”, con la que identificaron Buenas Prácticas Porcícolas (BPP); además se les capacitó sobre la importancia de la implementación de las buenas prácticas para la manipulación de alimentos a través de la cocción de un plato típico de la zona: el lomo relleno “Restrepeño”, y finalmente, realizaron una sesión sobre el manejo y aprovechamiento de residuos orgánicos para la producción de compost para las granjas.
“Al diseñar estos talleres tuvimos que cambiar el léxico con la comunidad, porque nosotros no podíamos llegar allí y hablar con los términos científicos y técnicos que usamos en la Universidad. Fue un cambio de chip, de entender que la ciencia se le debe presentar a las personas de forma amigable”, reflexiona Adriana Pulido Villamarín, profesora del Departamento de Microbiología de la Universidad Javeriana, producto del trabajo colaborativo entre lo investigativo y las comunidades.
El buen manejo de residuos asegura la salud ambiental, la salud animal y la salud humana, es decir, una sola salud.
Así, producto de esta reflexión y con la experiencia de los pobladores de Restrepo durante la implementación de los talleres, los académicos javerianos construyeron un plan de acción con los habitantes de la región a través del desarrollo de la cartilla Prevención de las enfermedades zoonóticas relacionadas con la producción porcícola. Por una buena salud humana, animal y ambiental. Se trata de una guía ilustrada que recoge, a manera de cómic, las normas de seguridad y salud en el trabajo que deben tener en cuenta las comunidades para evitar la propagación de enfermedades zoonóticas, las buenas prácticas para la administración de sus granjas y consejos para evitar la adquisición de Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA). Algunas de las recomendaciones que aparecen allí son:
- Usar guantes durante el contacto con animales
- Lavar frecuente sus manos
- Revisar periódicamente el estado de salud de los cerdos en compañía de un veterinario
- Comprar los alimentos en lugares confiables
- Evitar la manipulación de los alimentos en caso de tener gripa
- Lavar con agua hervida las frutas y verduras, entre otros
Descargue aquí la cartilla.
Debido al periodo de confinamiento y actual aislamiento preventivo decretado por el Gobierno Nacional, el grupo de investigación se prepara para retomar sus actividades en campo en 2021 con el fin de continuar con la quinta y última fase de la estrategia educativa: la evaluación, en la que esperan hacerle seguimiento a la apropiación de los conocimientos ofrecidos a la comunidad durante los talleres y socializar el resultado final de la cartilla impresa con las familias de la zona, la alcaldía de Restrepo, la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria y el Hospital San José, entidades aliadas que colaboraron en el desarrollo del proyecto.

Cuidar la salud de los animales es cuidar también la salud de los humanos.
*Metodología ignaciana:
La metodología se enfocó en conocer el contexto de la población del municipio de Restrepo, luego desarrollar talleres prácticos y experienciales con las comunidades asociados con sus hábitos en las granjas, en especial sobre su contacto con los cerdos y las enfermedades zoonóticas; posteriormente tener periodos de reflexión producto del contacto con los investigadores; la formulación de acciones conjuntas para mejorar sus prácticas porcícolas diarias y finalmente, un proceso de evaluación del proyecto.