Durante las últimas semanas, las conversaciones de la opinión pública han girado en torno a la actual crisis de los medios de comunicación y la aparente claudicación del periodismo a expensas de los intereses de los grandes emporios económicos del país.
La oleada de críticas que ha golpeado fuertemente la decisión de la revista Semana de expulsar y recontratar a Daniel Coronell, su columnista y periodista de cabecera, en menos de un mes debido a su columna ‘La explicación pendiente’, en la que cuestiona la diligencia del medio por no publicar las evidencias obtenidas sobre posibles ejecuciones extrajudiciales, o los serios cuestionamientos sobre la decisión que tomó uno de los diarios más prestigiosos del mundo, The New York Times, de no publicar caricaturas políticas para no afectar la sensibilidad de las comunidades, son algunos ejemplos que han alertado seriamente a académicos, profesionales en comunicación, jóvenes estudiantes y la misma ciudadanía sobre el estado actual de la libertad de prensa.
Pesquisa Javeriana conversó con Maryluz Vallejo Mejía, doctora en Ciencias de la Información, profesora del Departamento de Comunicación y directora de la nueva Maestría en Periodismo Científico de la Pontificia Universidad Javeriana, sobre la crisis que viven los medios de comunicación masiva, los cambios contemporáneos del periodismo y la diversificación de la agenda mediática con el fin de entender, desde una mirada crítica, el devenir de esta profesión.
Pesquisa Javeriana: ¿Existe una crisis mediática en este momento? ¿En qué consiste?
Sí existe. Sería necio negarlo, pero el periodismo en particular ha vivido en crisis permanentemente. Conozco la tradición periodística en Colombia y siempre ha habido periodos de crisis por problemas económicos, de censura, violencia, amenazas de distintos actores, legales e ilegales, pero son cíclicas, van cambiando de naturaleza: la crisis de este tiempo tiene que ver más con el colapso de modelo de negocio y con la autocensura, porque medios y periodistas se ven obligados a cuidar intereses económicos.
¿Cuál es el papel de la academia en este contexto de crisis?
MV: Es reiterado el ataque a las facultades de Comunicación porque, supuestamente, no estamos formando periodistas capaces de desenvolverse en los medios, pero resulta muy cómodo para algunos directores de medios echarle el agua sucia a la academia cuando también es responsabilidad de las empresas acompañar y orientar a los periodistas recién egresados. Por ello es tan importante que en las redacciones existan editores experimentados que continúen esa labor de formación, pero, como son costosos, están escaseando.
Entonces, ¿esta es una crisis de medios de comunicación o del oficio del periodismo?
MV: De todo un poco porque, con la irrupción de las nuevas tecnologías, cambió el escenario mediático por completo. Ahora las audiencias se empoderaron de la información y los periodistas no son los mediadores imprescindibles entre las fuentes y los públicos. Ahora, con las redes sociales, empezó a circular información de manera irresponsable porque proviene muchas veces de prejuicios, odios e intereses particulares, y es ahí cuando se necesita un periodismo crítico que filtre, periodistas con criterio para que puedan seleccionar, verificar y contrastar la información más cercana a la verdad.
En ese sentido, ¿cuál es el desafío que tiene los periodistas con esta crisis? ¿Cómo lo pueden asumir?
MV: La academia tiene el desafío de formar periodistas más hábiles y con mayor dominio de las herramientas digitales para moverse en un ecosistema cambiante, pero también capaces de desmentir la desinformación que inunda las redes sociales. Vemos la necesidad de recuperar el rol original del periodista, como un intelectual y humanista que ejerce el periodismo con sensibilidad social, comprensión amplia de la realidad y capacidad de ejercer el contrapoder. En un país como el nuestro se necesitan periodistas que persigan a los corruptos, señalen las injusticias y se pongan en el lugar de las víctimas asumiendo su responsabilidad como servidores públicos: eso es lo que los diferencia de muchos que se hacen llamar “periodistas ciudadanos”. Y no pueden dejar de ser contadores de historias capaces de experimentar con distintos lenguajes y formatos con los que puedan llegarles a públicos amplios.
¿La crisis también puede deberse a los contenidos banales de las agendas mediáticas? ¿Qué necesitan las audiencias?
MV: Claro, el gran problema hoy en día es la credibilidad de los medios. Por eso hay que recuperar a las audiencias, que están endiosando a las redes sociales y a los falsos gurús, youtubers, influencers, esos que tienen blogs de dietas milagrosas o dan consejos sobre cómo superar la “tusa” o la depresión y están causando mucho daño. Los medios tenemos que ganarnos la confianza perdida y atraer a esas audiencias con información más cifrada en la razón que en la emoción.
¿Cómo recuperarlas? ¿Alguna estrategia?
MV: Hay que volver al periodismo de calidad, al periodismo clásico que se hace hoy con todos los recursos técnicos, con toda la pirotecnia, pero sin perder el sentido ético. Por eso, como escuela decana en la enseñanza del periodismo en el país, con 70 años de experiencia, en la Javeriana creemos que es un momento clave para estudiar periodismo y especializarse en un campo como el científico. Queremos formar profesionales que sepan contar historias sobre salud, ambiente, ciencia y tecnología, y que puedan incidir en el debate sobre políticas públicas que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos. De paso, se podrán diversificar las agendas de los medios tanto digitales como tradicionales.
¿Por qué usar el apellido “ciencia” en el periodismo?
MV: Como Facultad de Comunicación y Lenguaje, con la Maestría en Periodismo Científico reivindicamos el apellido ‘científico’ porque queremos que temas como la responsabilidad con el planeta, la sostenibilidad alimentaria y los hallazgos tecnológicos se pueden instalar en la agenda de los medios y en la agenda pública. Queremos que estos temas estén en la conversación del día a día, que la gente sea más exigente y activa en la reclamación de sus derechos, como el derecho a la salud, al aire y al agua descontaminados, por ejemplo. Queremos mostrar las hazañas de los científicos con el mismo despliegue que se muestran las de los deportistas.
También nos interesa hacer seguimiento a leyes que se han debatido en el Congreso, como la de la prohibición del asbesto, el etiquetado de los alimentos altos en azúcares, la prohibición del plástico de un solo uso o el acceso a los medicamentos genéricos para saber si los medios fallaron en ese cubrimiento y si contribuyeron a enriquecer el debate público con evidencias científicas.
¿Y qué hay de las audiencias rurales? ¿Las que no tienen acceso a los medios, a este conocimiento?
MV: La cobertura es un tema bien complejo que nos lleva a pensar en la promoción de emprendimientos periodísticos en las regiones, no solo en las grandes capitales. Hay que explorar nichos de audiencia en las poblaciones más olvidadas del país y saberles llegar con información que contribuya a mejorar su calidad de vida.
Colombia tiene una tradición muy grande en cubrimiento del conflicto, pero, ¿estamos en un escenario en el que es posible cambiar de foco, del cubrimiento de temas de conflicto y posconflicto, a nuevos temas o nuevas agendas?
MV: Los temas del medio ambiente están en el corazón del debate público. Muchos ambientalistas dicen que hay que empezar a hacer la paz con el ambiente al mismo tiempo que con los actores armados, sin embargo, es un tema atravesado por todos los conflictos y por problemas como la deforestación de los bosques y la minería ilegal, además de debates como el uso del glifosato para combatir los cultivos ilícitos y la tecnología del fracking para la explotación de hidrocarburos donde se contraponen visiones desarrollistas y proteccionistas. En este sentido, la agenda del periodismo científico todo el tiempo se está cruzando con el periodismo judicial, el político, el económico y hasta el cultural, porque al final se trata de aportar a la formación de una cultura científica ciudadana, tan precaria en nuestro medio.
Con esto en mente, ¿para dónde va el periodismo?
MV: Hay que diversificar los contenidos, analizar los comportamientos de las audiencias y sus consumos, no seguir el juego de darles lo que creemos que ellas necesitan: farándula, deporte y escándalos, o entregarnos a la dictadura del clic y del algoritmo. La crisis en que está sumido el periodismo nos lleva a reinventarnos, a ser muy creativos, y en la Javeriana encontramos una salida en el periodismo científico.
Como decía Carl Sagan, “vivimos en una sociedad exquisitamente dependiente de la ciencia y la tecnología, en la cual difícilmente alguien sabe algo de ciencia y tecnología”, y esa es nuestra misión: servir de enlace entre las fuentes y los públicos para ofrecer una información útil y amena, basada en el conocimiento científico.
1 comentario
Felicito a Maryluz Vallejo Mejía, por entender tan extraordinariamente bien nuestro querido país, y encontrar acciones para llevar a cabo en una crisis.