La ciencia está presente en lo cotidiano, nos permite entender fenómenos y gran parte del funcionamiento del mundo; por eso, aunque esto supone un contexto que cambia de manera permanente, cada vez es más necesario comprender y proponer soluciones basadas en la generación de conocimiento científico desde diferentes disciplinas.
Precisamente este contexto es el que busca reconocer el premio Ada Byron a la mujer en ciencia y tecnología, nombrado así en honor a la primera mujer que programó en la historia. Este galardón se concede anualmente a mujeres que trabajan en el campo de la ciencia y tecnología; profesionales que se inspiran en mujeres que llevan siglos aportando conocimiento a la sociedad desde distintas áreas.
Este año, María Clara Betancourt, profesora de la Facultad de Creación y Hábitat en la Universidad Javeriana de Cali, celebra este reconocimiento a más de una década de contribuciones notables al ámbito académico y cerca de 14 años dedicados a la investigación universitaria. Ha logrado fusionar la arquitectura, el diseño y la ingeniería para crear soluciones sostenibles e innovadoras en el campo del hábitat, abordando los retos contemporáneos con enfoques integrados que priorizan la sustentabilidad y la innovación.
En un principio, María Clara iba a ser arquitecta de por vida, siguiendo el camino convencional de la profesión; sin embargo, el destino la llevó a otros campos del conocimiento, específicamente en la ingeniería y el diseño.
“No me identificaba plenamente como arquitecta ni como ingeniera; mi desarrollo profesional me llevó hacia nuevos horizontes de conocimiento, donde pude explorar y producir en áreas que inicialmente no estaban dentro de mi formación. Esto me permitió fusionar elementos de arquitectura, ciencia y tecnología, que se entrelazan de manera significativa con mi experiencia personal”, recuerda ella.
El origen de su trayectoria como investigadora se remonta a su curiosidad por el funcionamiento interno de las cosas. María Clara menciona que desde temprana edad, le intrigaba entender los mecanismos detrás de los objetos cotidianos.
Su camino académico se afianzó cuando decidió hacer un doctorado en arquitectura y urbanismo, con un enfoque marcado hacia la tecnología, la eficiencia energética y el desarrollo de software. En ese punto de su carrera profesional encontró la intersección entre la arquitectura y la ingeniería.
“La sorpresa y la alegría que experimenté al recibir este premio después de tanto tiempo dedicado a la docencia y la investigación, sin buscar reconocimiento, fue un momento revelador. No perseguía una meta específica con mi producción y labor, sino que simplemente seguía mi pasión. No se trató de un logro específico, sino más bien de la acumulación de esos pequeños logros diarios que, al sumarse, crean un impacto significativo”, comenta Betancourt.
Los retos de investigar en Colombia siendo mujer
Para la investigadora el país supone diferentes retos en materia de investigación en esta área. El primer obstáculo está en abrirse paso en un campo dominado por hombres.
“En mi caso, siendo arquitecta en un ámbito STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática) predominantemente masculino, el desafío inicial fue ganar reconocimiento y ser tomada en serio. Este proceso puede ser complicado y a menudo implica enfrentar escepticismos y cuestionamientos, sobre todo para lograr que te vean como un igual; esto lleva tiempo y esfuerzo”, menciona Betancourt .
Otro aspecto crucial es ganar la confianza y el apoyo del entorno laboral, donde existe una desigualdad de oportunidades y promoción en comparación con los colegas masculinos. La credibilidad no se construye de la noche a la mañana, para María Clara se gana con el tiempo, a través de la consistencia y la calidad del trabajo. Es fundamental que la institución donde se está trabajando valore las contribuciones y continúe respaldando las investigaciones y propuestas realizadas por las mujeres científicas.
María Clara considera que obtener financiación externa para las investigaciones es otro desafío importante; afirma que “las universidades y otras instituciones educativas suelen tener recursos limitados para investigación, lo que significa que debes competir por fondos adicionales en concursos públicos o privados, esto muchas veces requiere de habilidades de presentación sólidas y la capacidad de destacarte entre otros proyectos y competidores. Por eso mi invitación para las investigadoras es fortalecer estas habilidades.”
Actualmente la investigación en ciencia y tecnología está en auge; para la investigadora las carreras relacionadas con la tecnología y áreas emergentes son el futuro, dado que el mundo se encuentra en constante movimiento todas las nuevas ideas e innovaciones que estén vinculadas con la ciencia y la tecnología tendrán gran acogida.
Por esta razón, María Clara quiere que su labor aliente a aquellas investigadoras que están considerando estos caminos a no tener miedo y lanzarse. “Las oportunidades están ahí, esperando ser aprovechadas por quienes se aventuren en el mundo de la ciencia y la tecnología. Cuando las investigadoras combinan la creatividad con la ciencia y la tecnología hay grandes resultados, y no son solo en las ciencias duras, sino en todos los tipos de ciencia”.
Representando a las mujeres y las niñas en la ciencia
Lo que más le emociona del premio a María Clara es poder representar a las mujeres en el ámbito de la ciencia. “Cuando me preguntan sobre el premio, siempre digo que no es solo mío, sino de todas. Esta vez me ha tocado a mí, pero lo más hermoso de todo es saber que represento a un amplio colectivo de mujeres”, comenta.
La arquitecta aspira ver más y más niñas y mujeres incursionando en la investigación y las invita a ser resilientes: “En este camino, se encontrarán con numerosos obstáculos. Sin embargo, quiero transmitirles que estos premios no son recibidos únicamente por el trabajo individual de una persona, detrás de cada premio y reconocimiento, hay un equipo de personas, instituciones y mentores que han colaborado, guiado y apoyado,” cuenta.
Para ella es fundamental rodearse de personas que apoyen en cada paso del camino y que las jóvenes investigadoras no desistan ante los tropiezos.
“Este premio, es un ejemplo de que, aunque las circunstancias puedan ser difíciles y las puertas puedan cerrarse, siempre habrá nuevas oportunidades que traen consigo grandes reconocimientos. A pesar de que muchas áreas de la investigación puedan ser desafiantes y típicamente dominadas por hombres, la recompensa está garantizada para aquellas que perseveran y trabajan con dedicación. Por eso, insto a todas las jóvenes investigadoras a no desfallecer, ya que, al final del día, el esfuerzo serio y consciente siempre será recompensado” finaliza.